Autor invitado: Diego Mogrovejo
Desde que la industria discográfica se desplomó en todo el mundo, la industria musical ha tenido que practicar un especie de ensayo y error para mantenerse erguida. Los tiempos han cambiado. Ni los grandes y poderosos pudieron ni pueden revertir o evitar los cambios que se dan en nuestra sociedad.
El modelo de negocio de vender discos quedó sepultado tres metros bajo tierra; solo vive en la memoria de los que tuvimos la oportunidad de vivir esa época – los tiempos de las tiendas de discos y vídeos musicales por la televisión – que ha pasado a ser historia antigua. A pesar de todo, el disco de vinilo ha regresado y se está imponiendo en el mercado.
La adversidad es la madre de todas las virtudes
Desde que la era de Internet llegó y cambió nuestra forma de ver e interactuar con el mundo, también lo hizo rápidamente con nuestra forma de ser como consumidores. La industria discográfica – en aquel entonces columna vertebral de la industria de la música – fue una de las más afectadas por los cambios. Pese a las acciones legales contra el libre intercambio de información (también llamada piratería cibernética), las ventas de CD se desplomaron sin poder recuperarse hoy en día.
Ante tal panorama, los músicos y cualquier agente de la industria han tenido que empezar a buscar y probar alternativas. Los resultados: han sido muy interesantes.
Las sincronizaciones son el uso de canciones en películas, series de televisión, videojuegos o para campañas publicitarias para medios de comunicación masiva, y se han convertido en uno de los principales ingresos para los artistas. Antes se solía ver con malos ojos, pero ahora es uno de los principales intereses de los músicos poder sincronizar.
Los conciertos en directo y el acercamiento de músicos famosos hacia sus fans, por medio de redes sociales, ha hecho posible que la venta de mercancía promocional siga siendo una fuente de ingresos.
Sin lugar a dudas las reproducciones ‘streaming’ y las descargas “legales” van en alza a gran velocidad; sin embargo, aún no se le llegan a comparar con la venta de discos en el pasado.
El vinilo se impone ante las descargas en el Reino Unido
Según la Entertainment Retailers Association (ERA), las ventas de vinilos superaron a las descargas de música digital durante la última semana de noviembre y la primera de diciembre del pasado año.
Según los datos, 2,4 millones de libras fueron derrochadas en vinilos, 400.000 libras por encima de las descargas de canciones y álbumes. ¿La razón? Fue una mezcla de rebajas con una buena dosis de nostalgia. A esto, se le suma el hecho que durante el 2016 los artistas obtuvieron más ingresos por parte de la venta de vinilos que lo que pudieron percibir gracias a Youtube.
Una admiración y colección de segunda mano
Lo que hace que los vinilos hayan cogido impulso recientemente, es la misma razón por la que las sincronizaciones y conciertos son tan importantes. El disco de vinilo es un objeto coleccionable, es aquello que nos acerca a nuestros ídolos; para poder satisfacer nuestra necesidad emocional como fanáticos.
Los tiempos han cambiado, y tal vez demasiado rápido, por lo que es normal que haya mucha nostalgia y se desee revivir aquellos tiempos donde todo era tan diferente. El detalle, es que no fue hace tanto.
Y los vinilos como objeto de colección no es lo único que los fans desean; la experiencia debe ser completa. Tocadiscos antiguos o sistemas de sonido de los 70, 80 y 90, de segunda mano, son cada vez más populares en compras online.
La nostalgia que tanto demanda hace que aún agrupaciones como Iron Maiden o Daft Punk saquen versiones en vinilo de sus últimos trabajos o remasters de los primeros. ¿Quién sabe? Es posible que la gloría del vinilo en la época de ‘The Dark Side of The Moon’ de PINK FLOYD, se convierta en nuestro futuro.