Nico Estrella, el cantautor electrónico

A finales de los 90’s, en Bolivia existía un auge musical que estaba encabezado por nuevas propuestas sonoras y bandas que alimentaban la escena local. El grupo Aisha marcaba agenda y tocatas en los distintos Pubs de la hoyada, donde los hermanos Estrella, junto a Vadik, habían levantado sus voces en ritmos y melodías propositivas.

Pasaron los años, y muchas agrupaciones se disolvieron, sus integrantes armaron nuevos proyectos musicales o comenzaron sus carreras solistas, donde Nico Estrella toma partido e inicia su periplo hacia el derrotero del Arte en nuestro Estado Profundo, que desde siempre ha nublado a la expresión artística, y lo ha ahogado bajo las convulsiones socio-políticas (que ellos mismos generan) sin vergüenza ni disimulo.

Las redes sociales sirven para reencontrarnos en el camino de la vida, y, gracias a la magia del aquí y el ahora, nos cruzamos en el chat Messenger con Nico Estrella, amigo de la bohemia y colega de la música que desde Samaipata (Santa Cruz) nos abre las puertas de su confianza para colaborar en exclusiva con LaCarne Magazine.

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Con la música camino al corazón

nico estrella

Luego de casi dos años de sobrevivir al COVID19, personal y musicalmente hablando, ¿cómo estás actualmente?

Personalmente y musicalmente ha sido un tiempo muy intenso de búsqueda y renovación. Un tiempo de cuestionar mis propias estructuras, y de adaptarme a este nuevo mundo en el que vivimos. Ha sido un tiempo de mucha creatividad e introspección, pero también de incertidumbre. Hubo drama, romance y misterio.

¿Cómo naces a la vida musical?

Nací en Oruro, Capital Folclórica de Bolivia. En casa se escuchaba buena música, creo que gracias a mi papá y a mi hermana mayor. Soy autodidacta, así que la radio fue mi instrucción musical.

¿Qué influencias artísticas has recibido? ¿Qué estilos musicales han influenciado en ti?

Yo diría que la música Pop y Rock de los años 60, 70, 80 y 90 moldearon la forma en que escribo canciones. Principalmente la música de los Beatles, el Blues de Moody Waters, Led Zeppelin, James Brown, el Pop ochentero onda Genesis o Tears for Fears, King Crimson, Massive Attack, Portishead. Y por otro lado Charly García, Spinetta, Cerati y Calamaro también me marcaron un camino, una faceta.

 Una breve reseña de tu carrera hasta el presente, ¿cómo surges en el proyecto musical de tu vida?

Empecé a hacer música a mediados de los 90 en dos bandas bastante diferentes: Astral y Daustria. De Astral heredé el buen gusto de escribir canciones propias.

Con Daustria empecé a coquetear con la distorsión y la guitarra eléctrica. Luego hicimos una banda con mi hermano Jorgos llamada Aisha, y tocamos por varios años por el circuito paceño. Luego formé Índigo, toqué y grabé con Qhana, y empecé mi camino solista.

Para los artistas, los títulos y postgrados son sus propias obras, discos, canciones, videos, etc. ¿Cuál es tu discografía (y los años de edición) a la fecha?

Por el año 2008 empecé el proyecto solista con un álbum llamado Elektro-Nico (mi primer álbum), el 2010 edité Nacimiento Imaginario. El mismo año hice un álbum en vivo llamado Nico en el Ojo de Agua. El 2018 publiqué un sencillo que se llama Agua Salada. El 2020 publiqué tres trabajos musicales: Maniobras Evasivas, Tobogán y Piano Crush.

Mi cabeza es una canción

Luego de los años recorridos, ¿qué nos puedes rememorar de tu experiencia dentro de la movida musical en Bolivia?

Lo que más valoro son los buenos amigos y amigas músicos que conocí a lo largo de los años. Todos tratando de mejorar nuestra obra, y tratando de subsistir en un país donde no hay apoyo alguno a la creación artística, y la mayor parte de la gente escucha Música Tropical y no quiere nada nuevo.

¿Cómo has encarado la situación mundial del COVID19, las cuarentenas y la etiquetada “pandemia” desde la trinchera del arte musical?

Ya que no se podía tocar en vivo, me dediqué a la composición. Traté de encontrar conexión y romper algunas estructuras mentales musicales, y tratar de encontrar nuevas formas de escribir nueva música. Todo ello con la incertidumbre del futuro y celebrando el presente. Creo que, al igual que muchos otros, llegué a apreciar las cosas pequeñas de la vida a las que estamos acostumbrados.

¿Con qué artistas has tenido el gusto de compartir escenarios y trabajar codo a codo? ¿Qué evento o Festival te han dejado marcado?

Un Festival que recuerdo con especial cariño es éste que se llamaba Alternativa 2011, al que fui invitado después de publicar Nacimiento Imaginario.

Es muy entrañable porque tuve el gusto de tocar en vivo con los invitados de mi álbum: Álvaro Montenegro y Freddy Mendizábal en la Casa de la Cultura de La Paz. También tuve el gusto de participar en un par de discos de Vadik Barrón. Y grabé un buen disco en el 2010 con la banda de Folk Rock Qhana.

En el mundo de la Trova, la guitarra, el canto y la poesía, en Bolivia hay una movida cultural interesante, así como en la Electrónica y el Rock. ¿Qué nos puedes comentar de la escena musical en la que por lo general te desenvuelves?

Yo soy casi totalmente ajeno al mundo de la Trova en Bolivia. Pese a que conozco a muchos de sus protagonistas, lo mío va por otro lado. Me pasa que soy demasiado electrónico para los trovadores, y demasiado cantautor para los electrónicos.

En todo caso, he sido invitado a grupos de compositores, cancionistas, cantautores, etc. De lo cual estoy muy agradecido. La poesía es algo que no podemos pasar por alto los músicos a la hora de buscar más herramientas de expresión.

Las guitarras suenan para dormir

nico estrella

¿Con qué colegas has tenido el gusto de compartir canciones o hacer colaboraciones? ¿Qué canciones originales son tus preferidas para interpretarlas hoy y siempre?

Con mi amigo Vadik hicimos un par de cosas musicales que siempre dejan un feliz recuerdo. Mis canciones preferidas a la hora de tocar varían todo el tiempo, pero entre las mías están: Agua Salada, Nos Vamos a Encontrar, Cuando Vivías Cerca, Canción Espejo, canciones que parecen haber tocado las fibras más íntimas.

“Hay una escalera, nos vamos a encontrar… bien”, dice el melódico estribillo de una de mis canciones preferidas del álbum Nacimiento Imaginario. ¿Qué temas identifican tus versos?

Si te refieres a temática, mis temas recurrentes son la ciudad, el amor, el deseo, la reflexión, la búsqueda de libertad, el hastío, la nostalgia, las drogas, etc.

¿Qué discos recomiendas para irse de viaje o vacaciones? ¿Qué material es tu cabecera?

Creo que eso es muy subjetivo, pero a mí me gusta el Trip-Hop noventero, el New-Jazz onda Mammal Hands para relajarse, y para sacudir el esqueleto, el buen James Brown, ¡Hit Me!

¿Cuál es tu frase, lema, verso o dicho para seguir en la batalla musical y en el juego de la vida?

 “Métele, que son pasteles”.

¿Qué les dirías a las personas que quieren incursionar en la música y su creatividad melódica? ¿Algún consejo en particular?

 Que escriban la música que quieren escuchar. Que sea un camino hacia el corazón.

¿Qué proyectos tienes para el 2022? ¿Alguna primicia en especial?

¡Uh… sí! Ando muy contento con este nuevo proyecto musical denominado Wozniak, que estamos preparando con amigos como Boris Barroso y Sergio Medina. Es algo muy bonito para mí, volver a pertenecer a un grupo después de varios años de solista.

Es algo diferente a todo lo que haya hecho antes, y, a la vez, es la suma de todo lo anterior. Es acústico y electrónico, y es instrumentalmente original. Transmite mucha paz de una forma muy sofisticada sin perder coolness. Eso se está cociendo en estos momentos, y estará listo para el 2022.

La despedida, un mensaje final para la gente que disfruta su música y para los nuevos seguidores de Nico Estrella.

Un saludo muy efusivo a todos los que ya me conocen, y a los que no todavía, espero conocerlos en el camino. Cuídense mucho y refuercen sus defensas. Abran puertas, crucen puentes, y no se pierdan del regalo del amor y de la música.


Mientras cierro la presente edición, y musicalizo esta amada labor comunicacional con el álbum Nacimiento Imaginario, disco que ya cumplió una década de vida, y que con el paso del tiempo toman cuerpo sus melodías hechas canción.

Producido por Vatícan Records, el disco cuenta con diez tracks que te envuelven en un viaje muy recomendable, con estilos musicales divergentes y versos poéticos de lírica preciosa. Un CD original de Nico Estrella que tuve la suerte de recibir de obsequio por parte de mi hermano Pepe, quien me comentó haber adquirido de manos del artista la copia que ahora se resguarda con recelo en la colección de discos blindados. Éxitos hoy y siempre.

Más información sobre Nico Estrella en los siguientes enlaces:
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