¿Qué es el Temple Diablo?
Se preguntarán por qué este sector se llama “Temple Diablo”, no? Pues bien, cuando era changuito inocente, libre del mundo, antes de aprender a leer y escribir, con mucha sed de llenar mi alma y mi cuerpo de sonidos, de colorear mi mente con fantasías sonoras, escuché por primera vez un sonido que marcó mi vida para siempre.
Era una fiesta de pueblo en Uncía (norte Potosí) con mucha comida, bebida, sacrificios de animales y, por supuesto, baile y música. Estaba sentado en las faldas de mi padre cuando sucedió, fue al final de la tarde cuando escuché de entre toda la bulla del bla bla de la gente, que además hablaban en quechua, el aleteo de una mariposa de lata que saltaba torpemente al mismo tiempo que intentaba volar rápidamente, y me llenaba de colorido todo mi mundo en ese momento.
No sé si el color en las figuras de la ropa de los campesinos danzantes me llevaba a imaginar tal suceso, o simplemente era el embrujo del sonido que salía de la boca del pecho de un campesino. Alrededor de la boca, un pedazo de madera que el campesino cuidaba como un bebé, pero al mismo tiempo movía las dos manos, una más que la otra, sin soltar la madera, aún así bailaba y hacía que bailen todos. Esas imágenes se me quedaron para siempre junto al sonido.
Claro, años después me di cuenta que era un Charango, y que siempre se tocaba a la altura del pecho por comodidad, y que esa boca era en realidad por donde salía el sonido del instrumento y no del amigo que tocaba. Además que era un charango más chiquito que los demás, que tenía cuerdas de metal, que tiene muchísimas leyendas fascinantes, a la cual se le atribuye el nombre y principalmente que este “temple” solo era uno de muchos temples, uno muy especial para mí.
“Temple Diablo” cuando el charango canta y hace las melodías al mismo tiempo. Fue así que mi curiosidad por el charango, y mi fascinación por el “temple diablo” en particular, que me mandaron a ponerle titulo a este sector y contarles sobre este hermoso instrumento
El Charango
Instrumento musical de cuerda que probablemente sea el más popular a lo largo de la cordillera andina. Esta gran difusión se debe quizás en parte a lo “portátil” del instrumento y sobre todo a su sonoridad. En la mayoría de los instrumentos cordófonos, las cuerdas se suceden en progresión regular, es decir, de los graves a los agudos siguiendo así una afinación única. En el charango no se respeta ese orden, y las afinaciones varían de acuerdo a la situación geográfica y cultural. Por ejemplo, existe una afinación o “temple pascua” utilizado desde el carnaval hasta Pascua, para la fiesta del 3 de mayo, fiesta de la cruz, se utiliza el “kimsa temple” (todos con sus ritmos característicos). Cuando el charango canta o hace la melodía nos referimos al “temple diablo”, muy difundido en las poblaciones mineras de Llallagua, Uncia y Chayanta.
La sensación armónica, la densidad sonora y los colores tímbricos, son componentes no mensurables y menos representables, y su distinción auditiva responde en gran medida a una percepción “cultural” del sonido musical (no suena lo mismo en ningún pueblo, ciudad o país).
[mks_pullquote align=»right» width=»200″ size=»18″ bg_color=»#dd3333″ txt_color=»#ffffff»]«En el charango las afinaciones varían de acuerdo a la situación geográfica y cultural.»[/mks_pullquote]
Por lo general, el charango tiene cinco cuerdas dobles, es decir, cinco pares de cuerdas, aunque en Perú, en la zona de Ayacucho, se estila 4 cuerdas simples: dos a cada extremo, y uno doble, “octaveado”, en medio. Los de caja cavada (o “laukeado”, por su parecido al laúd), son más comunes en Bolivia, mientras que en Perú son laminados, por lo que comúnmente se dice que parece una pequeña guitarrilla.
Existen también charangos muy pequeños como el Walaycho, Maulincho o Chillador. Tambien charangos grandes como el Roncoco, Khonkhota y Charango mediano o mediana. El charanguista boliviano Ariel Villazón tiene una teoría interesante sobre el origen del charango. Él piensa que su origen resultó de una variante directa del Timple (Guitarra pequeña) de las Islas canarias, es decir que el charango es un timple Canario modificado.
Las similitudes con la Vihuela y la Mandolina no parecen ser tan contundentes como las que tiene con el timple canario. Su hipótesis se basa en tres puntos clave: primero, la construcción y el tamaño son idénticos; segundo, las notas son las mismas en algunas de sus afinaciones; y por último, el propio término “charango” proviene de las “charangas españolas”, que son parecidas a las tunas o comparsas. Posiblemente los emigrantes hispanos solían interpretar en sus comparsas (charangas) acompañados de timples. De ahí el nombre de «charango».
Otra coincidencia adicional y clara se puede observar en la forma abombada de la caja de resonancia del instrumento. También sugiere que la evolución desde el timple al charango se dio cuando los materiales para encordar cambiaron de tripa de animal a Nylon, y otros o seguramente a algún constructor se le ocurrió, al sustituir las cuerdas de tripa de gato por las de nylon, duplicar la cantidad de cuerdas para mejorar su sonoridad, siendo la única novedad la MÍ octava del centro.
Como fuera, todo esto sucedió durante la época colonial. Recién en los años 50, el charango comienza a ganar popularidad en la ciudades grandes, donde era despreciado por sus orígenes campesinos.