Iron Maiden, un disco para el recuerdo

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30 aniversario del disco “Seventh son of a Seventh Son” (1988) de Iron Maiden.

A lo largo de la historia ha habido discos que han gustado mucho, no solamente por ser tan esperados sino además porque son considerados especiales, mayormente debido a elementos emocionales o sentimentales.

Sin embargo, hoy me voy a referir al que sin ninguna objeción marcó una etapa muy importante en el rock mundial, y me atrevería a decir que también la vida de muchos amantes del rock y de esta banda. No quepan dudas de que “Seventh son of a Seventh son” de los británicos Iron Maiden es uno de esos discos que nunca quedarán en el olvido.

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Corría el año 1988, y para el Heavy Metal Iron Maiden era su máximo exponente a nivel mundial. Sus giras eran mega exitosas y sus cinco integrantes, tras años tocando juntos, se acoplaban a la perfección.

Años atrás estos chicos británicos habían publicado reliquias como Peace Of Mind”, “Powerslave”, Somewhere In Time” y el celebérrimo directoLive After Dead”. No cabía la menor duda de que Iron Maiden estaban en su momento cúspide.

Su album Somewhere In Time” (1986) marcó la diferencia en el sonido del grupo al introducir novedades como el uso de sintetizadores y temas como Stranger In A Strange Land, Wasted Years, o la épica Alexander The Great, que posteriormente se convertirían en antológicos del grupo.

No obstante, este disco provocó algunos roces entre varios miembros de la banda. Específicamente a Bruce Dickinson le molestó que todas sus propuestas con respecto a la composición fueran rechazadas por Steve Harris, lo que se vio en la relegación a su mero papel como cantante.

Pero ese enfado quedaría atrás cuando Steve le contó a Bruce su idea para crear un disco conceptual, surgida producto de la lectura de la novela “El Séptimo Hijo” de Orson Scott Card.

Steve, a raíz de esta novela y con la idea de que iban a grabar el que sería el álbum de estudio número 7 de La Doncella de Hierro cocinándose en su mente, puso manos a la obra y convocó al resto de su compañeros del grupo para los estudios Musicland en Munich, acompañados del productor Martin Brich a finales del año 1987.

iron maidenLa grabación no fue nada fácil, sino que constituyó toda una amalgama de duras y arduas jornadas debido a diversos factores. El principal es que la única condición exigida era que todos los temas, obviando la parte de calidad, debían tener un solo camino: la historia de un personaje mitológico, el Séptimo Hijo de un Séptimo Hijo, que con poderes sobrenaturales representara la lucha entre el bien y el mal.

Este requisito constituyó un gran obstáculo, pero a la vez constituyó un reto que impulsó a los miembros de la banda a dar lo mejor de sí en la grabación y composición de cada uno de los temas de este disco conceptual.

El disco abre con una lúgubre y tenebrosa intro de guitarras acústicas sobre las cuales Bruce Dickinson pronuncia el siguiente preludio:

«Seven deadly sins / Seven ways to win /Seven holy paths to hell / and your trip begins.
Seven downhill slopes / Seven bloody hopes / Seven are your burning fires / Seven your desires…»

Después de esta corta presentación, abre paso el sonido de un sintetizador uniéndose al resto de la banda en cuestión de segundos para iniciar Moonchild, el primero de los ochos épicos temas que arman Seventh Son Of A Seventh Son, y con el cual el grupo pone sobre la mesa sus cartas como recuerdo del gran disco que será de ahí en adelante.

Con Dickinson y su voz espectacular, la rítmica súper compacta apoyada por el potente bajo de Harris y las titánicas guitarras de Adrian Smith y Dave Murray, todos interactuando con naturalidad y fluidez tal cual sonido de las “guitarras gemelas” de Thin Lizzy transportado al metal.  

Un comienzo imponderable, heavy, rapido, potente y con un gran estribillo pero en ningún momento fácil, sencillo o comercial. Después de un magnífico empezar, los siguientes dos temas no podrían ser más desiguales, aunque incomprensiblemente muy distintivos ambos del sonido de Iron Maiden.

Infinite Dreams se podría catalogar como una canción compleja, debido sobre todo a su duración (poco más de seis minutos) y sus constantes cambios de ritmo. Inclusive, en un momento determinado, hubo quien habló de una aproximación del grupo al rock progresivo. A pesar de esto, este tema es considerado una de esas grandes canciones por las que el tiempo no pasa.

Todo lo contrario a esto es Can I play With Madness?, siendo un tema directo, sencillo y con más presencia melódica, el cual la banda escogió como single para la grabación de un videoclip que sirvió como presentación del disco.

A pesar de las críticas de muchos que la consideraron una concesión para sonar en las emisoras de radio, no queda la menor duda de que fue una gran canción con la cual el álbum obtuvo un gran impulso comercial.

Los dos siguientes tracks nos muestran también las dos caras más identificables y a la vez dispares de la agrupación. The Evil That Men Do constituye uno de esos himnos que representan mejor la esencia de Iron Maiden, y por consiguiente del Heavy Metal británico de los 80, con su trotante ritmo y la magistral labor de Murray y Smith haciendo gruñir sus guitarras.

Por otro lado, el tema que da título al disco es muy diferente. Con casi diez minutos de duración, más pesado, con un eje central que podría haber constituido inspiración para Ghost, con la presencia de teclados y un ambiente sombrío que da paso a un final instrumental en donde la banda luce de manera increíble.

En opinión de muchos, es la joya de la corona del disco y uno de sus temas preferidos de toda la extensa trayectoria de La Dama de Hierro.

A estas alturas del disco hacen su entrada clásicos que marcaron este “Seventh son of a Seventh son” y posicionaron la banda en el estrellato mundial. Me refiero a “The Prophecy” y “The Clairvoyant”, ambos clásicos indiscutibles del repertorio de los británicos.

El primero abre con una extraordinaria, relajante y casi angelical apertura con las dos guitarras luciendo increíblemente, tras lo cual paso seguido se unen el bajo de Harris y el excelente trabajo vocal desplegado por Bruce Dickinson.

Mientras que con The Clairvoyant nos deleitamos nuevamente con el sonido más característico de la alineación británica, con sus “guitarras gemelas” y esa impactante metamorfosis entre el bajo de Steve Harris y la batería de Nicko McBrain, que sin lugar a dudas ha dado fruto a un sonido que nadie más en la historia ha logrado recrear.

iron maidenYa para terminar este icónico álbum llega Only The Good Die Young, que, aunque no se hace notar entre tanta genialidad, constituye un bien elegido final para este disco, con un irresistible estribillo que, cuando finaliza con Dickinson reproduciendo los mismos versos del empezar de Moonchild, nos deja ese sabor en nuestros oídos de habernos deleitado con uno de esos discos que la gran mayoría de las bandas solamente logran grabar una vez en su carrera.

En este caso, Iron Maiden constituye una excepción, pues antes de Seventh Son Of A Seventh Son publicaron redondos como Killers, The Number Of The Beast, Peace Of Mind o Powerslave, todos de una factura elevadísima.

Todos estos álbumes sin dudas marcaron la etapa más importante en la carrera musical de Iron Maiden, pues posterior a Seventh Son Of A Seventh Son, La Dama de Hierro nunca grabó disco alguno que alcanzara el nivel de todos los aquí mencionados.

Este disco vio la luz el 11 de abril de 1988 y a pesar de la polémica causada por el uso de teclados y sintetizadores, marcó profundo entre la comunidad metálica mundial y se convirtió en todo un éxito de ventas, lo cual llevó al grupo a realizar una exitosa gira por Estados Unidos (en varias presentaciones fueron teloneados por Guns’n’Roses), e inclusive llegaron a presentarse en el multitudinario festival  Monsters Of Rock en Donington, de nefasto recuerdo debido al fallecimiento de dos espectadores.

Resumiendo, se podría decir que por aquellos años Iron Maiden se encontraban en el punto supremo de su carrera, a pesar de que en 1989 Adrian Smith deja la banda. Después de esto nada volvería a ser lo mismo.

No obstante, los británicos seguirían adelante con más cambios en su formación y vendrían modas y estilos muy variados, y finalmente, tras muchos obstáculos atravesados a lo largo de los años, logran sobrevivir, y hoy en día, 30 años después, continúan siendo una referencia imprescindible para el Heavy Metal en particular, y el Rock de manera general, y logrando euforia con cada nuevo disco lanzado.

Hoy, cuando han pasado 30 años desde que en 1988 viera la luz Seventh Son Of A Seventh Son, en el 2018 este redondo constituye un trabajo musical de gran valor para la trayectoria de la banda, y CD imprescindible para la colección de cualquier fiel amante de los británicos y del Heavy Metal y Rock en todo el mundo.

Tracklist:

  1. Moonchild.
  2. Infinite Dreams.
  3. Can I Play With Madness?
  4. The Evil That Men Do.
  5. The Seventh Son of a Seventh Son.
  6. The Prophecy.
  7. The Clairvoyant.
  8. Only The Good Die Young.

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