Entre el 9 y el 12 de noviembre se ha celebrado inamovible el vigésimo quinto Festival Internacional de Jazz de la ciudad de Badajoz. Sinónimo de calidad desde el comienzo, este año el cartel ha contado, como siempre, con un elenco internacional y nacional de artistas increíbles (entre ellos Melissa Aldana), destacando la actuación de Kenny Garrett, famoso, entre muchas otras cosas, por haber participado en una de las formaciones de Miles Davis.
Sin embargo, yo vengo a hablaros de una intérprete cuya música no conocía pero que ya se queda en mi playlist personal para siempre. Se trata de la jovencísima Melissa Aldana, una chilena con un sonido tan propio y peculiar con el saxo que, a sus 34 años, se ha convertido en un referente internacional del Jazz de improvisación.
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Melissa Aldana y su espectacular directo en Badejazz
Proveniente de una larga estirpe de músicos chilenos (su abuelo, Kike Aldana, fue baritonista en la Orquesta Huambaly, y su padre, Marcos Aldana, saxo tenor), comenzó a tocar el saxo con tan sólo 6 añitos, recibiendo clases de su padre y teniendo como clara inspiración a artistas como Charlie Parker, Michael Brecker, o Cannoball Adderley. Ella mismo reconoce que al escuchar por primera vez a Sonny Rollins, su concepto de la música cambió.
Su debut es a la temprana edad de 9 años, con un cuarteto estable que estaba compuesto por Ciro Vega a la guitarra, Marcelo Córdova al bajo, y Alex García a la guitarra, todos ellos músicos cercanos a su padre. A partir de aquí se hará habitual de los clubes de Jazz de la ciudad de Santiago de Chile, hasta que en 2005 es invitada a tocar junto al pianista Danilo Pérez, con quien participa en el Festival de Jazz de Panamá.
Y, tras esto, juntos realizarán una serie de audiciones por EE.UU. hasta que Melissa es finalmente aceptada en el Berklee College Of Music de Boston. Se graduaría en 2009, y se marcharía a Nueva York para recibir clases de George Coleman (que estuvo en el quinteto original de Miles Davis).
Tan sólo un año después salía a la luz su primer disco, Free Fall, con el que recorrerá los clubes de moda del momento, actuando habitualmente en Blue Note J. C., y participando en infinidad de festivales de Jazz, destacando su actuación en el Festival de Jazz de Monterey.
En 2012 sacaba su segundo álbum, Second Cycle, y tras él creaba la formación Melissa Aldana & Crash Trio, acompañada de Francisco Mela a la batería y Pablo Menares. Un año después se convertía en la primera mujer y sudamericana en obtener el premio de saxo de Jazz Thelonius Monk. Se le concedió una beca de 25.000 $, y un contrato de grabación con Concord Jazz.
Esto le abriría bastantes puertas, que, junto a su talento, la colocaron rápidamente en un buen lugar dentro del Jazz actual, siendo una presencia habitual en festivales de renombre. En 2014 fue invitada a tocar en la ceremonia de entrega de premios NEA Jazz Master, junto a Jimmy Heath, y tras esta actuación, Wynton Marsalis la invitó a tocar al Jazz at Lincoln Center.
En 2017 crea Melissa Aldana Quarter, junto a Lange Lund a la guitarra, Pablo Menares al contrabajo y Kush Abadey a la batería, formación con la que se presenta ya a nuestro Badejazz. Juntos sacan un primer álbum llamado Visions, basado en la artista Frida Khalo, y juntos son nominados a los Grammy de mejor formación de Jazz improvisado.
En el Festival de Jazz de Badajoz, nuestra joven artista presentaba su última creación, un disco íntimo y muy personal titulado 12 Stars, y que fue creado durante la pandemia, cuando además la artista pasaba por una situación personal complicada. Y como íntimo y personal es el disco, así son también sus directos.
El cuarteto crea una atmósfera oscura pero acogedora, donde los sonidos de la guitarra se mueven con sutileza por la melodía del saxo, que a veces es tan suave que casi no es perceptible, pero ahí está. Lange Lund acaricia la guitarra, creando sonidos que no sabías que una guitarra de Jazz podría hacer sonar.
El contrabajo de Pablo Menares sonaba profundo y sereno, como alguien que te acompaña en la oscuridad, que aunque no veas, notas su presencia. Y la batería de Kush Abadey me pareció tan ecléctica, que no sabría por dónde empezar. Pasaba de ritmos frenéticos a leves sacudidas de la escobilla sin parar en ningún momento.
Todo el conjunto nos dejó en el escenario un espectáculo de Jazz profundo y poco complaciente en el sentido más convencional de la conformidad. Con formas muy avanzadas de Bebop, solos cargados de espontaneidad, y una especie de aura mágica que muchas veces sólo pueden conseguir los maestros del Jazz. No me cabe duda de que Melissa va a ser una de esas maestras, si no lo es ya.
Gracias un año más a la organización del Badejazz por acercar a esta comunidad sonidos con tanta calidad. Brindemos por muchas ediciones más, siempre a ritmo de Jazz.
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