José Paniagua y La Juntucha

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juntuchaJosé Paniagua, orígenes del festival de rock independiente La Juntucha

Entrevista a José Paniagua, fundador del festival de rock independiente La Juntucha, que se lleva realizando hace 11 años y el concurso de bandas emergentes “chiti juntuchas” en La Paz, Bolivia.

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¿Quién es José Paniagua?
Yo soy José, amante del rock nacional. Me fascina mucho la música, pese a que no soy músico. Soy una persona normal, tranquila, me fascina hacer cosas nuevas, me fascina innovar, ver cosas del exterior, traerlas acá y ponerle un punto a lo nacional. Soy productor audiovisual, técnico en medios, especializado en audio.

Actualmente me dedico a eso, tengo 7 años de experiencia haciendo videos para bandas de Argentina, Perú, Ecuador, que es la base más a menos del apoyo para hacer el festival. Estoy casado hace 22 años y tengo un hijo de 18 años.

¿Cómo nació el Festival de La Juntucha?
Bueno, nosotros cuando éramos chicos, teníamos 14 o 15 años, había un concierto que se llamaba “RockBol” en el colegio Franco Boliviano, organizado por alguien de la radio Stereo 97. Ahí tocaron las bandas que hasta el día de hoy las sigues escuchando como Alcoholika, Octavia, Loukass, Llegas, todas las bandas tuvieron su inicio ahí.

Entonces nosotros vimos que esto era una plataforma para las bandas, para que se vuelvan conocidas. El año 2005, en el barrio de Alto Obrajes, con un grupo de amigos, (éramos como 11, la idea era mía pero fuimos varios los que iniciamos el festival) decidimos hacer una tocada, invitamos a algunos grupos que teníamos cerca del barrio, algunos nos prestaron el backline, todo prestado y se hizo en una cancha pequeña en donde éramos más organizadores que gente, ya que había cero propaganda.

Al siguiente año fuimos menos los organizadores porque vieron que tenían que gastar plata y no iban a recuperar. El siguiente año quisimos hacerlo cobrando pero no se dio, así que lo hicimos gratis y así varios se fueron saliendo y yo fui madurando la idea.

Empecé poniendo 2 escenarios, innovar otras cosas más, empecé a preocuparme por el sonido de acuerdo a las posibilidades del momento. Fue dándose hasta el año que hicimos en el Stadium Obrero,  ahí si se cobró, estaba con otros socios más y ese año dije “aquí murieron las sociedades y murió el cobro, no me gusta”. O sea, si quieres impulsar algo y lo haces de corazón, no necesitas ganar.

Creo que con mi trabajo y el trabajo de mi esposa podemos mantenernos. Y si podemos apoyar y ponerle el hombro a nuestra sociedad, lo hacemos. Através de las Chiti Juntuchas tenemos el apoyo para ponerle un colchón al festival. Los años que no hacemos las “Chiti” buscamos financiamiento del exterior, amigos que se han ido de acá de Bolivia a otros países, y nosotros con mi esposa vamos guardando dinero mensualmente. Recibimos ayuda de la Alcaldía y el Ministerio, que no es mucho pero sirve. La idea es “hacer algo”, no es sólo hablar, molestar, quejarse y pedir pero nunca dar nada, yo veo un montón de cosas así.

juntucha ¿Cuánto tiempo de tu vida le das al festival?
Empiezo en enero y termino 2 días después que termina el festival, son como 11 meses. Y por día media jornada, ya que trabajo en mi propia casa. A veces me quedo en internet viendo qué otras cosas nuevas se pueden implementar en el festival, obviamente de acuerdo a las posibilidades con las que se cuentan.

¿Qué te reconforta de hacer este evento?
Es la sensación que uno tiene de estar apoyando, de estar haciendo algo. Tú ves en la calle, la gente sale a hacer marchas, bloqueos, paros, huelgas, todo, “piden algo”. ¿Ves que den algo? Sí, trabajamos, pero no pagan tampoco sus impuestos, los comerciantes no quieren pagar sus impuestos, no dan, pero sí piden.

El festival de La Juntucha sí paga impuestos. Y lo que nos reconforta es apoyar a la gente que necesita. Es increíble ver a un músico que se sube al escenario nervioso, y sale de ahí sonriendo y me dice: “¡Hermano muchas gracias!”, eso es algo que nos reconforta increíblemente.

¿Cuál es tu opinión de las bandas que ves rotando constantemente en el medio?
Algo que yo le digo a las bandas es que hay que trabajar para la gente, porque el público es el que te va a hacer grande. Tal vez 500 personas no es mucho, pero es significativo. Lo que nosotros queremos es que las bandas crezcan mucho más, que se vuelvan “Leyendas”, que la gente hable, cante, que coreen sus temas.

Y las bandas que participan en el festival  ¿Eso lo tienen claro?
Hemos trabajado con la Chiti Juntucha, no desde la primera vez, sino desde la 3ra, y esta 4ta Chiti Juntucha en esa parte, le estamos explicando a los músicos qué es lo que se tiene que hacer, qué no, tips que hemos sacado de diferentes lugares del mundo, de productores que nos han dado en lo que las bandas nacionales cometen errores, y hemos visto que bandas de la anterior versión de la Chiti sí lo están haciendo.

Hemos visto que de estar estáticos en escenario, ya se mueven, conversan con el público y algo que nosotros les decimos siempre: “Hagan una canción para el público, lo demás, es de ustedes”. Siempre tienes que darle algo a alguien para que ese alguien te dé algo, entonces qué mejor que eso. Y sí, la actitud está cambiando poco a poco.

¿Qué opinas de las bandas que se arman sólo para participar del concurso de la “Chiti Juntucha”, no te molesta?
No porque estamos abriendo espacio, y si tú tienes competencia te esfuerzas más. Si yo voy a una tocada y escucho a una banda que suena muy bien, hacen 25 covers y sólo 3 canciones propias, pero suenan increíblemente bien, yo digo “estos tipos son muy capos”, me pongo nervioso ¿y qué hago? Para la próxima les exijo más a mis compañeros porque quiero sonar bien, y el músico se da cuenta cuando una banda suena mejor que otra y te rajas. No te conformas. No hay que conformarse.

¿Qué te ha dado de positivo y negativo hacer “La Juntucha”?
De positivo me ha dado el hecho de conocer mucha gente de Bolivia y otros países. Me ha dado la satisfacción, la posibilidad de ampliar mi mente hacia otras cosas y no cerrarme. Antes no escuchaba otro género que no sea Death metal. “La Juntucha” me ha abierto el cerebro: “Escucha todo y aprende”.

Lo negativo, enemistades, hay gente que no me quiere no sé porqué, debe ser mi carácter, peleas con mi mujer después de una tocada que termina a las 3 de la mañana, a veces llegas a las 5, a veces ni llegas. Hay muchas cosas negativas pero generalmente no me gusta decirlas. Hay que rescatar lo positivo.

juntucha¿Qué cosas aún no se han logrado en “La Juntucha”?
Lo que no he podido hacer hasta el momento es poner un escenario Pro en infraestructura, para dar una mejor experiencia a las bandas y al público que va. Ya hemos internacionalizado, hemos tenido al cantante, instrumentista y productor argentino Goy Karamelo Ogalde, hemos tenido banda del Perú, hemos mandando bandas al Perú, a la Argentina, este año vamos a volver a hacerlo. Son cosas que no publicamos mucho en Facebook, porque lo que nos interesa es que la gente se entere de lo bien que lo están haciendo nuestras bandas. Nosotros somos el mediador nada más. Sólo queremos apoyar.

¿La esencia de “La Juntucha” sería el apoyo?
Sí, siempre ha sido apoyar, difundir, retransmitir, comunicar, ése es el principio de La Juntucha. Tenemos muchos planes para seguir mejorando y ampliando el festival a todo el territorio nacional. Y la gente de otros países se tienen que enterar que en Bolivia hay excelentes músicos, grandes composiciones que les van a gustar.

Dijiste que tenías problemas de carácter ¿cuál es tu carácter?
Soy medio jodido, tal vez porque me criaron mis abuelos. Ellos eran bien rectos. Mi abuelo, la puntualidad, y mi abuela, que si dices que vas a hacer algo, lo tienes que hacer. Y con eso creo que a veces la gente que trabaja conmigo se enoja y después se van. Hay productores que parece que les molesta que haga algo gratis, se van a la base de que todo músico tiene que ser pagado, lo entiendo y estoy muy de acuerdo, pero tienen que empezar por algo y ese algo somos nosotros.

¿Habría algo que cambiarías en toda tu trayectoria haciendo el festival?
Hubiera querido tener desde el comienzo las bases que tengo ahora. Si desde un principio hubiera tenido un proyecto elaborado como lo tengo ahora, si hubiera tenido una idea clara, si hubiéramos podido darle a los patrocinadores la idea que tenemos en este momento, yo creo que hubiera sido diferente. Lo que pasa es que nosotros hemos nacido huérfanos, y hemos estado 7, 8 años así.

Después de eso, gente que fue viendo el festival, que lo fue estudiando, por ejemplo abogados o de otros campos, vinieron y nos dijeron “los apoyamos”, y ellos nos empezaron a ayudar con la parte legal, con la parte del proyecto, con marketing, ellos nos abrieron la visión hacia otro lado. De ahí nosotros empezamos a explorar otros rumbos. Pero a estas alturas ya hubiéramos sido un festival mucho mayor.

¿Cuántas personas son de la organización hoy?
Somos 16 personas, entre colaboradores, staff, etc.

¿Ellos reciben dinero o están también por apoyar al medio local?
Ellos están por apoyar también. A veces en las “Chiti Juntuchas” podemos dar algo porque eso se autofinancia, pero en el Festival no.

No es fácil mantenerse tantos años en un proyecto, ¿Cómo has hecho para no desanimarte en el camino?
Ahí está el apoyo de mi mujer, por ejemplo. Es la socia número 1 de La Juntucha. Hay un montón de veces en las cuales he dicho “ya no quiero, no quiero hacer”, y viene mi mujer y me deja una semana en eso, y luego viene y me dice “vamos a hacer esto para La Juntucha y listo, ya me cambia la idea, ya sabe. O si no, viene mi hijo, y estoy viendo que él sea la próxima persona que organice La Juntucha, ya tengo a alguien por lo menos para dejarle esto, ahondar el camino para otras generaciones, para otros estilos de música, no sólo rock.

También hay amigos que vienen y me dicen que siga, por ejemplo Silvio o Manuel, que es el sonidista y está haciendo sonido los 2 días (éste año serán 3). Imagínate, y no cobra un peso. Silvio nos ayuda con el backline, se sube al escenario le ayuda a desarmar a una banda o a la otra. Son personas que te siguen impulsando para que lo sigas haciendo. Es difícil pero hay que seguir.

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