El pasado 20 de octubre de 2012, sábado, Arín Dodó nos fuimos a Vigo al II Festival Polipoético. Dijeron que se hacía por el aniversario de la muerte de Jack Kerouac.
Como ese hombre siempre estuvo «En el Camino», nosotros hicimos lo mismo.
Nos montamos en el coche a las 9 de la mañana dispuestos a tragarnos 590 km para media hora de actuación a las 12 de la noche.
Nos ofrecieron ser cabeza de cartel… y como a esos «lujos» no estamos muy acostumbrados, no nos lo pensamos dos veces.
Fue un viaje entretenido, comentando, entre otras muchas cosas, la actuación de la noche anterior en Madrid, en La Bagatela, e intentando limar los defectos que vimos en ella.
Eso son los riesgos de la improvisación libre y de hacer “no” música en estado anárquico sin melodías y armonías premeditadas (si las hay es debido al “azar objetivo”), siempre hay una incertidumbre, nunca está todo controlado; pero eso es lo que nos motiva… además, las actuaciones son únicas, irrepetibles.
Esta vez nos tocó ir a Ruvenigue (didgeridoo, clarinete, voz, percusión), Mike «Creosota» (ordenador), Álvaro Ramos (guitarra) y J.G. Entonado (voz, armónica, trompeta y “cacharritos”).
La formación de Arín Dodó no siempre es la misma; Ruvenigue y yo siempre repetimos, pero los demás van cambiando (otras veces hemos ido con el Sr. Drosdov – flautas diversas y saxo-, Quique Cremol -tabla india-, Mai Maillo – cuencos tibetanos, gongs- y Manuel Fermín-violín y efectos).
Llegamos a Vigo a eso de las 4 de la tarde y ya nos estaba esperando «Gigante» Marcos, el organizador del encuentro (bastante bueno por cierto, nos vinimos con muy buenas impresiones, tanto desde el punto de vista artístico como del humano… así que, si se puede, habrá que repetir el año que viene) y nos dijo que a las 5 de la tarde fuéramos a probar sonido.
Hasta en la prueba de sonido disfrutamos porque estuvimos improvisando. Nos dio por tocar algo de blues, género que tenemos un poco abandonado.
Yo personalmente no lo tocaba desde hacía varios años, y sentó muy bien, el blues siempre recarga las pilas… es que las neuronas después de tanta experimentación tienden a «aflojarse» un poco, y agarrarte de vez en cuando a un género conocido y con estructuras reconocibles hace que alcances el equilibrio.
Mike “Creosota” tenía problemas con su ordenador; siempre se «atascan» cuando más los necesitas, pero pudo solucionarse pronto y eso nos dio la tranquilidad necesaria para configurar el vídeo que teníamos que proyectar.
Ese era el mayor de los problemas, porque el resto del equipo es prácticamente acústico y no depende de ningún programa informático… así que nos fuimos al hostal a darnos un buen baño caliente y después a tomar unas cervezas. Nada especial.
La mitología que rodea generalmente a los músicos no aparece ni por asomo en los alrededores del Sr. Arín Dodó; de hecho a él le gusta decir que encuentra la inspiración haciendo actividades vulgares y no remuneradas, como por ejemplo, limpiar el retrete de su casa.
Y así llegó la hora del concierto, eran ya las 12 y media de la noche, cogí el micrófono y dije esto: “Buenas noches, somos un conjunto de procesadores de ideas autónomos y autosuficientes liberados de condicionantes económicos y sociales y venimos a presentar un manifiesto que desvelará un misterio que actualmente hay por estos lugares: ¿Quién es Arín Dodó?”…
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