Hoy os traigo a un artista imprescindible en el desarrollo del Hard-Bop y del Jazz contemporáneo, a pesar de que la vida no le ofreciera mucho tiempo… Lee Morgan es un artista clave entre estilos, que ha pasado a la historia del Jazz por méritos propios, siendo una de las trompetas de Jazz más importantes a partir de la segunda mitad del Siglo XX. Y vamos a contar su triste historia sin dejarnos llevar por el sensacionalismo, porque hemos venido a hablar de música, chavalería.
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Lee Morgan, la esencia absoluta del Hardbop
Edward Lee Morgan nacía un 10 de julio de 1938 en Filadelfia, Pensilvania. El menor de 4 hermanos, desde muy pequeño se interesó por la música (su padre era un muy buen pianista de Góspel), empezando con un vibráfono, al que muy pronto cambió por una trompeta. También tocaba el saxo alto.
Le regalaron su primera trompeta cuando tenía 13, y empezó a fijarse, principalmente, en como tocaba Clifford Brown, de quien además tomó algunas lecciones siendo adolescente. Estudió técnica en la Mastbaum Technical School, y con 15 años ya dirigía sus propias bandas locales, que actuaban en bailes y jam sessions de la ciudad. Normalmente tocaba con dos paisanos suyos: Benny Golson y John Coltrane.
Sus primeras grabaciones de estudio las hizo antes de cumplir los 18 junto al pianista de gran renombre Horace Silver, y al saxo tenor Hank Mobley, dos de las principales figuras en el inicio del Hardbop. Como veis, siempre supo rodearse muy bien, además su talento no dejaba indiferente a nadie.
Antes de los 18 años, Lee Morgan es contratado por la Dizzy Gillespie para su banda, donde estaría hasta que la banda se disuelve en 1958. Este contrato le dio una gran experiencia a nuestro artista, pues si bien la historia del Jazz le ha puesto en un plano secundario con respecto a Charlie Parker, Dizzy Gillespie es uno de los grandes maestros del Jazz, tanto como intérprete como compositor, y como maestro de muchos nuevos músicos que seguían la estela dorada del Bebop.
Además, este contrato con Dizzy le abrió muchas puertas, y ese mismo año estaba grabando para Blue Note, con quien llegaría a firmar hasta 25 álbumes como líder.
Un año antes ya era la trompeta de Coltrane para el disco Blue Train. Esta colaboración es muy reconocible, pues nuestro artista tocaba la trompeta con una campana en ángulo, que fue regalo de Dizzy Gillespie, y que le daba un sonido muy peculiar.
A finales de éste, Lee Morgan da el golpe definitivo uniéndose a la gran banda de Jazz de todos los tiempos, The Jazz Messenger, capitaneados por el impresionante Art Blakey. Junto a esta banda, Lee Morgan se desarrolló muchísimo como solista y compositor, participando de hitos musicales tan imperecederos como Moanin´, una de las canciones de Jazz moderno más famosas del mundo entero.
En esta formación, todos los músicos eran miembros muy involucrados con el grupo, aportando ideas, nuevos ritmos, y siempre pensando en crecer musicalmente. Cuando Benny Golson abandonó la formación, fue el propio Lee Morgan quien convenció a Art Blakey para que contratara a la joven promesa Wayne Shorter.
Esta época entre 1959 y 1961 fue un puntazo para la formación, que realmente conoció el éxito tanto nacional como internacional, y las composiciones de Lee Morgan dan buena prueba de ello. Temas tan icónicos como The Midget, Haina, Yama o Blues Lace serán un reflejo de lo genial de este artista. La gira que dieron en Japón convertiría a Lee en una auténtica estrella.
Sin embargo, en 1961 Lee Morgan abandona la banda debido al problema de drogas que acarreaba desde hacía años. Regresaba a su ciudad natal para intentar recuperarse. Regresaba a Nueva York en 1963, sacando el disco The Sidewinder, cuya canción con el mismo nombre rompió todas las listas de éxitos de 1964. Además tuvo un gran éxito en el mercado de la música Pop, pues se acercaba bastante a los ritmos Boogaloo que se escuchaban en la ciudad.
Parece ser que esta canción la compuso como relleno para el álbum, y el propio artista nunca llegó a entender su éxito. Es la canción más vendida de la historia del Jazz.
Convertido en un artista de éxito comercial, a partir de 1963 grabaría una veintena de discos como solista, pero también continuaba grabando como acompañante para otros artistas, como Wayne Shorter, Freddie Hubbard, Joe Henderson, Jack Wilson y muchos más. Además nunca abandonó definitivamente a The Jazz Messengers, con quienes estaría tocando hasta el final de su vida.
Entrados Los 70, Lee Morgan se involucró mucho políticamente, convirtiéndose en líder del Jazz and People’s Movement, grupo que se encargaba de protestar por la falta de artistas de Jazz como invitados y miembros de las bandas musicales de los programas televisivos, que eran un trampolín comercial y aseguraban una estabilidad económica a los músicos. Este grupo estaba compuesto por Billy Harper y Bennie Maupin como músicos de caña, Harold Mabern al piano, Jymie Merritt al bajo y Mickey Roker y Freddie Waits a la batería.
El 19 de febrero de 1972, tras una actuación en el Slug’s Saloon, un club de Jazz del East Village de Nueva York, Helen Moore (o Helen Morgan), mujer del artista, le disparaba a bocajarro con la propia pistola que él mismo le había regalado para protegerse. Las lesiones no fueron letales en el momento, sin embargo la ambulancia tardó en llegar, y nuestro artista moría desangrado. Tenía 33 años.
La relación de estos dos nunca fue sana que digamos. Se conocieron en 1967 cuando él estaba más enganchado a la heroína. Lee se presentó en una de las fiestas que ella organizaba sin abrigo, pero también sin trompeta. Ella no sólo le ayudó a desengancharse, además se convirtió en su manager y, por primera vez en su carrera, comenzó a ganar dinero. Helen recompuso (o casi creó) la carrera de Lee, a cambio recibió infidelidades y deslealtades por parte de él.
Lee Morgan es un artista de esos que llamamos completos, que a pesar de tener una corta vida, ésta estuvo siempre íntimamente ligada a la trompeta, pues Lee era un músico de fuerza, de esos que conmueven por la pasión que le ponen a todo lo que hacen.
Lee Morgan fue la esencia absoluta del Hardbop, algo que consiguió a partir de “urbanizar” los limpios sonidos del maestro Clifford Brown, y creando así un sonido tan propio y peculiar que cuando os familiaricéis con él no seréis capaz de sacar de vuestras cabezas. Y me estaréis eternamente agradecidos… De nada!