El Himno, el sentimiento de un pueblo

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Los Himnos reflejan el sentimiento de los pueblos. El himno captura su identidad, evoca su patriotismo, es capaz de generar emociones, y es un símbolo de su carácter. Y de una manera muy manifiesta es una música que tiene un valor integrador. Un himno es enseña de una nación porque es uno de sus símbolos (bandera, escudo e himno).

Por eso todo buen patriota respeta sus símbolos. Respeta su bandera, respeta su escudo, y respeta su himno, y valora que sus símbolos sean respetados por todas las naciones, como todas las naciones quieren que, asimismo, se respeten los suyos.

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Respeto a los Himnos

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Estos postulados son reconocidos por todos los pueblos. Eso parece. El respeto se mantiene entre las naciones, pero no en la nuestra.

¿Cuántas veces hemos oído silbar en un partido de fútbol la interpretación del himno de la nación del equipo contrario? Seguramente fuera de nuestras fronteras no.

Pero ¿y en España? ¿Por qué con harta frecuencia se silba el himno del equipo del adversario? ¿Por qué no se respeta?

La última demostración fue en el partido internacional que cerraba la temporada: La Selección Española frente a la selección de la República Checa en el estadio de la Rosaleda, dentro de la competición denominada LIGA DE LAS NACIONES de la UEFA.

Un partido de fútbol es sólo un juego, no más. Son dos equipos contrincantes que se enfrentan y tratan de demostrar quién es el mejor. Tras noventa minutos, gane quien gane, los jugadores de ambos equipos se dan la mano cordialmente, como en toda manifestación deportiva. En las competiciones internacionales, los jugadores de uno y otro equipo mantienen una actitud respetuosa mientras suenan los dos himnos nacionales.

¿Por qué en España el público, mientras tanto, silba ostentosamente el himno del equipo contrario, hiriendo los sentimientos de quienes van a competir en buena lid? No se trata de una contienda, de un combate lo que va a seguir a continuación. Y aunque lo fuera, también la guerra tiene sus normas.

Silbar el himno del equipo contrario es demostrar una enemistad, una hostilidad, un rechazo que no ha lugar. Son dos adversarios en el juego, que no enemigos.

¿Por qué ese rechazo? En la ocasión que comento, última de la que tengo pruebas, se trataba del público asistente al partido en el estadio de la Rosaleda, público en general muy joven, aunque eso no significa mucho porque no se trata de señalar especialmente al público malagueño, ya que esta circunstancia se da con frecuencia en cualquier estadio español.

Yo pienso que es una falta de educación, y bueno sería que en todos los ambientes se afeara y no se pasara por alto este incidente tan desagradable, que no deja en buen lugar al público español. Desde los medios de comunicación, desde la propia organización deportiva, los clubes, los profesionales que retransmiten, y hasta en la propia escuela, habría que censurar estos hechos.

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No perder ninguna ocasión para reprobar tamaña impertinencia. Hay que señalar, corregir y enseñar el respeto que debemos a quienes nos visitan de manera amistosa, a quienes no debemos menospreciar, mucho menos vituperando a una de las enseñas de su nación, símbolo inmaterial y cultural. Todos deben inspirarnos respeto, y si el respeto se pierde…, mal vamos.

Es cierto que hay himnos mejores y peores, más inspirados y menos, de grandes músicos y de grandes poetas, y otros bastante chuscos, pero los himnos son lo que representan, ni más ni menos que una música integradora que emociona a un pueblo. De ahí su grandeza.

Hay que estar a la altura necesaria. No herir sin motivo los sentimientos de los rivales, de nuestros contendientes, porque al silbar nos posicionaremos desde el principio en contra del visitante como si fuera un enemigo, y solo es un adversario necesario para nuestro triunfo o fracaso.

Creo que es una asignatura pendiente en la escuela, partiendo de los más pequeños. Es la asimilación de unos valores, de una responsabilidad que implica a los hombres hacia sus actos para las demás personas. Eso forma parte de la ética y la educación de la ciudadanía.

Por cierto que tampoco estaría mal que los españoles conociesen bien nuestro himno nacional, porque siempre cuando con gran entusiasmo lo siguen con su la la la, omiten la repetición de una estrofa con lo cual la música va por un sitio y las voces por otro ¿O no?

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