Aceptémoslo, entre más años pasan, más nos cuesta identificarnos con algo. Cada vez es más la necesidad de ser diferente, de ser único, de sobresalir como individual, y esto incluye a la música. Hay una infinidad de gustos, una infinidad de subgéneros, y es por eso que este ingenuo escritor buscará la forma de invitarlos al maravilloso mundo de las variantes del Metal.
Pasaremos por los inicios con el Heavy hasta el Math Metal. Siempre y cuando haya una buena recepción, claro está, pues estos escritos solo son posibles gracias a la gran comunidad melómana – lectora, y, sin ustedes, la motivación por opinar habría cesado desde mucho tiempo atrás.
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Las variantes del Metal
Como amante del Rock y del Metal, mi filosofía rebelde me dice que la mejor forma de iniciar es haciéndolo aleatoriamente, y, para no caer en clichés, comenzaré hablando de un subgénero tan odiado como amado. Tan complejo como adictivo.
Hablo del Metal que nunca cuadra, del Metal largo, el de tal vez menor número de fanáticos, pero, de igual manera, el Metal con los más fieles escuchas de todos los subgéneros de éste. Hablo del Metal Progresivo.
Una canción común, o dicho de otra manera, una canción popular, suele estar a 4 tiempos. Es decir, una frase musical que dura 4 tiempos, y repite. Esa simpleza es lo que nos permite digerir la canción de tal manera que si la escuchamos unas 4 o 5 veces no nos aburre. Y usualmente la duración de una canción “popular”, “común”, suman entre 3 y 5 min. Dicho de otra manera, aquella canción que salga en la radio, es “popular”, y existen estaciones que si alguna canción dura más de los minutos escritos con anterioridad, cortan la canción. Lo denominado “Radio edit”.
Habiendo dicho esto, los rebeldes anárquicos del Metal y Rock Pprogresivo decidieron hacer todo lo opuesto a esto.
Canciones de 20 min de duración, canciones en tiempos irregulares que a la mitad de la canción vuelve a cambiar nomás porque sí. Que por ende, no suelen escucharse en la radio, pues la comunidad “popular” no está acostumbrada a la música tan compleja. Pero… ¿puede la comunidad popular disfrutar del Metal Progresivo?
Por supuesto que sí, no todo es tan estricto. No todo es tan hermético. Nosotros, los fanáticos de estas bandas, rogamos porque todo el mundo los conozca y que sepan la calidad musical de la que se pierden. Pero al no tener el poder de convencerlos telepáticamente, usamos plataformas de redes sociales, escribimos reseñas, compramos y vendemos ropa con imágenes de nuestras bandas favoritas, invitamos a los “no iniciados” a un concierto para que entiendan lo que nosotros escuchamos, etc.
No voy a hablar acerca de estudios científicos ni nada de eso. Mis argumentos no tienen nada que ver con la ciencia. Los argumentos que me importa compartir son los del corazón, los del alma. Cuando yo escucho Metal Progresivo, mi mente se expande, mi imaginación fluye, mi energía explota, es una sensación tan agradable que me obliga a buscarlo constantemente.
Existen bandas para todos los gustos, ésas que tienen canciones de 5 o 7 min, ésas que, dentro de su discografía, la más corta dura 10 min, etc. Y también están ésas que usan diferentes géneros además de lo Progresivo.
Como el caso de Opeth, por poner un ejemplo. Opeth tiene tintes de Black Metal. Usa guturales, usa en su mayoría de sus primeros álbumes acordes menores (algo característico en el Black Metal), pero le agregan los cambios de tiempo, agregan partes más melódicas, y, por supuesto, el uso de un teclado, instrumento muy aclamado en el progresivo, pero jamás usado en el Black. Pequeñas características que te incitan a dar una primera escuchada a Opeth.
Esta banda sueca ha tenido dos cambios importantes, musicalmente hablando.
Sus primeros álbumes eran extremadamente pesados; sin embargo, en los últimos 13 años, nos han deleitado con álbumes mucho más melódicos, más digeribles, pero con ese toque progresivo poderoso, y ese estilo nórdico precioso. Escucha Heritage de Opeth.
¿Podemos tener más géneros incluidos en el progresivo que no sea el atormentado Black Metal? Sí. Gracias a la cantidad infinita de gustos, tenemos de todo. Metal Progresivo, fusionado con Metal Extremo, por ejemplo, tenemos al grandísimo canadiense Devin Townsend. El vocalista de mayor rango vocal que haya escuchado en mi vida. Y el más creativo hasta la fecha (para mí).
La primera vez que escuché la canción de Genesis, del disco Empath de este grandísimo artista, me sentí como si hubiera entrado a un nuevo mundo musical. Esa sensación que tiene un “no mago” a entrar al mundo de la magia, la sensación que tuvo la hermosísima Emilia Clarke al conocer a su crush, Matt LeBlanc, en un programa de televisión, o la sensación del tipo de la película de Ávatar entrando al mundo de Ávatar…
Lo que intento decir es que fue una catarsis de emociones. Un disfrute auditivo como nunca antes había sentido. La cosa más increíble es que ustedes también pueden disfrutar de esa canción. Escúchenla.
Dada mi gran pasión por este género, y el mucho rollo con el que siempre divago, me veré en la emocionante necesidad de dividir estas reseñas en varias partes, para así darles a ustedes más opciones musicales, para que el abanico de bandas sea suficiente.