Desde LaCarne Magazine llevamos un tiempo difundiendo Música Urbana. Un estilo emergente, pero muy en alza entre las nuevas generaciones, y dentro de los especiales o entrevistas que realizamos no podía faltar una de las perlas del género.
Originario de Badajoz, hablamos de Jaime Alfonso Muñoz aka Yago. Es un tipo cercano, familiar, sencillo y humilde. Es pródigo en redes, viajero, amante de la cultura japonesa, y le encanta el arte. De hecho, forma parte de su carrera profesional, de su música y de sus clips. Lleva unos años realizando rimas, beats y conciertos por toda Extremadura, picando puertas, llenando podcasts de canciones con sus inquietudes, sus anhelos, sus protestas, y sus sueños.
Para nosotros tenerlo aquí tan cerca es un placer, porque sin duda tiene mucho que ofrecer y enseñarnos. ¿Lo descubrimos?
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Yago, Música Urbana desde Extremadura
Para los que andan un poco despegados de vuestra escena, explícanos ¿quién eres? ¿Dónde empezaste? ¿y por qué Yago?
Yago: Lo primero que me gustaría hacer es agradeceros vuestro interés por mi trabajo, y haberme ofrecido un espacio en vuestra revista.
Mi nombre es Jaime, tengo 27 años y vivo en la ciudad de Badajoz, nacido y criado. Recientemente terminé mis estudios de máster, tengo la carrera por Educación Infantil de la Universidad de Extremadura, y actualmente estoy en paro.
Hace nada he opositado en Cáceres, prácticamente después de defender mi Trabajo de Final de Máster, y escribo esto justo la noche previa a la lectura, así que mi futuro ahora mismo depende de que unas personas, y un proceso bastante “interesante” cuanto menos, decidan si valgo o no para la enseñanza. Yo por mi parte estoy tranquilo en ese aspecto, ya que no necesito de una calificación para saberlo, pero mi futuro laboral no depende tanto como me gustaría de mi autoestima.
Prácticamente a diario, desde hace más de diez años, compongo música, cuando tengo, y a veces hasta cuando no, tiempo libre. Y aunque me moleste reconocerlo, trato de ser realista (que no “pesimista”), y soy consciente del país en el que vivo, y ser artista no suele ser precisamente sinónimo de un futuro prometedor. Por otro lado, siempre he sido un puto cabezón, así que es difícil hacerme caer del burro cuando me empeño en algo.
Mis inicios no fueron aquellos que muchos nos imaginamos cuando vemos películas del tipo 8 Millas y cosas por el estilo. De hecho, si tuviera que situar mis comienzos en un lugar físico, diría que empecé en mi habitación. Básicamente yo era una persona bastante introvertida musicalmente, y el entorno tampoco ayudaba mucho que digamos.
En Badajoz (aunque ahora por fortuna está cambiando para mejor), la escena urbana era muy sectaria, aunque no entraré en detalles, que ya resultan un tanto casposos de mencionar, pero en mi caso me juntaba con gente muy punkarra más que con raperos, y encima soy de Valdepasillas, por lo que el factor “tener calle» no iba de la mano conmigo (tampoco soy rico, ojo…). Incluso llegué a tener malas experiencias con gente del propio gremio.
Muchos de ellos no querían o no me consideraban rapero, llegando a decirme chorradas del tipo “tú cómo vas a ser rapero si no tomas ni vendes drogas…” (luego dirán que si los tópicos). Tampoco vestía de ancho (algo muy de moda en aquel entonces, y poco practicado ya), y hubo más de uno que me acuñaba motes de lo más despectivos y ridículos, sin prácticamente conocerme de nada.
En cuanto a las motivaciones, bueno, teniendo en cuenta que me pilló en plena adolescencia, podéis imaginaros que eran de lo más variopintas y viscerales. De hecho, con el tiempo ves algunas de esas canciones y piensas: “ostias, ¿cómo pude escribir semejante barbaridad?”. Por otro lado, soy muy partidario de cometer errores, creo que son necesarios para aprender en la vida, y muchos de ellos nos hacen ser lo que somos a día de hoy.
Respecto a mí aka, cada vez que me preguntan por él tengo que hacer un pequeño repaso por “San Google”, porque ni yo mismo recuerdo con exactitud la explicación que me dieron en su día de éste. Podría resumirse en que la “culpable” del mismo fue una profesora de historia del instituto, pero realmente fueron algunos compañeros los que me lo terminaron acuñando.
Un día nos estaba explicando algo relacionado con Galicia, y surgió un comentario del tipo: “Mira Jaime, curiosamente, tú nombre guarda bastante relación con el de ‘Yago‘ porque…” De ahí en adelante todo era lo típico: “Yago, Yaguito…» Así que cuando empecé a meterme más de lleno en la música, decidí emplear algo que comenzó siendo una especie de burla en una fortaleza. Intenté darle la vuelta a la tortilla.
Por lo general, e incluso entre amigos, me suelen conocer por Yago. De hecho, al principio era bastante gracioso, porque mis padres no sabían nada sobre mi música, siempre he sido bastante vergonzoso de primeras para esas cosas, además de la presión que me suponía que algunos no me aceptasen (cosas de adolescentes, supongo), y cuando algún colega me paraba por la calle y me decía: “¿Qué pasa, Yago?”. Los pobres se quedaban con una cara de no entender nada.
Yago, ¿qué es para ti Bunburyodo Music?
Yago: Bunburyodo Music para mí es como una segunda casa. Creo que es uno de esos lugares en los que uno se siente totalmente libre de poder expresarse como quiera. Para mí la música al final no deja de ser sinónimo de felicidad, y la felicidad es lo que nos hace sentirnos así.
Encima tuve la gran suerte de conocer a Jose en su día, que es una persona de diez, y me atrevería a decir que un buen amigo, ya que nuestra relación va más allá de lo profesional. Coincidimos en un grupo de WhatsApp que se hizo con motivo de llevar a cabo un supuesto cypher de varios raperos de la escena, pero por razones que desconozco (o intuyo), aquello no salió adelante.
En cambio, yo llevaba un tiempo dando tumbos de un estudio a otro, porque los chicos con los que grababa antes de Ático Records se fueron a buscar trabajo al extranjero, y no conseguía encontrar algo que estuviese al mismo nivel o parecido al menos, así que decidí ponerme en contacto con él.
Por fortuna, Jose resultó ser un chaval cojonudo y bastante versado en materia, así que logramos encajar a la primera. Encima los dos somos unos putos frikis de la cultura nipona, por lo que podéis imaginaros las charlas interminables que nos pegamos ambos…
Por otro lado, me gusta echar una mano siempre que puedo, y, cada vez que me ha sido posible, le he recomendado el estudio a más de un artista para que grabe allí, porque creo que la calidad de lo que se trabaja en Bunburyodo es, como se diría de los buenos quesos, “denominación de origen”.
Una de las características de las nuevas generaciones es la importancia que le dais a las redes, sobre todo a youtube. Comprobamos en todos los artistas de la escena urbana el trabajo que invertís en la realización de videoclips. En concreto tú trabajas mucho con Mike Films. ¿Cuéntanos cómo es la elaboración de un videoclip? ¿Qué tal con el equipo?
Yago: A Mike lo conocí en una época de mi vida en la que me dedicaba a hacer fotografías al más puro estilo amateur (porque no tenía ni puta idea, más que nada…), además de la música. Aunque él no sabía que yo le conocía de mucho antes, cuando hacía vídeos para su grupo de parkour.
Total, que, entre unas cosas y otras, resultó que le gustaba mucho lo que hacía, y se puso en contacto conmigo para quedar un día, porque estaba interesado en que le hiciese una sesión, si mal no recuerdo. Ahora tengo que pedirle disculpas, porque nunca llegamos a hacerla como tal…😅😂 Pero aquel día congeniamos bastante bien, y decidimos trabajar juntos más adelante para elaborar videoclips, siendo Verde, Blanca, Negra el primero de ellos, y qué vídeo…
El proceso creativo que solemos seguir lleva íntegro una serie de “rituales», por así decirlo. Primero hablamos por WhatsApp y nos motivamos mucho mutuamente con las ideas que tenemos para éste. Después quedamos para tomar un café, y nos ponemos al día de cómo vamos a llevar a cabo todo y de si hay alguna cosa más que aportar, además del presupuesto.
Por mí parte, me gusta mucho llevar normalmente mis propios bocetos, a modo de storyboard, sobre lo que quiero hacer y cómo me gustaría que fueran algunos planos (le pongo la cabeza como un bombo al pobre…), buscamos localizaciones, etc. Finalmente quedamos para un día “x”, y ahí es cuando surge la magia. A veces incluso mejor de lo que nos esperábamos, como nos ocurrió con el videoclip de Efecto Pigmalión. Creo que rara vez se ha hecho algo así en Extremadura.
El equipo en general es una maravilla. Mike, Cris, y entiendo que en un futuro el pequeñín, son personas muy cercanas y familiares, capaces de crear un clima de seguridad y afecto bastante bueno. Espero de corazón que nunca les falte el trabajo, porque se les da muy bien y están ayudando a la escena a salir adelante como pocos.
En redes eres muy dado a contarnos historias, muchas de ellas personales. Hemos encontrado referencias a tu hermano, a tu barrio, a tu infancia. Y recientemente uno de esos “pasajes” de tu vida lo plasmaste en una canción. “TDA” forma parte de ti, es una condición con la que convives y lo haces visible. Háblanos de tu nuevo track.
Yago: Fíjate, justo el otro día pensaba que TDA no es precisamente el típico tema que lo sacas y se pone de moda al instante, y las visitas que ha tenido son un claro reflejo de ello. Sin embargo, considero que son necesarios, y más si se tiene en cuenta que el rap nació para cosas de este tipo.
Podría deciros que la finalidad de este tema era la de visibilizar un problema que obviamente no ha dejado de existir, incluso en los tiempos que corren, y quedaría de puta madre, pero en realidad (y estoy tirando piedras sobre mi propio tejado con esto) la verdadera motivación fue vengarme, de manera poética, de toda aquella maldad y frustración que unos niñatos habían descargado en mí en la “maravillosa etapa” de la E.S.O.
Me daba rabia que se fueran de rositas, así sin más, y quería hacerles entender de algún modo todo el daño que me hicieron. Quizás este no sea el tipo de cosas que un futuro docente debería decir, pero es lo que pensaba en aquel momento, y no me avergüenza reconocerlo.
De forma paralela, conforme avanzábamos en el track, fui dándome cuenta de que había algo más a parte de ira, había música, y más importante aún, había un mensaje para las futuras generaciones, y por un momento me gustó la idea de que pudiera servir como medida de prevención, pero honestamente no soy tan popular.
Vayamos al tema del cine, te has formado en esta disciplina, pero también es frecuente ver referencias en tus clips. ¿Es otro elemento más de inspiración en tu música?
Yago: Más que formarme como tal, estuve tres años de mi vida en la carrera de audiovisuales por la Uex, pero aquello no terminó resultando, y para nada fue lo que esperaba. Pero respondiendo a la pregunta, sí, me considero un amante del séptimo arte, paso mucho tiempo de mi vida viendo películas y analizando a veces todo el trabajo que hay de fondo, y claramente termino plasmándolo en mi música. Tengo encima la gran suerte de tener a un hermano mayor, Abel, guionista en Madrid, que es un loco de las películas como yo o más, así que os podéis imaginar.
Sobre todo recuerdo que cuando empecé solía poner nombres de películas que me gustaban a mis canciones, metía muchos diálogos de éstas (cosa que sigo haciendo), y más tarde he terminado extrapolando mi pasión a elementos de carácter más audiovisual, como son los videoclips. Para el de Era Meiji, single que grabé junto a Prosav, Jose Irie y Evil Man, buscamos junto a Mike Films referencias, por ejemplo, del cine de Kurosawa.
En general disfruto bastante con todo el proceso artístico que conlleva la realización de un vídeo.
También suelo entrenar la mente con otra de mis aficiones, la lectura, ya sean libros, comics… Ahora estoy a tope con Murakami y Masacre (Marvel), por ejemplo.
¿Que es Yago Prods? ¿Tiene alguna relación con “El niño calambres”?
Yago: ¡Esa es buena!
Lo de Yago Prods iría bastante de la mano con la pregunta anterior, dado que en cierto modo fueron, por así decirlo, mis primeros pinitos de “filmmaker», aunque en mi mente aspiraba a ser algo así como un director (sí, me vine muy arriba).
El Niño Calambres, concretamente Entre juncos, que fue como se llamó la canción, fue el primer vídeo que subí a mi canal. A lo mejor le puede resultar extraño a la gente ver contenido de otras personas, incluso hay un pequeño videomontaje que hice para la boda de mi primo David, pero supongo que antes no tenía tan definida mi imagen como artista, y sobre todo me gustaba hacer de todo un poco y ayudar a las personas siempre que podía.
En este caso, le propuse un día a mí amigo V. Rubio de intentar entre ambos hacer un videoclip de una de sus canciones de por aquel entonces que me gustaba bastante, pensé que podría gustar a la gente y que merecía ser escuchada en más sitios.
Así que nos juntamos un día, yo cogí mi cámara, mis ganas y los pocos conocimientos que tenía, y echamos una tarde bastante agradable y llena de risas grabándolo. Cuando lo publicamos, de repente recibimos un feedback al que no estábamos acostumbrados, llegando a acumular incluso más de 2.000 reproducciones en pocas semanas.
Verde, blanca y negra es el temazo que te ha dado un salto cualitativo de cara al público. Fue considerado top 40 en 2020 en Extremadura, y formó parte de uno de los programas de La Corrobra de Canal Extremadura. ¿Cómo surgió la idea? ¿Es tu mejor canción?
Yago: La idea de hacer Verde, Blanca, Negra en realidad fue de entre varias personas. Tanto Prosav como yo nos consideramos bastante regionalistas, y por lo tanto defensores de Extremadura, así que un día decidimos hacer una canción en la que pusiéramos de manifiesto las cosas que se podían mejorar, así como su belleza en cuanto a paisajes, cultura, gastronomía (si os fijáis bien sale la Torta de la Serena en uno de los frame…).
Total, que una vez tuvimos la letra, le propusimos a Jose de marcarse un beat que en cierto modo transportase al oyente a la tierrina, y entre otras cosas surgieron en esa conversación propuestas como meter unas castañuelas, que es algo que a la gente le gustó mucho, el fragmento de una de las primeras entrevistas de Extremoduro…
Además de eso, la nueva amistad que habíamos forjado con Vincent Beatz hizo que sumásemos un elemento diferenciador de lo que habíamos hecho previamente por separado. Y cómo no, el súper scratch final de Monago, con aquella famosa frase de “A mí me gusta Camela” fue el broche de oro para cerrar el track. Era la primera vez, además, que grabábamos un videoclip con el equipo de Mike Films, y tengo que decir que quedamos muy satisfechos con el resultado, e hicimos unos cuantos de viajes por bastantes zonas de Extremadura que fueron únicos.
Aprovecho de paso para señalar, que, aunque el track lo publicamos en mi canal de YouTube, no significa que la autoría me pertenezca a mí únicamente, ya que, como acabo de describir, son muchas las personas involucradas, de hecho, no nos gusta contemplarlo como un featuring.
En cuanto a la última pregunta, reconozco que tuvo una repercusión muy heavy. De hecho, nos quedamos alucinados cuando lo publicamos, porque de repente nos escribían extremeños de toda España, e incluso de muchas partes del planeta, que vivían fuera del país, para felicitarnos y todo, pero no creo que sea de mis mejores canciones.
Hicimos un trabajo cojonudo, y eso es un hecho, pero, no sé, por mi parte al menos tiendo a contemplar la música como aquella frase del gran Jackson Pollock que decía eso de “¿Cómo sabe cuándo termina una pintura?, ¿cómo sabes cuando terminas de hacer el amor?”. En este caso te podría preguntar: ¿Cómo sabes cuándo terminas una canción?, ¿cómo sabes que es tu mejor composición?
Tampoco querría que esto fuese una apología al perfeccionismo, pero me considero una persona que siempre tiene algo que demostrar, porque si te quedas sin nada, entonces, ¿qué sentido tendría?
¿Cómo es el proceso creativo de Yago? Ya sabes, desde la creación de la letra, hasta la elaboración de las bases con los productores.
Yago: Siempre he dicho que mi manera de crear es bastante caótica.
De hecho, una de las cosas que más recelo me genera si alguna vez se me diese la circunstancia de ser fichado por alguna discográfica, son los tiempos que suelen establecerse para tener un producto definitivo.
Comprendo que esto, a la larga se trata de un mercado, y se basa en la ley de la oferta y la demanda, pero suele generarme algún que otro conflicto mental, sinceramente. Hay un fragmento en concreto de un documental en Netflix sobre dos grandes productores musicales de la escena estadounidense, en concreto Dr. Dre y Jimmy Lovine, titulado The Defiant Ones, en el que Dre decía que no se le puede poner límite de tiempo a la creatividad, y creo que tiene bastante razón.
Al menos, en base a mi experiencia, podría decir que no existe una fórmula exacta, un tiempo de cocción que programes y tengas la letra perfecta: dependes de muchos factores. Si estás muy motivado y te sientes el mejor del mundo, es probable que en cuestión de minutos te saques una letra entera del tirón, pero también puede suceder todo lo contrario. Puedes haber tenido un día de mierda y a lo mejor no te apetece escribir nada en ese momento, pero más adelante, cuando has aceptado esa nueva realidad, te marcas la letra de tu vida.
La industria musical pretende (y a menudo lo consigue) que el arte se fabrique como si de hamburguesas se tratara, que las obras se fabriquen, se consuman rápido y a por otra cosa. Pero todo el mundo sabemos que no es lo mismo prepararte en tu casa una hamburguesa de calidad, con materiales que compras tú mismo y en la que pones todo el mimo del mundo, a pagar por algo que incluso desconoces cómo se ha creado, de dónde proviene la materia prima, que sigue una fórmula preestablecida…
En pocas palabras, soy un tipo al que le gusta “complicarse la vida”, pero disfruta con ello, porque el orgullo, la seguridad y la felicidad que supone, eso no te lo quita nadie.
A mí, personalmente, me gusta mucho cuidar cada detalle, y trato de comprometerme siempre dando lo máximo de mí en cada canción, pero en el momento en que me dicen “hay que tener esto para esta fecha”, reconozco que una parte de mí deja de disfrutar, porque de repente se convierte en una obligación de tantas otras que tenemos a diario.
Así y todo, reconozco que es algo que ya he hecho y sigo haciendo siempre que se me presenta una ocasión, porque al final son oportunidades, y, además, no deja de ser una obligación que elijo yo y que se me da bien, por lo que me gusta plantearme este tipo de situaciones como pequeños retos.
Retomando la pregunta inicial, una vez que la letra está preparada, contacto con Jose y establecemos un día que nos venga bien a ambos. Una vez en el estudio, yo le planteo lo que he estado maquinando en la mente y tratamos de darle forma.
Aquí Jose se convierte en una figura esencial, porque, a parte de grabar, te asesora, te da algún que otro consejo que te puede ser útil en un futuro y aprendes. Además, un beat es el 50% (o incluso más…) de un track, además de todo el proceso de grabación, mezcla y mastering. Yo intento quedarme con ciertas cosas siempre que puedo, pero tengo que reconocer que las tecnologías y yo no siempre nos llevamos bien…
Al principio cometía el gran error de coger bases de internet por la cara y grabar encima de ellas con tal de publicar música de vez en cuando. Con el tiempo, aprendí lo que muchos deberíamos saber, y desde entonces tratamos de que lo que hacemos sea 100% nuestro, de cosecha propia, y en caso de tener que coger algo de internet, pagarlo.
En 2017, cuando no nos conocíamos, coincidimos en Granirock Fest. Estaría bien encontrarnos en ese festival encima de los escenarios, o si no, siempre el chef Carlos Ares nos puede preparar unas tapitas para conversar todos juntos, ya que fue él quien nos hizo llegar tu música por primera vez. Nos vemos pronto.
Yago: Hombre, por supuesto que sí, sería una gozada la verdad. El bueno de Carlos… Ese muchacho se tiene el cielo ganado (y sus tapas también).
Muchas gracias de nuevo a vosotros, familia. Creo que hacéis una labor muy importante dando visibilidad a la música de Extremadura, y a mí personalmente me sacáis los colores cuando decís que soy “una de las perlas del género”. No sé si realmente llego a tanto, pero como la cosa siga así al final me lo voy a tener que terminar creyendo jajaja.
Gracias también a todas las personas que se han cruzado en mi camino hasta ahora, a las que siguen ahí desde el inicio y que seguramente estén leyendo todo esto. Sois únicos/as.
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