Mirar el horizonte, el vaivén de las olas en la orilla del mar, una puesta de sol o un amanecer, ver correr el agua en un riachuelo, o tener la fortuna de navegar y ser acompañados por cetáceos son definitivamente motivos para tener de fondo al género musical conocido como New Age. Ahora bien, ¿son sonidos para el alma o para el ambiente natural?
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New Age, ¿son sonidos para el alma o para el ambiente natural?
La inspiración humana es sorprendente, más si es motivada por la naturaleza y sus alucinantes espectáculos. De allí que la música que le sirve de fondo deba ser suave, sincopada, nada estridente, y sobre todo instrumental. Por supuesto, con sus excepciones, dado que la voz humana, también como una suave brisa en una alfombra mágica, nos llevaría a alucinantes e inhóspitos espacios.
New Age, o nueva era, surge muy atrás, en la convulsionada década de los sesenta, quizás como respuesta a ese atribulado momento que vivía el mundo: la cuestionada guerra de Vietnam, manifestaciones sociales de diversas índoles, búsqueda de escapes mentales con el uso de alucinógenos…, en fin, una lista de situaciones nada fáciles. Era como para decir: Basta, tengamos algo de paz, de tranquilidad, y por qué no, por favor “paren el mundo que me quiero bajar”.
El New Age personifica entonces una válvula de escape, un medio que unifica varios estilos, como la Música Electrónica, la Clásica, el Jazz, el Rock Progresivo, el Rock Instrumental, la Música Minimalista y el Folk. Un solo compendio, cuyo resultado es una música muy suave, agradable, y de pasajes relajantes, y algo muy particular y propio de este género, la naturaleza y sus sonidos que acompañan sus composiciones.
Por todo esto, al New Age, también se le ha asociado a terapias de relajación, trances de meditación, toma de conciencia, luchas ambientalistas (respeto al ambiente natural y por la naturaleza). Obviamente, como todo estilo, tiene sus adeptos y sus contrarios.
Los que están a favor y lo defienden, y los que lo consideran innecesario y hasta exagerado, puesto que cada quien medita a su modo, y la defensa de la naturaleza es trabajo para los científicos o de especialistas, según se recoge en literatura especializada. New Age es defensa y a la vez ser amigables consigo y con su entorno, su ser interno y con la naturaleza que le rodea.
Ahora bien, pero ¿quién es quién en el ámbito del New Age? Nombres tales como Vangelis (Grecia), Kitaro (Japón), Enigma (Alemania), Mike Oldfield (Gran Bretaña), Klaus Schulze (Alemania), Andrea Vollenweider (Suiza) son las más relevantes figuras con destacadísimas trayectorias, a tal punto de considerárseles como los pilares del género.
Así mismo, vocalistas tales como Enya, Loreena McKennitt, Suzanne Ciani, Estelle, Asmodelle, Sara Brightman, entre otras, son artistas femeninas que su vez han aportado adicionales carismas a éste. En fin, tal es la preponderancia del New Age, que ha rebasado fronteras. Veamos algunos ejemplos de músicos que, de latitudes diversas, incursionaron en el ámbito del New Age.
Así, Miguel Ángel Ruiz, nacido en 1964 en España, desarrolló sus actividades musicales cuando contaba apenas con 17 años, y dirigió sus ideas hacia la composición. Publicó su primer trabajo bajo el nombre de Orfeón Gagarin, apodo que usó luego como su seudónimo artístico.
Otro ejemplo lo constituye Idelfonso Aguilar, dado que fue el artífice del Festival de Música Visual de Lanzarote, espacio que sirvió de motivo para el desarrollo y disfrute de verdaderas obras del estilo. Hacia 1978, Orfeón Gagarin da a conocer Erosión, una de las pocas publicaciones que se le conocen dentro de la llamada Música Planeadora de España.
Otros artistas que incursionaron en el quehacer del New Age en España: aparecen el dúo BIOS, Miquel Jorda, Menthaal, Aleix Gaus, Oscar Roig, David Salvans, Juan Manuel Cidrón, Sergio Malvare, Juan Francisco Padilla, y Eduardo Moreno (Munnshe, 1995). Una mención especial que merece ser señalada es el caso de Michel Huygen, de padres belgas, y residenciado en España, a muy corta edad.
Su destacada trayectoria dentro del New Age inició formando parte de la banda de nombre Neuronium, la cual fue perdiendo sus integrantes, razón por la cual él toma el nombre como su pseudónimo personal, y es así como se le conoce. Dentro de su trayectoria se puede hacer mención de los trabajos CD ROM, respaldo musical para un proyecto sonoro-cultural encargado por el gobierno español (década de los noventas). Astralia, nombre del trabajo donde muestra que existen verdaderas variantes dentro del género New Age cósmico.
Así mismo, las grabaciones con la London Symphony Orchestra e In London, trabajo este último realizado con el conocido Vangelis, ratificando así su consagración como figura dentro del género. Oniria, vigésimo album de Neuronium, momento donde ya su trayectoria se encontraba muy bien encaminada y es muy solicitado, y continúa su participación con diferentes artistas fuera de España.
Ahora bien, Latinoamérica también ha sido cautivada por el New Age. Así, Ángel Rada (cubano venezolano) y Miguel Ángel Noya (Venezuela) son los ejemplos que para mí se constituyen en bastiones de ese estilo. Si bien no son estrictamente cultores del género, sí han tenido devaneos muy serios con éste, ya que, al escuchar sus trabajos, me indicaba cómo debería ser el mundo y cómo debe ser vivir en él.
Aun con sus altibajos, la vida y el mundo en el que nos movemos merecen ser disfrutados, y qué forma más maravillosa que con New Age. Miguel Ángel Noya ha tenido destacadas participaciones y movidas en sus diversas presentaciones, constituyéndose verdaderamente en un líder de la música electrónica en su país. De esta forma deja brillar el carácter trascendental de su región, y así continuar cultivando de forma efectiva en su tierra, de donde es originario.
Así mismo, el instrumentista cubano- venezolano Ángel Rada se mueve dentro de un género al que se la denominado “Etnosónica”. Es decir, hay un involucramiento de lo étnico con un sonido particular, el cual ha sido englobado bajo la denominación de New Age por su parecido en sus diversos pasajes y devaneos con el género.
Sin embargo, hay conocedores del New Age que discrepan de tal similitud. Y la diferencia estriba en que en el New Age se usan instrumentos musicales con preponderancia de guitarras, acústicas, pianos, flautas…, y no instrumental electrónico para dibujar una perspectiva virtual natural. Donde la composición queda confinada al color del arreglo, y a la tesitura de dicho sonido.
Un aparte interesante y particular, en la década de los setentas surgió en Venezuela una verdadera fiebre por amar la maravillosa geografía local, combinando Rock, sonidos caribeños, Jazz, Electrónica y música tradicional venezolana con sus instrumentos incluidos y fuertes devaneos con el New Age. Se trata del músico alemán, pero venezolano por naturalización, Vytas Brenner, quien dejó una profunda huella, y ocupa un capítulo especial en el quehacer musical venezolano. Eran realmente impresionantes sus presentaciones en directo, con un lleno total.
Vytas Brenner formó el grupo Ofrenda, que se caracterizó por la fusión, como ya se dijo, entre el Rock Progresivo y la música folklórica del país. Brenner y su banda editan una serie de discos como La Ofrenda de Vytas Brenner, publicado en 1973, Hermanos, publicado en 1974 y Jayeche, publicado en 1975. Y luego, una serie de largas duración de corte un poco más lucrativo.
Dado que al hablar del género New Age es hablar de un paisaje natural, parajes y senderos, entonces se le ha asociado a movimientos, como ya se mencionó, a grupos ecológicos, pero ésa no es una condición sine qua non, puesto que corrientes místicas, estándares espirituales, étnicos y hasta sociales, a la sazón de esa “mezcla” de estándares presentes en la humanidad, se han conjugado sin querer en fortalecer el New Age.
No siendo aceptados, ni son bien vistos por los celosos cultores del género, al no quererse ver involucrados con tendencias o corrientes totalmente distintas a las propias. Precisamente por no pretenderse involucrar de lleno con el estilo. En lo personal, uno de mis géneros favoritos es precisamente el New Age, por la calma y quietud que producen al escucharlo, sin necesidad alguna de requerir salvar delfines (aunque como biólogo lo apoyo), ni lograr superar alguna depresión o estrés que alteren mi equilibrio emocional.
Pues la invitación es a dejarse llevar por las cadencias y notas de calma que produce el género, escuchar y conocer la música New Age, sus diversos representantes, y así tratar de entender su sentido y razón de ser. Será hasta una nueva oportunidad.