Internet ha cambiado radicalmente el consumo de música, y actualmente existe la posibilidad de escuchar música gratis tanto en el ordenador como en el teléfono.
«El usuario descarga muchos discos que no se hubiera comprado en la vida, y descubre en muchos de ellos grupos o canciones que de verdad le apasionan», dicen los expertos.
Año 2000. Empieza a sonar Napster. Poco tiempo antes rebobinábamos cintas de casetes con un boli o cargábamos con pesados discman. Con la llegada del siglo aprendemos un nuevo vocabulario formado por palabras como eMule, Ares o MP3. Se trata del P2P (peer to peer) y funciona con usuarios que comparten su música con otros a través de programas conectados a la red.
Empieza a sonar la descarga de música, usamos Winamp y alguno se atreve con Nero Burning ROM. Sin duda, la revolución de internet marca un cambio para los consumidores de música, pero ¿a qué precio? El 7 de octubre de 2008 otra revolución sacude internet y el sector musical: Spotify. La empresa sueca aprovechó el momento, y actualmente cuenta con 60 millones de usuarios activos, marcando tendencia con la música en streaming.
Su trayectoria en busca de un modelo de negocio sostenible hizo que muchos usuarios buscasen alternativas completamente gratuitas para escuchar música, aunque la publicidad fue la mejor salida que encontró Spotify para satisfacer a todos los perfiles de usuarios.
Actualmente existe la posibilidad de escuchar música gratis tanto en el ordenador como en el teléfono, con ciertas restricciones algo más flexibles que hace unos años, cuando limitaron los minutos de música de los usuarios con una cuenta gratuita.
¿Cómo han notado la evolución del consumo de música en esta empresa? Según el director de Spotify España, David Gayoso, en 15 años ha cambiado 180 grados. Reconoce el antes y el después marcado por Spotify en el panorama musical, aunque la plataforma nació hace tan solo siete años: «Ahora los usuarios tienen la posibilidad de acceder a un catálogo enorme de 30 millones de canciones donde y cuando quieran».
Las limitaciones tecnológicas de principios de siglo XXI hacían esto impensable, y es que «la música en streaming ha supuesto una revolución», declara.
Pero esta plataforma de música no solo ha sumado en lo que a la oferta de canales se refiere. Con internet, «el usuario ahora no solo escucha música de manera pasiva», asegura Gayoso. La tendencia de la web 2.0 ha repercutido en la concepción de web tradicional, también en herramientas del tipo Spotify, donde además de escuchar música puedes recomendar o compartir tus canciones favoritas en redes sociales, seguir a artistas o crear listas colaborativas con otros.
No obstante, lo más importante, según el director de Spotify España, «es que nada es excluyente», ya que al mismo tiempo que escuchamos música en Spotify, podemos comprarnos un CD o incluso un vinilo. Entre las tendencias destacadas por Javier Gayoso están la integración de la música en los automóviles, los nuevos mercados emergentes donde aterrizar y seguir innovando para continuar ofreciendo el mejor servicio, un requisito fundamental en un entorno que cambia rápidamente como es internet.
Desde el punto de vista de los consumidores, las posibilidades se han multiplicado exponencialmente, pero ¿qué ocurre con autores y discográficas? Según Gayoso, internet y la tecnología son fundamentales para los autores: «Es una gran vía para darse a conocer y ha supuesto una nueva manera de interactuar con los fans».
Pero también reconoce los problemas o inconvenientes que traen los cambios: «Es evidente que todo va a un ritmo muy rápido y todos los actores que formamos parte de la industria de la música tenemos que adaptarnos y entender el ecosistema». Por ello, en Spotify han visto necesario explicar su modelo de negocio y lo que pueden hacer por los artistas con una web específica creada para ellos: www.spotifyartists.com
Internet: oportunidad y riesgo
Sin duda, una de las polémicas entre usuarios y artistas es la legislación sobre el consumo cultural en internet.
Lejos de la percepción de «sobreprotección» que se pueda tener, Jesús Acevedo, abogado especializado en TIC de Legitec, habla de derechos. «Cualquiera que sea el titular de los derechos de explotación de las obras musicales tiene a su disposición las herramientas necesarias para proteger sus obras, al igual que los consumidores disponen de multitud de herramientas no solo para acceder a las mismas, sino también para compartir dichas obras».
Acevedo también explica que en el sector internet se ve como una oportunidad y, por otro lado, como un riesgo: «Lo que un artista no se puede permitir es compartir una obra para darse a conocer y una vez que esa obra es conocida, intentar ponerle límites». Un consejo importante para los artistas es «proteger su obra desde el origen», lo que supone una inversión de tiempo y dinero.
Aunque los informes oficiales del Observatorio de Piratería y Hábitos de Consumo hablan de cifras de descargas «alarmantes», Jesús Acevedo se muestra en desacuerdo, porque «suelen recoger muchas falacias y exageraciones que no son realmente constatables».
Un ejemplo, según este experto, es la relación entre descargas y compra de discos.
«El usuario descarga muchos discos que no se hubiera comprado en la vida, y descubre en muchos de ellos grupos o canciones que de verdad le apasionan y terminan comprando el disco original».
Aunque la llegada de plataformas como Spotify han avanzado en este sentido, y muchas personas están dispuestas a pagar por tener un catálogo considerable de discos por un precio asequible al mes, el problema es «la avaricia de la industria y de los propios artistas, que empiezan a retirar sus discos de estas plataformas porque piden más dinero a Spotify o porque crean su propia plataforma exclusiva», comenta.
Es el caso de Tidal, una nueva plataforma de música en streaming creada por artistas como Jay Z, Madonna, Rihanna, Beyoncé o Alicia Keys, para presentar una alternativa a Spotify.
El mayor valor de esta nueva herramienta es poder escuchar música con una mayor calidad. Aunque ofrecen 30 días de prueba, las dos versiones de uso de Tidal son de pago: una versión Premium con calidad normal de sonido (9,99 euros al mes) y una versión HiFi con alta calidad de sonido (19,99 euros al mes).
En la plataforma creada por artistas ya consagrados encontramos 25 millones de canciones sin anuncios, vídeos musicales, identificador de melodías (como Sound Hound o Shazam), gestor de redes sociales y listas de reproducción.
Apariciones de este tipo demuestran que el mercado sigue en continua evolución y que «seguirán apareciendo nuevas herramientas que faciliten el consumo de música», como afirma Jesús Acevedo.
Esta entrada se publicó primero aquí por ALICIA IBARRA / SANDRA DE LA PEÑA