Nos contactamos con Marco Basualdo, voz de la banda paceña El último cocalero, que me encanta por su actitud rebelde. Su álbum debut del 2002 metafóricamente me voló los sesos con certeros temas como Leaving Las Velas, El Comandante Mamani, Me Verás Cayerme en la Buenos Aires, o Guerreros del Agua.
El álbum completamente es una bomba de tiempo, que atemporalmente nos lleva a sentirnos identificados con sus temática y líricas sarcásticas, en un Estado Profundo que quiso agringarnos. Justo en esos años (2003) cayó el presidente apodado Goni, que se escapó a USA, un “Little Trump”, podríamos decir.
Sus políticas neoliberales dejaron secuelas, pues al día de hoy al boliviano le cuesta mucho digerir e identificarse sin recelos con la palabra “Chola” o “Cholo”. No somos tan libres: preferimos decir lo de “cholita”, pues sin diminutivo puede ser mal interpretado en el diario popular, peor en voz alta. Es lo que conocemos como “la doble moral”, porque el “Cholaje Paceño” y Aimara, en especial, son los nuevos controladores o “Todo Poderosos” en estos suelos del Kollado, ex imperio de los Incas. Para colmo, tampoco tenemos empatía al incario.
Al fin puedo retribuir favores, pues Marco Basualdo me hizo las mejores entrevistas en su oficio periodístico que desempeña con total firmeza. Un crack dentro de la Movida Socio – Cultural y Política. Junto a su compañero al bajo, Arturo Choque, son miembros fundadores de la original agrupación que ha vuelto a escenarios, y al parecer prepara el gran esperado nuevo álbum, que dos décadas vamos aguantado en silencio armonioso los seguidores de El Último Cocalero.
Otrora, Marco Basualdo es el único periodista y activista cultural que se propuso realizar, y editar un libro sobre la Historia del Rock en Bolivia, que ha sido publicado en 2004, y aumentado, mejorado, y re-publicado en 2015. La historia se escribe con sangre desde el epicentro de los hechos, y mejor aún si uno sabe lo que hace o dice.
Un fuerte e indómito abrazo a la distancia que, aun viviendo entre las mismas montañas, nos aparta y hermana como las aguas de los ríos que cruzan la hoyada paceña. En exclusiva para la poderosa LaCarne Magazine, la voz de un rockero “sucio y desprolijo”, como decía el inconfundible Pappo.
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Marco Basualdo – El Último Cocalero, Rock Cholo de La Paz
Luego de tantos meses de encierros, cuarentenas, y la pandemia debido al COVID19, personal y musicalmente hablando, ¿cómo están actualmente?
La cuarentena, que se vino después de los sucesos del 2019 en cuestiones políticas, nos ha servido para inspirarnos en nuevas canciones que fuimos puliendo pese a las restricciones.
Las peleas entre bolivianos, la cuarentena, el encierro, el temor, fueron motivos de reflexión seguramente para todos, y nosotros, que componemos en base a lo que vivimos en nuestro tiempo, no podíamos estar exentos a lo sucedido, e hicimos algunas canciones sobre todo lo vivido en estos últimos años.
Una breve reseña de El Último Cocalero. ¿Cómo nace el grupo? ¿Por qué del nombre El Último Cocalero? ¿Cuál es la formación actual de la banda?
Nacimos en 1996 con Arturo Choque. Éramos compañeros en la Carrera de Comunicación Social de la Universidad Católica Boliviana, y junto a un baterista llamado Rodrigo Goyochea y el guitarrista Marcelo Lara formamos la banda El Último Cocalero, que se puso este nombre porque por aquellos años el hombre cocalero era como un símbolo de la soberanía y dignidad boliviana, en referencia la injerencia yanqui.
Hoy seguimos en el grupo Arturo y yo, junto al guitarrista Ricardo Inofuentes y el baterista Alejandro Alfaro, grandes músicos.
¿Qué estilos musicales han influenciado en el sonido de El Último Cocalero?
Nos gusta el Rock y Blues básicamente, aunque también hemos explotado el Funk, e incluso el Rap. Tratamos de experimentar con todos los géneros posibles, no vemos grato encasillarnos en un solo estilo.
¿Cuáles fueron sus referentes musicales para El Último Cocalero? ¿Qué bandas o artistas los han marcado?
Tenemos diversos gustos. Yo vengo del Rock argentino de los años 80, que se caracterizó por ponerle una identidad al Rock en español. Pienso que hay muchas cosas por decir, y en nuestros códigos, en nuestro país, hay mucho por denunciar, pero no siempre se ha hecho.
El resto de la banda tiene gustos similares, Rock sin adornos, letras directas. No podemos comulgar ni con los covers porque no nos sale bien la imitación. Preferimos ser auténticos, tampoco somos muy prolíficos en ello.
Ese disco debut de El Ultimo Cocalero & Los Hijos de Rocha es una joya para el Rock boliviano, desde mi humilde opinión. ¿Qué nos pueden comentar de su trabajo discográfico? ¿Algunas anécdotas de la producción?
Fue el disco que pudimos grabar gracias al concurso del Marathon Rock organizado por el Pub Equinoccio en el 2002. No lo esperábamos, francamente. En ese entonces tampoco éramos una banda de músicos versátiles, pero sí con mucha honestidad, que creo que fue finalmente lo que evaluaron los jurados para hacernos ganadores.
Lo grabamos en cuatro noches con mucho vino para aplacar los nervios. Yo en lo personal jamás había entrado a una sala de grabación. Y entre esas copas nació una canción titulada Una Raya Más Al Tigre, simplemente porque teníamos el tiempo y las condiciones.
Pude observar en sus redes sociales que El Último Cocalero están preparando nuevos versos para grabarlos, y lanzar, al parecer, una nueva placa discográfica, ¿Alguna primicia que quieran compartir?
Sí. Como te dije, en pandemia compusimos y ya sumamos un buen número de canciones como Siempre Hay Una Solución, Motoquero Pitita, El Perro Arrepentido, además del Blues de la Cara Conocida y La Línea Blanca que quedaron pendientes desde hace algunos años. En octubre entramos a grabar, y calculo que a fin de ese mes tendremos el producto final.
El 2019 tuvieron el gusto de compartir un show único junto a muchachos privados de libertad-tallerista que cursé en el Recinto Penitenciario de San Pedro, en La Paz. Apoyando la presentación de un material registrado con parte del Tallerap La Libertad Tras Las Rejas. ¿Cómo les fue en dicha experiencia socio-cultural? ¿Algunas anécdotas del hito musical?
A nosotros nos encanta tocar en ambientes no convencionales, y aquella experiencia fue por demás enriquecedora. Compartir con la población carcelaria, conocer sus vivencias en el enclaustramiento, aunque sea sólo por unos instantes, es reveladora para las historias que queremos contar.
Fuimos testigos de la participación en escenario de estos raperos, y sin dudas que sus narraciones también dejaron enseñanzas para nosotros, que vivimos en libertad. Aplaudimos este tipo de actividades, y siempre estaremos dispuestos a tocar en este tipo de eventos.
Ahora pude observar que El Último Cocalero se presentaron en espacios Culturales tanto en la ciudad de El Alto, como en La Paz, donde aparecen nuevos espacios estatales para la expresión musical. Desde su perspectiva y experiencia en Bolivia, actualmente ¿cómo encuentran el Movimiento Cultural de Música Contemporánea?
Es importante que existan espacios, aunque géneros como los que hace mi grupo no sean de receptividad masiva, hay que ser honestos en ello. Asimismo, existen otras propuestas que lamentablemente no son del todo aceptadas, pero ello no tiene que significar un cierre, todo lo contrario, se trata de habituar al público a cultivarse incluso con aquello que desconoce. Por eso estos espacios son importantes.
Pude disfrutar en su integridad del álbum debut. Me encantó por completo, es una reliquia en mi colección de música (sección Bolivia), además que se mandaron Una Raya Más Al Tigre, dedicada al poderoso The Strongest, el único equipo Tri – Campeón en la historia de fútbol profesional del país. ¿Qué canciones se han convertido en referentes para ustedes como banda? ¿Qué temas los identifican con su público?
Gustan mucho Living Las Velas, que narra una pequeña vivencia de la noche paceña, y otro sería El Último Cocalero, que en su momento se traducía como un grito de protesta ante el avasallamiento de las políticas impuestas por el Imperio.
¿Cómo han encarado la situación mundial del COVID19, las cuarentenas, y la etiquetada “pandemia” desde la trinchera del arte musical?
A mí en particular me afectó mucho. No soy un tipo de encierro, y siento que al resto de la banda también. Pero también nos sirvió como fuente de inspiración para componer, además de ponernos las pilas para grabar algunos temas pendientes al ver que la vida no estaba garantizada ni a un corto plazo.
¿Qué les dirían a las personas que quieren incursionar en el Movimiento Musical? ¿Cuáles son sus palabras de experiencia a la gente, luego de los años recorridos? Unos mensajes de ánimo para las generaciones venideras que sienten la rebeldía como estilo de vida, y vibran la lucha desde el arte, y la magia de la música.
Bueno, hacer realidad lo que se propongan en mente. Y hacerlo honestamente, sin disfraces ni poses.
Yo he sido testigo de una infinidad de bandas muy buenas, con un talento enorme entre sus integrantes, en fin, pero que no encontraron su identidad, una impronta que los haga únicos en lugar de perseguir un ideal, que es tan sólo una ilusión. Es difícil, las condiciones a veces te desaniman, pero hay que intentarlo.
En el supuesto de estar sin red o acceso a internet, ¿qué discos recomiendan para irse de viaje o vacaciones? O tal vez, ¿de revuelta y protesta? O ¿de joda con los cuates?
En español, así te quedan las letras. Sugiero algunos de Pappo por su lenguaje callejero, y algunos de Pescado Rabioso o Spinetta solista por su poesía. De Rock boliviano, sin dudas el primer y segundo disco de Wara.
¿Cuál es su frase, lema, dicho o verso que les anima a seguir en la batalla de la vida o en el juego de la vida?
No tenemos uno, pero tal vez uno de los títulos de nuestro venidero disco: “Siempre hay una solución”.
El futuro en cuanto a la pandemia, las cuarentenas, el COVID-19, y la forma de vivir son tan inciertos como todo en la escuela de la vida. ¿Qué proyectos para la banda en lo que queda del 2021 y llega el 2022?
Lanzar y promocionar el disco, y seguir presentándonos en esos escenarios a los cuales las bandas exitosas rehúyen.
La despedida, un mensaje final para la gente que disfruta su música y para los nuevos seguidores de El Último Cocalero.
Muchas gracias por la entrevista, hermano. Suerte a todos y los esperamos en futuros conciertos.
Iniciando la primavera en Los Andes paceños, ayer 21 de septiembre 2021 se celebró también el denominado Día de la Amistad, y hoy, que cerramos edición en LaCarne Magazine, puedo asegurar sentirme bien cercano, aunque a la distancia, estrechando un abrazo caluroso con un gran amigo – hermano de dos décadas aproximadas.
Gracias infinitas por incluir el proyecto Marraketa Blindada en el Libro del Rock Boliviano, una joya para los que sabemos de esto. Además, que el único re editado y editado en Bolivia.
Te recuerdo en las aulas de la Universidad. Estabas en semestres arriba, pero ya brillaba esa estrella de Marco El Último Cocalero Basualdo, un colega que siempre supo levantarme el Ajayu (Alma) con sus numerosas entrevistas para sin fin de medios impresos, por donde el hábil comunicador y narrador social desempeña el buen e intenso oficio del foto – periodismo in situ.
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