Sü, nombre artístico de Susana Cedrún, es una artista extremeña con alma viajera. Su música, un caleidoscopio de estilos que van desde los ritmos africanos al reggae, pasando por la electrónica, refleja su pasión por los sonidos del mundo y su compromiso con la justicia social. Su inquietud y curiosidad la llevan a explorar diferentes sonoridades, fusionando estilos y creando una experiencia única para el oyente. En su primer disco, Afrikando, ya se apreciaba una fuerte conciencia social, algo que sigue siendo una constante en su música.
En febrero de 2024 publicó MeditAcción, un disco muy especial en el que explora un viaje interior personal y musical. A través de la música, Sü invita al público a realizar un viaje introspectivo, a meditar y encontrar su propia luz interior. Sü es una artista sin fronteras que explora el mundo a través de la música. Su talento, su compromiso y su pasión por la música la convierten en una de las artistas más interesantes del panorama actual.
LaCarne Magazine te invita a conocerla en esta entrevista en la que Sü nos habla de su música, sus viajes, sus inspiraciones y su nuevo disco, MeditAcción.
Un viaje interior a través de la música con MeditAcción de Sü
Estamos muy contentos de poder charlar un rato contigo, Sü. Pero antes de entrar en materia, queremos que nuestros lectores te conozcan un poco más. Tu nombre artístico, Sü, esconde a Susana Cedrún, una artista extremeña con un alma viajera. ¿Cómo nace tu pasión por la música, y qué te impulsa a convertirte en Sü?
Mi contacto con la música ha sido natural desde pequeña, porque en el hogar se respiraba pasión musical. En casa tenía un gran guitarrista y cantante, mi hermano Rafa, y como vecino tenía a un pianista excelente, mi primo Jerónimo “Momo”. Así que crecí escuchando música en directo cada día y sentía una gran admiración por ellos. Puedo decir que se convirtieron en todo un referente para mí. Fue entonces, cuando comencé mis estudios de conservatorio, y estuve unos años coqueteando con la guitarra y el piano, pero el flechazo llegó cuando apenas con 16 años toqué por primera vez una batería.
Pero si la pasión tiene niveles, podría decir que yo subí algunos más cuando apareció en mi vida el “djembé”, el tambor africano que me robó el corazón y me hizo colgar las baquetas. Conecté con la percusión africana de una manera tan fuerte, que sus ritmos me llevaron a sus tierras, y allí su gente y su cultura me cambiaron la vida. Soy una apasionada del inmenso e increíble mundo de la música africana, sin duda alguna.
Y sobre Sü, puedo decir que más que un impulso, nació como una necesidad. Como estuve muchos años viajando, cuando regresé a mi tierra extremeña, como si yo misma fuera una casa llena de maletas por abrir y ordenar, me senté a revisar mis diarios y fue cuando sentí la necesidad de expresar las emociones de esas narraciones de una manera sencilla, breve, que aligerara el peso. Así llegó el momento de hacer poesía de autoconsumo, sin saber que esta poesía terminaría siendo cantada.
Todo empezó cuando desempolvé mi vieja guitarra y comencé a buscar melodías a esas poesías cargadas de mensajes. Según iban naciendo canciones, iba sintiendo la necesidad de compartirlas. No eran para mí, eran para el mundo. Así comenzó el camino de Sü.
Comenzaste tu andadura siendo una adolescente, y tu trayectoria musical ha ido evolucionando desde tus inicios hasta la actualidad. ¿Cómo ha sido este viaje y qué te ha inspirado a lo largo del camino? Musicalmente, ¿qué es lo más complicado a lo que te has enfrentado?
El viaje comenzó cuando tenía 17 años y me uní a un grupo de amigos para crear una banda: Akosados, y yo sería la baterista. Fue uno de los grupos de rock que más tarde dejaría huella en el panorama extremeño de aquella época. En 1993 grabamos una maqueta, y fue la primera vez que pisé un estudio de grabación. Fue una experiencia inolvidable. Aunque la formación duró apenas tres años, dejamos muchos seguidores. Luego marché a Oviedo a estudiar fotografía artística, y como ya no podía vivir sin la música, nada más llegar me busqué bandas asturianas con las que tocar. No me importaba el estilo, rock, punk o pop, solo quería tocar.
Un día apareció en la Escuela de Arte un cartel sobre un taller intensivo de percusión africana en Gijón, y como si fuera mi destino, la curiosidad me impulsó a inscribirme. Allí le compré mi primer djembé a mi profesor de Senegal, y aunque no aprendí mucho, quedé cautivada por su sonido. Disfrutaba mucho tocando mi nuevo instrumento, y podía llevármelo a todas partes.
Cuando quise darme cuenta, había dejado todas las bandas y estaba tocando en las calles de Oviedo y Gijón. Me juntaba con unos amigos portugueses que hacían música brasileña, otras veces me unía con el dúo de ingleses que cantaban reggae, otras con la chica australiana que tocaba el didgeridoo en la otra calle, o los sevillanos que tocaban ritmos caribeños… La música nos unió, y nacieron fuertes lazos de amistad que duran hasta el día de doy. Mi vida había dado un gran giro y los ritmos del mundo se habían apoderado de mí.
Cuando acabé mis estudios, di un salto a Canarias para trabajar, y unos años más tarde ubiqué mi residencia en Holanda, el país amable que me abrió un nuevo camino musical. En Harlem comencé en serio mis primeras clases de percusión africana, y unos meses después decidí marchar unos meses a Guinea Conakry para ampliar mis conocimientos. Allí recibí clases intensivas de djembé y dundunes de la mano del gran maestro Ibro Konaté. Tuve la oportunidad de acompañar a mi maestro a las ceremonias, y fue un honor poder tocar en algunas celebraciones tradicionales como bautizos y bodas de la etnia malinke.
Este viaje me cambió la vida en todos los aspectos. África se convirtió en algo más que en mi escuela de música, se convirtió en mi escuela de vida. Cuando regresé a Holanda me incorporé a la banda Kuifje in AfriKa percussie de Amsterdam, y tocábamos percusión tradicional del Oeste de África. Ya estaba sumergida en el maravilloso mundo de la música africana y su cultura. “Del conservatorio al rock, del rock a los sones africanos y las músicas del mundo”
Cuando regresé a España estuve viviendo en Alicante, y allí seguí tocando con amigos de la ciudad, también de Guinea y de Ghana. Cuando nació mi hijo Mamady, regresé a mi tierra Extremeña, donde empezó el camino de Sü, como expliqué antes.
Con respecto a lo más complicado a lo que me he enfrentado musicalmente, puedo decir que ha sido la creación y producción musical de mi último trabajo, MeditAcción. Ha sido una enorme responsabilidad desde el comienzo, y un trabajo descomunal. Exprimí todas mis capacidades técnicas y creativas para poderlo llevar a cabo. Era todo un reto para mí, y hoy puedo decir que lo conseguí.
Tu música es un viaje por los sonidos del mundo, desde el afrobeat, el reggae, pasando por la música electrónica. ¿Qué te inspira a crear esta mezcla tan personal? ¿Hay algún género que te gustaría explorar en el futuro?
Me inspira la música que escucho, que a la vez deriva de mi propio recorrido de vida. Me inspiran las personas que me rodean, y la riqueza que existe en su diversidad cultural. La palabra fusión me encanta, y la palabra mestizaje musical me gusta aún más. Amo la mixtura. Defiendo la belleza en la mezcla de culturas, y esto se refleja en mis composiciones.
Con respecto a qué género me gustaría explorar, tengo varios en mente, pero diré que la música electrónica es una de ellas. Experimentar con ella y traérmela a mi terreno, quiero jugar con ella. Creo que incluso podría convertirse en un nuevo proyecto. Si finalmente llevara a cabo este atrevimiento e inquietud musical, os aseguro que iban a bailar muchos pies.
Afrikando, tu primer trabajo, fue un canto a la defensa de los derechos humanos. ¿Qué papel juega la reivindicación en tu música? ¿Qué temas te preocupan y te inspiran a escribir?
Mi música es mi arma en la lucha por los derechos humanos. Mi primer trabajo, Afrikando, es una denuncia, pero a la vez es un abrazo, y en MeditAcción también hay huella de reivindicación y lamento, como en el tema “Liberté», que es mi grito de indignación. Vivo en constante batalla por la equidad social. Soy hermana de multitud de african@s que fueron mi familia en Guinea y Holanda, pero también tengo una gran familia africana aquí en España. La amistad que nos une, la convivencia y las confidencias me hacen conocer muy de cerca las injusticias sociales que viven en el día a día, y que yo misma también he vivido.
Por tanto, puedo decir que esto es lo que me inspira al escribir. Por eso mis canciones son en sí reivindicación, pues a través de las letras intento aportar conciencia y promover la igualdad de los pueblos, la eliminación de las barreras que enfrentan a las personas debido a su raza, cultura o religión… Me preocupa mucho la paz en el mundo.
En el mes de febrero publicas MeditAcción, tu nuevo disco, en el que haces un viaje interior personal y musical. ¿Qué te llevó a explorar esta vía de trabajo, y qué mensaje quieres transmitir al público con MeditAcción?
La propia circunstancia de la vida me abrió esta vía de trabajo, ya que fue en plena pandemia cuando comencé a componer algunas de las canciones del disco. En esta época de confinamiento, el mundo se había detenido, y era tiempo de mirar hacia dentro. Por eso se me ocurrió hacer este viaje interior de autoconocimiento y autocrecimiento personal, y reflejar las emociones nacidas a través de la música. Tenía todo el tiempo del mundo. Así fueron naciendo las letras, melodías, y ritmos.
El mensaje de MeditAcción es un mensaje de esperanza. Si nosotr@s cambiamos, el mundo cambia. Es una llamada a la humanidad. A través de las canciones pretendo incitar a las personas a mirar hacia su interior, y después desde dentro hacia fuera para conocernos, reconocernos, y mejorar para que seamos más conscientes de quiénes somos y de quién queremos ser. También observar lo que nos rodea y reflexionar, ser conscientes de lo que está ocurriendo a nuestro alrededor, y no normalizar las barbaridades que ocurren en nuestro mundo. Es momento de despertar. Aún hay tiempo de cambiar el mundo, pero debemos empezar por nosotr@s.
*En el tema “Duele”, el planeta Tierra llora por la humanidad, y su llanto es el deshielo. Está inundando el planeta.
¿Cómo fue el proceso creativo de este disco tan especial?
El proceso no ha sido fácil, y además se convirtió en todo un reto para mí, ya que en este disco, las ideas para la producción musical y los arreglos de las canciones estaban descansando en mi mente, y debía ponerlos activos y traducirlos a realidad. Imaginaba sonidos ambientes, coros, percusiones, frases de guitarras, bajos, beat-box…. Tenía grabaciones, poesías, anotaciones, dibujos… Todo estaba en mi cabeza, pero tocaba poner cada concepto en su lugar, en su canción.
En este proceso de creación también anoté los artistas colaboradores que quería invitar. Eran muy concretos, lo tenía claro. Con todo mi cariño y atrevimiento les propuse participar en MeditAcción, y aunque no tod@s finalmente pudieron, sí tuve la confirmación desde el principio del pianista y amigo Pedro Monty para los temas “Déjate crecer” y “Conscience and Love”. Más tarde también aceptó Brain Gee, cantante de rap de Guinea Conakry, para el tema “Liberté”, y la más esperada aceptación fue la del cantante de reggae Lidiop para el tema “Conscience and Love”.
Tengo que decir que soy fan de él hace años, y este pasado verano vino a tocar al festival Extremareggae. Tras una colaboración con él, le propuse participar en mi disco, y dijo sí a la primera. No podía creerlo. Acababa de superar todas mis expectativas. Esto era un regalo de la vida. One love!
Cuando tuve todas las piezas del puzzle, comencé a montarlas. Cada pieza en su lugar. Fue muy laborioso, y eché muchísimas semanas de trabajo para que todo estuviera listo antes de entrar en el estudio. Cuando miro el disco en mi mano, suspiro y digo, ya estás aquí, y es como cuando miras al bebé tras el parto, jeje. Una sonrisa de amor y se olvida el dolor.
El disco explora una fusión de estilos musicales, desde el reggae al afrobeat, pasando por melodías orientales y toques electrónicos. ¿Cómo surgió esta variedad sonora en MeditAcción? ¿Qué diferencias o similitudes hay con respecto a tu anterior trabajo, Afrikando?
Hay variedad sonora porque Meditacción es un disco desigual. En él recojo todas mis raíces musicales y mis capacidades técnicas, y experimento, juego con ellas, creo géneros y los combino sin miedo. En el proceso fui creando lo que cada canción me iba pidiendo, y cada tema se convirtió en un pequeño gran mundo con su propio paisaje sonoro. Me divierte mucho enlazar los sonidos y ritmos del mundo con las líneas modernas de guitarra eléctrica, bajo, trombón…, o como en el tema Namasté, que me aventuré a mezclar los cuencos tibetanos con beat-box.
Afrikando y MeditAcción van de la mano. Ambos son mestizaje sonoro, y sus letras son mensajes para despertar conciencias. Pero al mismo tiempo son muy diferentes. Afrikando es extrovertido, abierto, y cuando lo escuchas y lo conoces mejor, te lo llevas hacia dentro, hacia el corazón. Además, su raíz está hecha de ritmos tradicionales africanos.
Sin embargo, MeditAcción es lo contrario. Es introvertido, reservado, nace desde el interior y va saliendo hacia fuera lentamente, y si miramos su raíz, está llena de variedad de géneros musicales fusionados, y de ritmos africanos más modernos. Siempre defendiendo la belleza en la mezcla de culturas, como dije anteriormente.
Namasté es la canción que abre las puertas y nos da la bienvenida a este viaje sonoro. Pero, además, cada canción de MeditAcción está dedicada a un chakra. ¿Qué te llevó a conectar la música con estos centros energéticos del cuerpo? ¿Qué papel juega la espiritualidad en tu música?
El tema de los chakras es un territorio que siempre me ha fascinado, y, como dije antes, fue en el confinamiento cuando decidí indagar en su significado y descubrirlos un poco más. Así llegó la idea de hacer este viaje interior, reconocerme en cada punto energético, conectar conmigo misma, mirar hacia mi mundo interior, mirar hacia el mundo exterior, meditar, reflexionar, y al mismo tiempo interpretar las emociones a través de la música.
Comencé como un juego, un entretenimiento en tiempos de pandemia, pero terminó convirtiéndose en una práctica diaria. Unas veces me acompañaba de la guitarra, otros días elegía la kalimba o el góngoma, otras solo cantaba melodías, y otros solo escribía. Así fueron naciendo las canciones y la proyección de lo que sería MeditAcción.
Visualicé hasta el orden de las canciones. No era la manera, sino mi manera. “Namasté” sería la primera porque es el saludo al oyente, una introducción que nace con ritmos orientales y se transforma en un afrobeat. Este tema es la inducción al viaje sonoro que va a comenzar a través de las canciones de Meditacción. Las siguientes 7 canciones corresponden a cada chakra en sentido descendiente, y el noveno tema, como despedida, es el aprendizaje, el autocrecimiento tras el recorrido interior.
En cuanto a la producción, grabación, masterización, etc., y todo ese currazo que hay detrás, cuéntanos, ¿cómo ha sido? ¿Quiénes te han acompañado en esta aventura para hacer un disco como MeditAcción?
Pues sí, ha sido toda una aventura, y la contaré como tal. Todo comenzó con Charly González de La Tortuga Producciones. Ya nos conocíamos de antes, y tras una actuación mía me propuso producir un nuevo disco. Le presenté mi idea, y confió en mí desde el primer momento, incluyéndolo en las propuestas de ayudas a la producción que convoca anualmente la Junta de Extremadura.
MeditAcción fue elegida entre muchas otras propuestas, y aquí comenzó la película. Tenía las letras, las melodías, y ahora tocaba producir con detalle los temas: intro, arreglos, coros, percusiones… Fui muy cuidadosa elaborando los bocetos. Grabé las guías en casa, en mi pequeño y modesto “Home studio”, pues las ideas creativas las tenía claras, y quería plasmarlas en pistas de audio para facilitar el trabajo cuando llegáramos al estudio de grabación, y para que mi concepto del disco estuviera lo más claro posible. Todo a modo amateur.
En la captación de sonido y a los mandos técnicos estaba Darío Agudo, quien llevó el timón del barco de manera admirable. La conexión era increíble. Captaba mis ideas al vuelo, nos entendíamos en todo momento. Ha sido muy fácil y agradable trabajar con él. Además de ser muy detallista, tiene un oído armónico finísimo, y es un músico excelente. Me ayudó con la producción, y se grababa líneas de guitarra y de bajo donde hiciese falta.
Hemos echado muchas horas y también muchas risas. Diez días seguidos grabando en estudio dan para mucho. Era de agradecer que estábamos en plena naturaleza. Grabar en estudio de grabación rural La Huerta Sonora es un lujo, pues si querías hacer una pausa, te dabas un chapuzón en la piscina y a seguir. Además, la hospitalidad de José Ángel Trejo es infinita. Tengo que agradecer también a Bouba Kalla Camara por llevar la logística de los artistas y cocinarnos ricos platos guineanos.
Como eran demasiados músicos los que tenía citados, me hice una agenda para los días de grabación, y organicé sus horarios y los temas en los que tocarían. La lista de artistas era larga.
Tuve la suerte de contar con grandes músicos extremeños como Pedro Monty, Rodrigo Parejo, Toni Martín, Gonzalo Bordes, Jose Tablero, Borja Silva, Alberto Muñoz, Juanma Cortés, José Ángel Trejo, Rafa Cedrún, Niky Mendoza, mi hijo Mamady, mis hermanos afromeños Ous Baba y Bassirou Sidibé, la especial participación de Pablo Tron, que se desplazó desde Alicante, y el mismo Charly González, que también aceptó dejar su huella sonora en este disco.
También se embarcó a la aventura el beatboxer Agus “Dagus-Wan”, uno de los nombres que forman parte de la historia del Beatbox de nuestro país. A los coros participaron amistades y familia: Bouba Camara, Marisa y Angelines Cedrún, J. Pulpo, Juan Carlos Piñero y Beatriz Kuyén, que además de su preciosa voz, se marcó tremenda sesión de cuencos tibetanos.
Las colaboraciones internacionales son de lujo. He sido muy afortunada teniendo a dos grandes artistas africanos. Todo un honor contar con el cantante senegalés de reggae Lidiop desde París, y el rapero Brain Gee desde Guinea Conakry.
Por motivos de tiempo terminamos de grabar algunas de mis voces en el estudio de Mérida El sanatorio del Sonido, donde Darío Agudo finalizó la captación, y realizó la edición del disco. Las mezclas y el master han ido de la mano de Marcos Bayón. Él había mezclado mi primer trabajo Afrikando, y quise contar de nuevo con él. También llevó parte de la producción del tema Duele. Desde Prasat Bayón Estudios, en la sierra de Madrid, Marcos Bayón fue creando la magia que MeditAcción necesitaba para sonar a discazo, y de nuevo demostró su gusto exquisito, su excelente profesionalidad, y su audaz oído.
Cuando me llegó la inspiración de la portada, tuve que buscar a los profesionales que me pudieran entender, y aquí están estos dos grandes profesionales que consiguieron con creces llevarla a cabo: mi brother David Moreno (@Kynkany), quien realizó la fotografía de portada y la del libreto interior, y Pilar Baldominos, la diseñadora gráfica de @Atrex diseño, quien llevó todo el diseño general y maquetación del disco.
Lo que sigue es plena gratitud a todas las maravillos@s personas que han dejado su huella en este trabajo confiando en mí y en el proyecto. También por aceptar acompañarme en este maravilloso viaje.
Tus videoclips son una explosión de color y energía. Has publicado recientemente los videoclips de «A New World» y «Soy». ¿Qué representan para ti estas canciones?
«A New world» es la fuerza vital y la supervivencia. Este tema representa bien la esencia del nuevo disco. Es una llamada a la humanidad, canto clamando a las personas que se unan para el cambio, para que el despertar sea global y podamos crear un mundo nuevo, un mundo mejor. Si nosotr@s cambiamos, el mundo cambia.
“Soy» es el centro de conexión espiritual, el centro de la sabiduría y la autoconciencia, lo que llamamos “El aura”. Este tema es la aceptación de mí persona como humana, como mujer. Quien escucha este tema, también puede hacerlo suyo, pues somos quienes somos debido a nuestras propias vivencias. Somos lo que vemos, lo que oímos, lo que hablamos, lo que disfrutamos, lo que sufrimos, también lo que callamos… SOMOS.
Tu nuevo sitio web y tu perfil de Spotify son una ventana a tu universo musical, y una puerta de entrada para nuevos públicos. ¿Qué podrán encontrar tus fans en este espacio? ¿Qué importancia tienen para ti las redes sociales?
En la recién nueva web encontrarán mucha información variada para conocer mejor “El mundo de Sü”. Podrán escuchar mis dos trabajos: Afrikando y MeditAcción, descubrir qué esconden cada uno de ellos, ver video clips y fotografías, escuchar algunas entrevistas o leer algún artículo. Os invito a visitarla y navegar por ella. Hay mucho que descubrir y ha quedado preciosa: www.susanacedrun.com
Sobre las redes sociales, tengo que decir que en estos tiempos que vivimos son muy importantes. Para mí, como bien decís, son una ventana a mi universo musical. El planeta es enorme, y la cantidad de música que se consume en el mundo es masiva. A esto le sumamos que el medio más utilizado para escuchar música es el móvil, con lo cual, las redes y canales son la mejor manera y la más rápida de dar a conocer tu arte, y conseguir que tu música se escuche en las antípodas.
Hablemos de eso que más os gusta a los músicos: tocar en directo. Hemos podido comprobarlo personalmente, y es una experiencia llena de energía y baile. ¿Cómo preparas tus shows? ¿Qué te gusta transmitir al público en tus conciertos?
Para hacer buenos directos hay que ensayar mucho, y trabajar puliendo los pequeños detalles que son los más importantes. Cuando subo a un escenario intento poner en contexto al público para que tome conciencia de que no es solo música lo que van a escuchar, sino también mensajes cantados llenos de concienciación. Por eso me gusta hacer una breve presentación antes de cada tema.
En directo le doy mucha importancia a las percusiones, ya que es mi propia esencia, lo que me hace vibrar alto y al público también. El baile también forma parte del espectáculo, y la danza tradicional del oeste de África pone más sabor a los directos, pues mi intención es alentar al público a dejar su espacio de confort y liberar su cuerpo y mente. Música consciente y música sin fronteras.
Y ya que hablamos de conciertos, ¿dónde podremos verte durante los próximos meses? ¿Cómo se presenta la temporada primavera-verano?
Estaré tocando en MUM, en las Jornadas profesionales de la Música de Extremadura, y lo haré con la banda al completo (bajo, guitarra, percusiones, trombón, batería, y también mi inseparable góngoma para hacer un espectáculo muy especial). Y este verano, de nuevo formaré parte del festival itinerante de MUSIC@S EN MOVIMIENTO, donde estaremos dándolo todo el 17 de Agosto en Monesterio. Por ahora no tenemos más fechas cerradas, aunque hay por confirmar hay algunas.
Nos encanta tu buen rollo, tu música y toda tú en general. Siempre es un placer hablar contigo, Sü. Te deseamos mucho éxito y un largo camino musical. ¡Un fuerte abrazo!
Gracias, LaCarne Magazine, por esta bonita y entrañable entrevista. El placer ha sido mío.
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Que maravilla » SÜ » ! Siempre ha sentido ,ha sido para tí en el fundo la música como una medecina , también un arma de lucha para denunciar la voz de los sin voz .
Por eso tan lejos o bien cerca ,creyendo que pasará el dolor,se secará el sudor tambièn terminará el cansacio…entonces creo y te deseo de disfrutar de tu arte porque es algo nunca desaparecera, que sigas logrando tu paso…GRACÍAS por tu música