Notas de paso – XXXI Festival Ibérico de Música de Badajoz

A punto está de iniciarse, cuando escribo estas notas, el XXXI Festival Ibérico de Música de Badajoz. Treinta años ininterrumpidos de un Festival que posa fundamentalmente su interés en la música clásica, aun cuando hace incursiones en el mundo del jazz y otras disciplinas artísticas, pero su fundamento es la música clásica, plasmada en recitales, música de cámara y grandes conciertos con orquesta, como el que arranca esta nueva edición: en versión de concierto, semi representada, la Zarzuela “Luisa Fernanda”, del Maestro Moreno Torroba.

En total, una docena de espectáculos, distribuidos  en muy diversos espacios escénicos pacenses, que abarcan fechas del 23 de mayo al 15 de Junio. Festival hispano-luso. Ahí está la característica que lo distingue.

Con sana envidia se contempla desde Cáceres esta iniciativa, que se afianza en el tiempo y tiene visos de muy largo futuro. Lo organiza la Sociedad Filarmónica de Badajoz, pero tiene detrás a la Junta de Extremadura, su Ayuntamiento y la Fundación Caja Badajoz.

Todos aunando esfuerzos porque, además, el presupuesto contemplado no es excesivo: 42.000 euros, pero un año más se pone en pie la apuesta por dotar a Extremadura de un certamen artístico musical en el que son partícipes un buen número de artistas y entidades extremeñas.

Escribo lo de sana envidia porque antes de que naciera este Festival, ya con la friolera de treinta y tres años, se dejó atrás el primer Otoño Musical Cacereño, que con inusitado empuje emprendió la Diputación de Cáceres.

Era una apuesta fuerte que soñó con formar parte de los grandes Festivales Internacionales. Siguió unos cuantos años, fue cambiado de fechas, disgregándose poco a poco y desapareciendo. No hubo voluntad de mantenerlo porque para ello se necesita un espíritu fuerte, inquebrantable, de convicciones y aquí no se está para eso, y bien sabido es que lo que natura no da, Salamanca no presta.

Por eso, las iniciativas felices se desinflan pronto y pocas cosas nacen para durar. Lo de aducir crisis, recortes y otras excusas no vale. Hay actividades que se mantienen pese a todo. Querer es poder. Como este Festival Ibérico de Música de Badajoz.

No todo, sin embargo, es negativo por estos lares. La Diputación cacereña retomó hace un año algunas de las buenas propuestas para la provincia,  como es la Primavera Lírica, que con mayor fuerza vuelve este año. Un ciclo musical que se extenderá hasta el 15 de junio, y llevará a diez municipios cacereños el género lírico.

También es  una buena noticia. Las iniciativas válidas no deben estar expuestas a los cambios de gobierno. Debe mantenerse lo que es positivo, no importa de quién sea la idea. Es lo único que vale para hacer nación. Y es que se han ido perdiendo tantas cosas buenas por el camino…

Para la ciudad querríamos no eventos esporádicos, sino bien planificados, pensados y con continuidad en el tiempo porque son los que hacen público. Y la música clásica está necesitada de un público joven y entusiasta, y de no ser así no lo tendrá nunca.

En este aspecto sestea la ciudad de Cáceres, muy mermada en su apuesta musical por lo clásico si con su hermana Badajoz se compara. Nos haría falta un gran Festival pero… no hay voluntad.

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