El mundo de la música puede ser en ocasiones tan injusto e ingrato como el de la política, y no solo por aquello de la poca sesera del personal, empeñado en negar categóricamente que un artista pueda ofrecer a lo largo de su carrera trabajos mejores o menos exigentes, o incluso alejados del mundo comercial. Existen quienes jamás perdonan un fracaso (no me refiero solo a los críticos musicales), y en ellos no hay marcha atrás posible ni lugar para el perdón o una nueva oportunidad.
A principios del pasado mes de Noviembre, uno de los mayores artistas de la música Pop-Rock de los últimos 30 años, Phil Collins, quien, sin duda junto al vanidoso McCartney y al desaparecido Michael Jackson, es uno de los tres artistas que ha vendido más de 100 millones de discos por todo el Mundo, anunció su vuelta a los estudios tras aquel disco de versiones Going Back (2011), en el cual Collins reversionó temas clásicos del estilo R&B y soul característico del sello Motown.
Problemas físicos, emocionales, de salud incluso, le obligaron a abandonar la industria musical. Recuperado ahora de sus problemas y con las baterías más cargadas que nunca anuncia su regreso, disco nuevo y gira, lo que debería significar para los amantes de la música una noticia cuanto menos alentadora.
Sin embargo existe mucho cachondo suelto, e inculto musical naturalmente, y a modo de cierta guasa se ha erigido una plataforma en contra del regreso de quien ha aportado para la historia canciones a la altura de “Easy Lover” o “In the air tonight” (curiosamente dos elegidas al azar por el menda que cuentan con unos excelentes breaks de batería).
Algunos nunca perdonarán al bueno de Felipe Colinas (perdonen el cariñoso apelativo que ya saben que me encanta) que se encargara de la banda sonora de Tarzán, y que encima ganara un Oscar por aquello. Es curioso pero me vienen a la cabeza acciones parecidas a esta plataforma creada en contra de su regreso, en donde siempre se trata de ridiculizar al genio de Hounslow.
En un capítulo de South Park no sale muy bien parado el genial baterista y cantante, en el que acaba abucheado y manteado por todo el pueblo con su estatuílla del Oscar introducido en salva sea la parte. Otro momento, algo más inocente, sucede cuando en un episodio de Los Simpsons, Bart se lamenta estallando en lágrimas tras una lesión que le impedirá tocar la batería de esta guisa:”Era un gran batería y ahora no soy nadie…. igual que Phil Collins”.
Quien suscribe suele tomarse las cosas con humor, y cuando uno es una estrella mundial, está claro que viene incluído en la nómina encajar este tipo de coñas como lo que son, una burda excusa para echarnos unas risas. Pero habría cuanto menos que exigir un poco de jodido respeto cuando se trata de una estrella mundial de tan alto calibre. Qué quieren que les diga, que sí, que hay muchos temas de Phil Collins que también me parecen una puta mierda, pero eso no significa que no albergue canciones estupendas en muchos de sus discos. Nadie se libra de canciones más o menos desafortunadas… ni siquiera Los 4 de Liverpool pueden presumir de ellos, y en solitario mejor no mentar al vanidoso McCartney ni a mi añorado Lennon (35 años ya sin él… SNIFF).
Como baterista, entenderán que artistas como el protagonista de hoy, gozen de toda mi simpatía. Ya es harto difícil y complicado dominar un instrumento que requiere habilidad y coordinación y llegar a formar parte de un gran grupo, como para encima no conformarse con ello y querer ir más allá. Siempe he apreciado en Phil Collins esa habilidad para utilizar breaks de batería que a simple vista parecen sencillos pero que alcazan la belleza de la rotundidad. Tanto en sus interpretaciones como con los músicos que ha trabajado. En sus actuaciones en solitario, a la hora de interpretar un solo de batería, en muchas ocasiones ha ofrecido interpretaciones a dúo muy interesantes con originales contratiempos en lugar de dedicarse a hacer simplemente ruido mostrando su técnica.
La anteriormente mencionada “Easy Lover”, que compuso y produjo para Philip Bailey, y que ambos convirtieron en éxito en majestuoso dúo, es una obra de arte que serviría sin duda para la formación de un baterista novel. Si existe un tema en el que un buen batería muestra sus habilidades y el sentido de tan peculiar instrumento, sin duda éste estaría entre los primeros.
Destacaría sin duda su buen hacer para las versiones, consiguiendo un gran resultado en el “You Can’t Hurry Love” de The Supremes o en el “True Colors” de Cyndi Lauper.
Desde esta carnicería le damos la bienvenida sin duda al cantante-baterista con la batería cargada, en todos los sentidos, e incluso les adelantamos que sazonaremos su nuevos disco con acierto para ofrecerles a nuestros clientes una crítica en cuanto caiga entre nuestros cuchillos. Lo dicho, humor el que quieran, pero no dejen por ello de perderse a uno de los grandes.
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