Desde hacía ya bastante tiempo (años se podría decir), los más fans estaban esperando un disco de Korn con el que la banda volviera a recuperar todo el tiempo perdido. ¡Finalmente, ese disco llegó! The Serenity of Suffering se titula el más reciente disco de esta alocada y explosiva banda de Rock, que reventó estadios enteros con temas como I did my time y Y’all Want A Single.
Después del fracaso que supuso “Untouchables”, su anterior trabajo, la agrupación cayó en un punto en el que empezó a perder fans, algo que como todos saben no es buena señal para nadie. Por eso, desde ese mismo instante, Korn decidió buscar un camino, una dirección para lograr salir del enorme bache en el que habían caído.
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A pesar de esto, hay que reconocer que Korn nunca ha dejado de tener éxito. Y eso lo demuestran los más de 10 discos con que cuentan, algunos de los cuales han ganados premios Billboard.
Pero a pesar de eso, Korn tuvo una época oscura, en la que la afluencia de fans a los conciertos disminuyó, y el trabajo experimental con el Dubstep, y otros sonidos característicos de la música electrónica, no ayudó a un renacimiento de los mismos. En mi opinión, creo que esto se vio agravado por la salida del guitarrista Brian Welch de la banda.
Por eso, a partir del 2014, Korn poco a poco recuperó su supremacía y reclutaron un nuevo guitarrista, pero su música no evidenciaba el imperecedero interés. Por eso, creo que con la salida al mercado de “The Serenity of Suffering”, Korn tiene en sus manos el sonido ideal para argumentar el revuelo causado por la reunión con su antiguo guitarrista Welch.
Reseña de Korn – The Serenity of Suffering
De manera general, en este disco podemos escuchar la diversidad de riffs, una consolidada melodía y un rendimiento de primer nivel de Jonathan Davis, la voz maestra detrás de todos los temas. Aparte de esto, el disco suena fresco con sonidos que me recuerdan a la etapa del 2000 de la banda.
El disco abre con Insane y Rotting in Vain, temas que elevan el estereotipo de Korn a su máxima potencia. Presencia de un potente bajo, heavy riffs y una tonelada de inquietud de Jonathan Davis, así como el asunto de retornar a los orígenes de la banda, caracterizan los mismos.
Le sigue Black is the Soul, un tema mayormente lento y rítmico, en el que se puede apreciar a Jonathan Davis entonando sobre un melodioso teclado y una guitarra que se ejecuta por una línea de bajo. Vale destacar aquí la parte rápida del tema, justo en el medio del mismo.
A medida que avanzamos en el disco, podemos escuchar una marcada influencia de “Untouchables”, presente en la multiplicidad de los temas, así como el atronador sonido de la melodía.
Algo que llama la atención es el uso que se le da al borde agresivo, algo que hacía muchos años no se usaba por ninguna banda. Esto se hace evidente en la voz de Jonathan Davis, que incluye canto, gritos y un toque de gruñidos guturales (la mayoría de las veces en capas superpuestas).
Otra característica son los riffs, los más poderosos y potentes que han usado desde hace muchísimo tiempo. Esto, conjugado con los coros que te enganchan a la primera, le dan un sentido de melodía destacado, haciendo de este disco toda una explosión cañera.
Temas como Die Yet Another Night muestra la faceta más experimental de Korn, algo que siempre ha caracterizado la sonoridad de la banda. A pesar de eso, se deleitan de un buen equilibrio entre innovación y coherencia.
Take Me es un excelente ejemplo de la torcedura y potencia metalera de los riffs. Además de poseer un estribillo funesto y oscuro, que recuerda a las viejas costumbres.
A Different World constituye para mí el mejor tema del disco, pues para esta ocasión Korn reclutó nada menos que a Corey Taylor (vocalista de Slipknot y Stone Sour), y a la vez es uno de los temas más heavy que han hecho en bastante tiempo.
Conclusiones
No cabe duda de que estamos ante uno de los mejores discos de la banda en 20 años de carrera, en donde sus miembros han sabido hacer un recuento de su carrera, y escogieron las partes con las cuales trabajar mejor, combinándolo con nuevas ideas y sonidos frescos. El resultado es “The Serenity of Suffering”, con un sonido bastante fresco, actual y renovado.
Como siempre te digo, si no te has hecho de una copia de este disco, corre entonces y consíguela. Créeme, no te vas a arrepentir.
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