Céfalo Zero: tres voces, una fuerza y un mismo latido rockero
La inspiración es un motor esencial para cualquier artista, pero incluso los más grandes enfrentan momentos de vacío creativo. ¿Qué os motiva a seguir adelante y a encontrar esa chispa cuando parece que todo se apaga?
A pesar de llevar 10 años desde su creación, esta banda la integramos personas que han pasado por diferentes proyectos musicales anteriores. Llevamos haciendo música desde nuestra adolescencia, y es innegable que después de tantos años y tantas vicisitudes lo que nos motiva es estar en el local y tocar. Somos pocos los que en cuanto hacemos sonar una melodía poderosa fruncimos el ceño y nos miramos con una alegría instantánea.
Tras estos años, la chispa se sostiene gracias a la amistad que hemos construido como banda y el amor por lo que hacemos. Si un día se apaga la inspiración, queda esa amistad para sostener el vacío y repensar las ideas.
Todo gran viaje comienza con un primer paso, y en la música, ese primer concierto siempre es especial. Queremos conocer esa primera vez que subisteis al escenario y cómo marcó el rumbo de vuestra carrera.
La primera vez que subimos a un escenario como Céfalo Zero fue en 2017 gracias al festival Festaroig de Blanes. No fue nuestro primer bolo a nivel individual, pero sí como proyecto común en un estilo musical que aún no habíamos trabajado.
En la actualidad todos los integrantes vivimos en Barcelona, pero somos oriundos de Blanes y Palafolls, por lo que fue una suerte estar rodeado de los nuestros. Esto facilitó la transición de los nervios al disfrute. Nos dejó muy buen sabor de boca. Evidentemente ese primer concierto es necesario para cualquier banda, primero para tener una motivación que te permita seguir adelante, y segundo para aprender de todo lo que has hecho mal, que suelen ser muchas cosas.
Incluso los músicos más apasionados necesitan un respiro. ¿Cómo desconectáis de los acordes y los micrófonos cuando buscáis recargar energías?
En una banda amateur como la nuestra, el tiempo destinado a los ensayos y la composición es limitado. Los tres tenemos las típicas responsabilidades del adulto común, y eso es realmente lo que nos consume la energía. Nosotros desconectamos del sistema cuando estamos entre acordes y micrófonos, respiramos cuando hacemos música y somos tremendamente privilegiados por poder hacerlo. Eso es lo que nos recarga la energía perdida en el trabajo, las prisas y la precariedad…
Los escenarios están llenos de momentos mágicos, pero también de anécdotas inesperadas. Seguro que tenéis alguna historia inolvidable que se haya quedado grabada en vuestra memoria (y en la del público).
Cada concierto tiene su momento anecdótico. En repetidas ocasiones la batería no queda bien anclada, y en un concierto Aleix empezó a perder elementos con el paso de las canciones. Nos girábamos para mirar qué podíamos sostener mientras se desmantelaba. Hasta hace un año ensayábamos y componíamos directamente para los conciertos, con lo que muchas veces no sabíamos qué nombre tenía la siguiente canción del repertorio. Alizia paraba el concierto y nos preguntaba “¿Cuál era esta?”, y procedíamos a tararearla.
Pero sin duda alucinamos la primera vez que se gestó un pogo en uno de nuestros conciertos. Ver a la gente vibrando de esa manera con tus canciones es mágico. De hecho, al acabar el repertorio, la gente empezó a gritar ¡Otra! Y no teníamos más…
Dicen que cada artista deja un pedazo de sí mismo en su obra. ¿Cómo influye vuestra experiencia de vida en lo que transmitís a través de vuestra música?
Por suerte y por desgracia, somos bastante conscientes de que vivimos en un sistema donde las expresiones artísticas no son valoradas tanto como deberían.
Los tres trabajamos la mayor parte de nuestro tiempo, sufrimos el abuso de los alquileres y nos abaten las noticias del día a día. Las letras de nuestras canciones son gritos, quejas y denuncias. Mas allá del mensaje intentamos que la música suene como una patada en la cara para despertar al oyente de malas maneras.
Ha sido un placer descubrir más sobre vuestra trayectoria y la forma en la que vivís la música. Antes de cerrar, ¿hay algo más que os gustaría compartir con vuestros seguidores y con los lectores de LaCarne Magazine?
Agradecer infinitamente a LaCarne Magazine por interesarse por nuestro proyecto, nos ha hecho muchísima ilusión. Céfalo Zero es una banda que no persigue ninguna meta más que hacer la música que nos gusta hacer. Es por ello por lo que cada muestra de cariño que recibimos en los conciertos o en nuestras redes es un inmenso regalo para nosotros.
Muchísimas gracias por leernos.
MAS INFORMACIÓN SOBRE CEFALO ZERO: Instagram, YouTube, Facebook, Spotify.