Improvisación libre en «La Salchichería» de Salamanca
A principios de noviembre de 2015 me invitaron a participar en el primer festival de improvisación libre, organizado en un Centro Cultural llamado “La Salchichería”, ubicado en el corazón del Barrio del Oeste de Salamanca.
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Posee un bar, salas de exposiciones, una sala de usos múltiples, y un singular espacio para la música en directo. Ofrece la posibilidad de acoger eventos destinados a la promoción de la cultura, entendida en sentido amplio y en sus más diversas manifestaciones.
Es un sitio muy interesante, dirigido por personas muy inquietas que entienden la cultura de una forma diferente a como se entiende en los estamentos oficiales. Por no mucho dinero han creado un festival de categoría, donde participan artistas de muy buen nivel y donde el principal protagonista es la música improvisada que se va a presentar en distintas formaciones, sin estar esta música supeditada a otros condicionantes, tanto económicos como sociales.
No se mira principalmente el público que va a ir (que no es muy numeroso), o el consumo y el beneficio económico que va a haber, lo que principalmente importa es la calidad musical y la música que se va a presentar ahí, generando una escucha que en otros festivales más multitudinarios no existe. Esto último es muy de agradecer para el músico, porque sales muy motivado y das lo máximo de ti mismo al apreciarse que lo que más importa es el proyecto que vas a presentar, y no otras cosas extramusicales que lo que hacen es adulterar el concierto y desviar la atención del público.
Al fin y al cabo, a un músico (o al menos yo lo veo así), lo que más le importa es que aprecien su obra y la escuchen (porque si no, es como si esa obra no existiera, o no tuviera vida), y no que le den importancia a otros aspectos que no tienen nada que ver con el ámbito artístico y musical. Eso es uno de los aspectos que más me gustan de este mundillo de la improvisación libre, que los que nos dedicamos a esto somos una especie de “obreros de la improvisación”, y no una pandilla de “estrellitas” que desvían la atención de lo importante (la música) con chorraditas varias.
Pues bien, allí nos presentamos José San Martín, veterano batería y reputado músico de sesión que proviene del mundo del jazz; Gregorio Kazaroff, improvisador libre nato de una cultura musical apabullante, electrónico y manipulador de cintas de cassette; Diushi Keri, saxofonista con el que grabé hace un tiempo el disco Degeneración progresiva (http://modisti.com/14/arin-dodo-degeneracion-progresiva/); y yo mismo, que llevaba la guitarra, la trompeta y la voz para la ocasión.
El concierto, en mi opinión, fue sublime. Acabé con tal excitación, que tuve que darme un baño de agua hirviendo antes de acostarme para asegurarme que la adrenalina me bajaba y podría dormir un rato (eso suele pasarme después de un buen concierto, y ese lo fue).
Hubo un rato que parecía que había entrado en trance, los sonidos que provenían de mis tres compañeros me envolvían y yo no podía responder de otra manera más que con mi silencio. Un momento así no se paga con nada. Ver los vídeos no es lo mismo que experimentarlo en vivo, pero algo es algo.
Atentamente, J.G. Entonado & Arín Dodó (www.arintonadodo.com)