
Propicios Días, la banda de metal más incómoda (y necesaria) de León
La escena musical local es el corazón de cualquier movimiento artístico, y siempre tiene sus peculiaridades, fortalezas y desafíos. ¿Cómo veis la escena musical en vuestra área? ¿Hay algo que cambiaríais o destacaríais?
Nosotros somos de los alrededores de la ciudad de León, que sigue siendo una capital de provincia pequeña. En estos momentos creemos que en la escena musical de nuestra zona hay numerosas bandas con mucho talento y creatividad. Por tradición, el punk-rock siempre ha sido el estilo más demandado, y hubo siempre gran cantidad de bandas. Sin embargo, en los últimos años están creciendo otros grupos de estilos diferentes, como puede ser el nuestro.
Cada vez hay más gente con ganas de tocar y montar una banda. Hoy en día hay conciertos a los que puedes asistir en cualquier fin de semana. Y siempre encuentras música en directo tanto un viernes como un sábado, al menos en nuestra zona. Nosotros nos consideramos unos privilegiados al vivir en León.
En los últimos meses, con la publicación de nuestro EP “Algún Quebranto Ciudadano, Me Caes Mal” hemos tocado en varias salas. El problema que pasa en muchos lugares es que no en todas las ciudades donde queríamos tocar disponen de salas de concierto o lugares interesados en nuestro estilo musical. Aquí en León tenemos la gran suerte de tener espacios donde tocar en directo, independientemente del estilo musical. Esto no pasa en otros lugares donde directamente al escuchar todo lo relacionado con música metal lo rechazan, o directamente no hay ningún lugar donde poder tocar.
Los conciertos son una fuente inagotable de anécdotas, y a veces lo inesperado puede convertirse en lo más memorable de la noche. ¿Qué es lo más raro que os ha pasado durante un concierto?
Habla Isma (guitarra y voz). Bueno, raro no, peculiar… Allá va: Nos invitaron a tocar cuando estaba con otra banda (Doktor Hez, ya extinta) a un pueblo llamado Nistal, junto con otra banda local que tampoco sigue (Sulfato pal Coco). Nos invitaban a cenar, nos ponían P.A., monitores, microfonía, etc. Y nosotros encantados. Cuando llegamos, vimos que el escenario eran 2 remolques de tractor enormes y que aquello se movía que parecía que iba a echar a rodar en cualquier momento.
La baterista estaba al borde del remolque por la parte de detrás. Y más de una vez estuvo a punto de caerse, el cantante saltaba y todo se movía, la P.A. se balanceaba, y los otros dos miembros quietos como clavos, pero nosotros seguíamos tocando, pensando: pues si me muero, que sea aquí y ahora. La gente se lo pasó bien y nosotros también. Para no olvidarlo nunca.
Luego está la noche que fui a ver el Circo del Sol y acabé pidiendo una cerveza con Zapatero, y no sé cómo acabé en el local de Andrés Calamaro con una caja de botellas de Rioja (Esa es otra historia, pero también tiene que ver con los espectáculos en directo) JAJAJAJAJA.

Dedicarse a la música no siempre es un camino evidente desde el principio. Para muchos, hay un momento clave que lo cambia todo y les hace tomar esa decisión. ¿Hay algún momento de vuestra vida en el que supisteis que queríais dedicaros a la música?
Nosotros somos, como se suele decir ya, bastante veteranos, y hemos pasado por una gran cantidad de bandas a lo largo de estos años. En el caso de nuestro bajista Pichón, por ejemplo, es el mayor de los tres, pero empezó más tarde en el mundo de la música. Fue a raíz de su divorcio cuando decidió apuntarse en una escuela de música con sus tres hijos, y la música fue su terapia.
Por el contrario, Iván el batería de la banda, comenzó a tocar la guitarra desde los 17 años, gracias a un compañero de instituto que estudiaba solfeo y tocaba el teclado. Después formó parte de varias bandas de diferentes estilos, pero no fue hasta los 30 años donde decidió cambiar de instrumento. La peor decisión que pudo hacer (jajaja…).
Isma toca la guitarra desde chaval, pero nunca le gustó el virtuosismo. El tocar con bandas de metal, rock, punk incluso funk con amigos donde vivía (Madrid) fue siempre un hobby divertido y una alternativa a salir, beber, el rollo de siempre …(ya tu sabes, mi amol) que imperaba en los 90 y principios de los 2000, todo invadido por bakalas y alternativos. Los locales de ensayo eran los verdaderos templos del metal.
El equipamiento y los montajes del escenario son una parte esencial de los conciertos, pero también el origen de historias curiosas e incluso caóticas. ¿Hay alguna anécdota graciosa relacionada con el equipamiento o el montaje del escenario?
Iván: Hay anécdota que precisamente la recordé hace poco tiempo viendo un vídeo parecido en redes sociales, relacionada con el montaje de la batería. El vídeo era un guitarrista desmontando pieza a pieza un pie de jirafa de una batería. Eso mismo me paso a mí cuando un amigo que toca la guitarra clásica vino a un concierto y después del mismo se puso a recoger todos los platos de la batería uno a uno, y no tengo pocos, y desarmó las piezas de todos los herrajes de la batería. Al final aquello parecía un puzzle. Si eres batería y tienes herrajes diferentes, puedes entender que puede resultar catastrófico adivinar después que tornillos era de uno o de otro herraje.
Isma: Más allá de que siempre se me engancha el pelo en algún rincón de cada escenario de los que hemos tocado, nada reseñable. Ah, las hostias que me doy en la boca o en la cara con el micro cada vez que me giro también son dignas de ver… No sería la primera vez que el pie de micro se va al suelo. Yo lo llamo efectos especiales por el estruendo del golpe, y pasa en cada bolo. Lo dicho, no os lo podéis perder…
Vuestra área tiene una gran personalidad musical, y seguro que hay lugares especiales para disfrutar de la música en directo que merecen ser destacados. ¿Qué lugares recomiendas para disfrutar de música en directo en los alrededores?
Como comentamos anteriormente, en León existen varias salas en las que poder tocar en directo. Nosotros hemos actuado varias veces en la sala Black Bourbon en León capital y en La Xana del Torío, en el Pedrún de Torío, donde siempre nos han dado la oportunidad desde nuestros comienzos y nos han apoyado desde el principio. Son lugares donde apuestan por bandas emergentes y con un trato extraordinario.
También hay otras salas como El Gran Café, Babylon, Studio 54 o Espacio Vías, donde aún no hemos tenido la oportunidad de poder actuar, bien porque hay que pagar por ello porque son salas de alquiler, bien porque no encajamos en su “estilo“, vamos, lo que decíamos anteriormente. Si no eres guay, no tocas en mi garito, forastero…
Gracias por compartir con nosotros estas historias y reflexiones. Antes de terminar, nos encantaría saber si tenéis algún mensaje final que queréis enviar a vuestros seguidores o a los lectores de LaCarne Magazine.
Nos gustaría comentar a todos los seguidores y no seguidores que sin público no hay música en directo. Apoyar la escena local, ir a ver conciertos en directo, hablad con los músicos, comprad material (CD´s, camisetas, pegatinas, lo que sea), y sobre todo, compartid de manera física o por redes esa música que habéis pillado, conseguido, descargado, pirateado… ¡da igual! Compartidla y exhibid ese merchan precioso que hacemos las bandas para vosotros. Lo importante es pasarlo bien y disfrutar en cada concierto, y que los que vengáis, lo paséis como mínimo igual de bien que nosotros.
Dile a tu jefe lo que se merece: Me Caes Mal.
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