Sorority Noise, un estilo único e irrepetible

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Sorority Noise y su disco «You’re Not as _____ You Think»

En una entrevista publicada recientemente, (ver ahora) Mick Harvey cuestiona a su excompañero en The Bad Seed, Nick Cave, y a la grabación de su disco Skeleton Tree (2016), proceso que ocurrió casi semanas después de la muerte del hijo de Cave en terribles circunstancias: “Yo no entiendo del todo por qué lo hizo. Para mí es demasiado raro hacer un objeto artístico con los materiales de la tragedia, algo promocional en definitiva, pero no es mi hijo el que murió ni soy yo el artista que estaba grabando un disco cuando ocurrió la tragedia.”

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El año 2016 fue un año oscuro en la escena musical. La muerte fue el denominador común: David Bowie, Prince, Leonard Cohen, George Michael y un enigmático etcétera.

El disco de la banda Sorority Noise, You’re Not as _____ You Think (2017) empieza con la canción “No Halo”, introduciendo furiosamente el tema principal del disco, la muerte del mejor amigo del vocalista Cameron Boucher, con estas palabras: “Esta última semana apenas dormí ocho horas”.

¿Acaso no son estas dos líneas perfectas para resumir la larga pesadilla despierta que todos sufrimos el año 2016 con la desaparición en serio de músicos largamente queridos? Sin embargo, estas líneas inauguran lo que será una decena de canciones que no decaen en ningún momento en la expresión de la furia por la muerte de nuestros seres más queridos, de nuestros mejores amigos, muertos por causa de la heroína, en el caso de Cameron Boucher.

Al igual que Nick Cave con su hijo en Skeleton Tree, Sufjan Stevens con su madre en Carrie and Lowell (2015) y Mount Eerie con su esposa en A Crow Looks at Me (2017), en este disco Boucher se enfrenta con esa imposibilidad de hacer algo, lo que sea, para sobrellevar la muerte y el vacío que le sigue.

Poner a Sorority Noise al lado de figuras ya tan prestigiosas como Nick Cave y Sujfan Stevens no es un gesto gratuito. El disco You’re Not as _____ You Think es una obra en potencia pura y casi perfectamente armado. Sólido en su manejo del género Emo, PostHardcore, Punk, y con alguno que otro minuto de un necesario EmoScream, nada menos que a través de un grito inarticulado que cierra un par de canciones.

La relación entre el género musical que se pretende poner en escena en este disco de Sorority Noise y el tema abordado es de una correspondencia notable.

La escena Emo tuvo su momento de esplendor que se desvaneció en el recuerdo de una corriente de hiperafectación emocional, que hizo que se asociara este estilo expresivo con el desborde de la adolescencia y, a veces, se lo tuviera por menos, sí, hay que decirlo.

Años después, rescatando toda esta influencia, Sorority Noise rescata esta tradición, pero llevándola más allá, pues, inevitablemente, las letras hiperconfesionales y extremadamente íntimas del proceso de duelo de Boucher, el vocalista de la banda, se intercalan entre sonidos típicamente heredados de la tradición Emo/Hardcore (“No Halo”, “A Portrait Of”, “Dissapeared”, “Where are you” y “Leave the Fan On”) con otros temas casi minimalistas (“First Letter from St. Sean”, “A Better Sun”, “Car”, “Second Letter from St. Sean”) en los que, contrariamente a los momentos más Emo Scream, dejan escuchar una límpida interpretación vocal de Boucher a punto de quebrar en llanto.

Todo esto sin perder el hilo narrativo musical. Repitámoslo entonces. Este contraste entre la furia de los riffs heredados de la tradición Emo, Hardcore y Punk con momentos tristes y minimalistas, hacen que este disco de Sorority Noise logre trascender más allá de la sombra de la música Emo para devenir en un estilo único e irrepetible. Por todo esto, este disco es uno de los imprescindibles del año 2017. Pocas veces uno se encuentra con piezas tan plenas de, citando una de las obras maestras de Andrés Calamaro, honestidad tan brutal.

sorority noise El disco de Sorority Noise termina con “New Room” una balada folkie grabada en baja definición. Las últimas palabras dicen: “Y yo, yo esperaré hasta que no seas tan grandioso para mí/no es justo”. Volviendo a la pregunta inicial sobre porqué hacer de una tragedia un objeto hecho para ser “promocionado” (las respuestas de muchos críticos musicales a este disco fueron elogiosas y, claro, esto no pudo ser posible más que por un esmerado programa de marketing por parte de la banda y su equipo), la respuesta es bastante difícil.

Para los que podemos tener la oportunidad de escuchar este “material” de Sorority Noise, la respuesta es la de encontrarse ante algo asombroso, totalmente único y, probablemente, irrepetible en la historia de esta banda aún muy joven. Quién sabe. Tal vez una respuesta provenga de la historia del arte, del concepto base, según el escritor Severo Sarduy, de la existencia de la estética barroca: el horror vacui o miedo al vacío, miedo que llevaría al ser humano a crear nuevas formas sobre las cuales sobrevivir, y mediante las cuales poder hacer frente a este vacío horroroso que, en este caso, es la muerte de quienes más amamos.

La pregunta queda flotando en el aire.  Como diría el difunto Leonard Cohen en la canción “Chelsea Hotel N.2”: “…somos feos pero tenemos a la música”.

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