El Mojeño, un genio musical en Bolivia

A sus 81 años, El Mojeño, este acuariano de Chuquisaca, es un genio musical en Bolivia.

Estábamos en el auto de mis suegros, rumbo a Chuquisaca para pasar las fiestas de fin de año, y en la radio sonaba una música muy hermosa que me llamó la atención.

Luego percibí que era un disco compacto compilatorio mp3 original, venía con un librito que presentaba la biografía de Gerardo Serrano Chumacero, conocido artísticamente como El Mojeño.

Cuando me enteré que El Mojeño era pariente cercano de mi esposa, y vivía en Sucre, ya habíamos regresado a La Paz. Mi amada pareja semanas después volvió a la ciudad de los cuatro nombres (Sucre) por motivos personales, y le pedí la colaboración en la entrevista.

Agarrada del cuestionario, María Renee Losantos Chumacero visitó en persona a su “nuevo” tío para lograr una fabulosa entrevista cara a cara en exclusiva para LaCarne Magazine.

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El Mojeño, 60 años consagrados a la música boliviana

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¿Cuáles son los inicios musicales en la vida de El Mojeño?

Un gusto, un saludo cariñoso para LaCarne Magazine. Estoy a las órdenes de mi sobrina, y quiero un poquito expresarle y contarle mi historia.

Yo he comenzado a los 7 años (en 1946) a cantar en la escuela Daniel Calvo, aquí en Sucre. Desde esa edad yo cantaba en las Horas Cívicas, y representaba a mi escuela en los festivales musicales escolares.

Mi padre trabajaba en la alcaldía, y mi mamá era ama de casa. Pero por esos azares de la vida me llevaron en vacaciones a mi pueblo, Mojocoya (1952), pero nunca más me volvieron a traer.

Y eso que yo tenía una proposición del director de la escuela para ir becado al Conservatorio de Música de la ciudad de La Paz.

Mi padre se portó mal. Allá más bien me enseñó la vida del campo: a trabajar con bueyes, sembrar maíz y papa, a echar leña, andar con burros, montar a caballo, enlazar e ir a ordeñar a las vacas.

Hasta los 18 años hemos andado también con recuas de burros (de animales) viajando a las provincias de Chuquisaca: Sopachuy, Villar, Alcalá, Padilla, Serrano… llevando el producto que hacían en Mojocoya, el trago de miel de caña, que es parecido al Singani que hacen en Camargo.

La conexión con la música

Durante todo este tiempo, ¿la conexión con la música dónde estaba?

Cuando me fui el 52 a mi pueblo, yo ya cantaba aquí en Sucre, pero interpretaba música mejicana. Esta música que estamos escuchando, ni soñar.

Los personajes ya mayoresllegaban en vacaciones a Mojocoya, y hacían sus reuniones bohemias. Ellos farreaban por acá y por allá y no había quien les anime, quien les haga música.

Y como yo tocaba guitarra, ya cantaba a mis 13 – 14 años, entonces iban a mi casa en la noche, y le pedían permiso a mi papá para que yo les vaya a animar sus fiestitas.

Mi papá se llama Miguel. Mizquicho, le decían: «préstanos a tu hijo». No decían hijo, a tu “ch’ete” decían. Por decir a tu “llocalla”, para que nos lo toque, nos lo cante, estamos en tal parte compartiendo entre amigos.

Entonces mi papá me hacía despertar y… «hijo, anda, te están buscando Don Pancho, Don Vicente Subieta».

¿Ya había composiciones propias?

No. Yo cantaba canciones mejicanas, rancheras, boleros.

Influencias

¿Ésas son las influencias?

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Claro, por lo que cantaba cosas así, bonitas, me dicen: “por qué no te vas a Sucre, estás perdiendo tu tiempo. Aquí cantas bonito, allá puedes seguir tus estudios, trabajar, e incluso grabar discos”.

Y me vine a los 19 años con pretexto del cuartel. Y lamentablemente en el cuartel no me agarraron. Tres años seguidos me presenté.

Entré a trabajar a una fábrica textil (Cintatex). Ahí conocí a dos amigos: Felix Renjel y Roberto Echalar, eran árbitros de fútbol, y ellos me influenciaron.

Me dijeron: “¿no quieres pertenecer al Colegio de árbitros de Sucre?” «¿Qué necesito?» «Nada… estudiar las reglas, hacer preparación física, ser puntual, disciplinado, y nada de faltar a las reuniones».

De esa manera ingresé al colegio de árbitros. Cuando empecé a arbitrar futbol aquí en Sucre, yo ya salí representando a la ciudad en los campeonatos nacionales.

Paralelamente cantaba en un programa (Expreso de la popularidad) en Radio Sucre, donde actuaban Zulma Yugar, Gladys Moreno, y Los Genios. Un caballero de Sopachuy me agarró y me dijo: «¡oiga! usted está cantando operías en los programas de la radio«. «¿Por qué?» le dije.

«Cante pues la música de su pueblo. Yo en Sopachuy tengo un amigo, había sido tío de usted: Don Roberto Padilla. Ese canta pues con su charango temas de su pueblo, una belleza».

«Claro que sé,» le dije. «Venga a mi casa hombre, consígase dos amigos, dos paisanos, ahí me lo van a cantar y les voy a grabar en una grabadora magnetofónica».

Fuimos una noche con Cirilo Gonzales y Enrique Arroyo, desde las 8 de la noche nos hizo cantar más de 50 temas de Mojocoya, y lo había grabado en cinta.

Los orígenes de El Mojeño

¿Y de ahí nace El Mojeño?

El Mojeño nace al día siguiente de lo que cantamos en Radio La Plata. El locutor era Don Jorge Revilla Aldana.

Abre su ventanilla, y nos dice: «¡oh!  señor Serrano, usted también había sabido cantar, yo pensé que solamente arbitraba fútbol. ¿Qué se llaman ustedes? Están aclamando por teléfono, felicitándoles. ¿Qué clase de música es la que están cantando?»

Y mi amigo Cirilo le dice: «somos de Mojocoya, Los Mojocoyeños» «¡No!», le digo, «es muy largo ese nombre, póngale Los Mojeños».

Con ese nombre hemos estado unos dos o tres años, hasta que han fallecido mis compañeros. Hemos grabado los primeros discos el ‘68 en Discos Charcas.

Luego me llevaron a Discos Capital. Entonces yo he seguido con la música grabando por acá y por allá, en Cochabamba, en La Paz, en todas partes, pero ya con diferentes tocadores. Yo, siempre con mi charango.

Y las composiciones propias, ¿a partir de cuándo? ¿Cómo venían?

Mis composiciones salían desde mis 7 u 8 años, pero la música de mi tierra estaba guardada aquí (en la cabeza).

Tenía una virtud que Dios me ha dado, y en el Instituto de Música de Sucre me catalogaron como “autodidacta”. Porque yo no sé leer música, de la plaza hasta mi casa componía y escribía un tema.

Andaba siempre con mi libreta y mi bolígrafo, en el micro, en el carro, en el camino estaba escribiendo y componiendo. De esa manera he hecho más de 880 temas.

El legado musical

¿Los 880 están grabados?

En 51 años de trayecto musical están grabados en los discos de vinilo, en los videos, en los CD’s. De los cuales 140 son de mi propiedad, de mi autoría como compositor.

Eso está registrado en La Paz en Sobodaycom, Senapi, en el Departamento de Cultura de la Nación.

De allá nos mandan cada tres a cuatro meses un chequecito por Derechos de Autor. Cincuenta y tantos discos he grabado, varios de estos discos son de Discos Lauro de Cochabamba.

El Mojeño ¿sigue vigente en los escenarios?

Yo asisto con contratos a todas partes: Santa Cruz, Villazón, Yacuiba. Me llevan para amenizar fiestas.

Claro que voy con derecho a cobrar, no voy gratis. Nos pagan pasajes, alojamiento, y siempre estoy esperando cualquier oportunidad. Al mes, una o dos veces viajamos.

En YouTube vimos videos de El Mojeño en una página denominada “Redención Pampa”, y logramos observar que el tema “La viudita” es el más visto con aproximadamente 116 mil vistas. ¿Qué le parece?

El Primer video que realicé. A mí me contrataban los productores que hacían videos, y me llevaban al campo: Yotala, Yamparaez, a todas partes, ¿no? Iba con la guitarra y ellos colocaban dos o tres chicas cholitas para que bailen.

Varios temas los tengo realizados en video: El carnaval de Mojocoya, Cacharpayas, Chunquitos, Pascuas, de todo un poco.

Yo, cantando con dos guitarreros, y me iban filmando, filmando, filmando, y de esa manera producimos 7 videos (compilatorios).

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El Mojeño y Bolivia

El Mojeño se ha quedado arraigado en Bolivia. ¿Le gustaría viajar al exterior?

Me gustaría, por zonzo no he ido en 1980. Yo vivía en Cochabamba, y tenía mi tienda de música. Vendía discos de Lauro, Heriba, Discolandia (disqueras bolivianas).

Dos discos míos estaban en el muestrario, y entra uno de sombrero con sus auriculares, con su coca en el cachete, bien vestido – elegante.

Había sido español «¡Usted es éste!» Me dice. «Sí», le digo. «Ah… esta música yo escucho en España, póngamelo el disco». Pongo el disco y dice pues: «le hago un trato, yo le llevo a España a mi costa, todo pagado por mí, vamos… Usted lleva solamente el charango».

Y no he querido ir. Tenía miedo caerme al mar, tenía pena de mi mamá, de mis hijos ¿Cómo voy a ir tan lejos? Yo estoy conforme con lo que he hecho. Con lo que he representado a mi pueblo.

La música de mi población ahora está en vez de en mí, está en el exterior: España, Italia, Francia, Alemania, Argentina, en todas partes.

Desde España desde Italia me llaman a mi celular. Estamos escuchando su música Don Gerardo, le hablamos desde Italia. «¿Y de dónde usted tiene los discos?, ¿vino a Sucre?, ¡No pues! Del internet bajamos».

Producción discográfica

¿Cómo empieza El Mojeño a ser distribuidor de música?

Porque yo era representante de Discos Charcas. Viajaba a todas partes con la producción, e iba distribuyendo a las radios, a los institutos, a las escuelas – colegios para que conozcan la música.

Empezaron a pedir al mayor, y mandábamos a La Paz, Cochabamba, Villazón.

Y en cuanto a su propia producción discográfica, ¿El Mojeño sigue produciendo?

Grabé hasta 1996, porque ya cansa también ¿no? Además, no me conviene grabar y grabar porque al día siguiente ya lo copian, lo piratean.

Digamos que esta noche grabo un material nuevo, sale el disco mañana, pasado mañana está pirateado, en el Mercado Campesino lo están vendiendo a 3 o 4 pesos…

No conviene pues, tenemos una perdida grande. Ahora solamente vendo mis discos cuando me llaman de los institutos, por acá por allá, en las provincias.

Vienen, así como ustedes, y se llevan el material. Gracias a Dios recibo una pequeña jubilación.

El Mojeño, el Trovador

Volviendo a sus inicios, necesitamos saber más anécdotas de El Mojeño y su carrera musical. ¿Qué nos puede acotar?

Ya en el colegio decían los alumnos: “que cante Serrano”. Yo entonces cantaba en las Horas Cívicas.

A veces me pintaban bigotes, me colocaban sombrero de mejicano en los teatros donde iba a representar a mi escuela, y de esa manera me llamaron “El Cantorcito”.

Ya cuando tenía 10 u 11 años cantaba mejor. Yo desde niño escuchaba la música de mi pueblo. A mi papá, a mis abuelos, a mis tíos los oía cantar con su charango, y se me grabó aquí (en la mente).

También la veía cantar a mi mamá al cocinar, entonces dije: “qué bonita esta música”. Pero yo no cantaba eso pues, yo cantaba de Pedro Infante, Lucho Barrios.

Cuando ya me vine a la ciudad de Sucre, y empecé a grabar discos, lo saqué todo de la mente como si fuera un tesoro, una mina. Mi papá no quería que toque charango.

«Eso tocan los indios», me decía, «cómo vas a tocar charango, aprende a tocar una guitarra que es más decente. Una guitarra de España», me decía. Pero mientras él salía, yo sacaba su charango y lo hurgueteaba hasta aprenderlo.

Ya en Mojocoya, a mis 16 o 17 años, era un gran tocador, no había una fiesta que no me llevaban para que toque. Les he enseñado a muchos del pueblo: Rogelio Oña, Mario Padilla.

Cuando me vine a la ciudad era un poco más canchero, como ya tocaba guitarra en la radio era conocido como “El Trovador”, porque cantaba boleros, zambas, rancheras, Pedro Infante, Jorge Negrete.

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¿Usted revive e inmortaliza la música de su pueblo natal con sangre musicante?

La música de Mojocoya yo la he ido desenterrando, destapando, de mis abuelos, mi mamá, mi tío Aurelio, mi tío Casto, de todos los que tocaban.

Cantaban y yo escuchaba. Cuando tenía 12 o 13 añitos se me grababan los temas. Ya cuando tenía 17 o 18, mi mamá me enseñó algunos versos, algunos huayños.

Ella cantaba una partecita, pero yo le aumentaba letras. Me decía: «hijo estito no más sé», pero yo le iba aumentando.

Mi papá tocaba y cantaba. Yo le decía que me enseñara, y me respondía: «para qué pues, para que seas un borrachín». Y de esa manera ha nacido en mí la música de Mojocoya.

¿Qué canción que ha compuesto ha marcado su vida?

«La Viudita».

Recuerdos del pasado

¿Cuéntenos una breve historia sobre esa canción, qué recuerda?

“La Viudita” nace en 1954, antes que me venga a la ciudad. Viajábamos con recuas a Sopachuy, Padilla, El Billar con mis tíos y mi papá. Llegábamos a Tarabuquillo, y hacíamos una posta.

Nos alojábamos en un terreno baldío donde estaba el forraje para los animales. Había una callecita que entraba a la estación de bombeo de gasolina, tenía unas 3 ó 4 casitas.

Ahí estaba una chichería, y se iban como moscas a la miel mis tíos y todos los que viajaban con nosotros. ¿Por qué? Porque atendía una chola de unos 25 o 26 años toda de negro, bonita y hermosa…

Entonces, cuando no se recogían hasta las 11 o 12 de la noche, yo cuidando del alojamiento iba a recogerlos borrachos.

Al día siguiente proseguíamos el viaje, y todo el camino ellos hablan, iban hablando de la viuda, de la viudita: que a mí me ha aceptado, que yo la he agarrado, que de su manito, me ha dicho… hablaban.

Y mi primo Simón “El Zorro” Castro me decía: «tú, que eres diestro para componer y escribir, por qué no haces una estrofa para estos viejos».

Yo ahí le hice pues: “retrato de tú hermosura viudita/ como quisiera tener palomita / pal’ consuelo de mis penas viudita /cuando no te pueda ver palomita…” Dedicado a la viuda.

Cuando me vine de Mojocoya aquí (Sucre), empezamos a ensayar en la casa de la tía Trini. «¿Qué vamos a cantar ahora para ir a cantar a la casa de Don Rodolfo?» «Oye, yo tengo un temita», les digo, dos estrofitas tenía.

«Oye, qué bonito che. ¿De dónde es, quién te ha enseñado?» «No, yo no más he aprendido, yo no más me he inventado». Pero muy cortito, aumenta la letra. Tiene por eso 4 estrofas.

Una canción emblemática

¿Y qué prosigue luego de la emblemática canción?

De ahí he empezado a escribir, me gustaba escribir rimas, canciones. Hemos ido grabando y grabando y grabando.

Me han copiado varios artistas: Horizontes, Leopoldo Coronado, Los Masis, La Raza, Savia Andina, Zulma Yugar, Los de Pucara, K’ory Huayras, Boni Terán, etc.

Todo el mundo ha grabado mis temas, está registrado con mi nombre. Savia Andina ha grabado dos temas, uno que hice para mi papá («Papá Mizquicho»), y el otro que hice dedicado a todos los pueblitos por donde andaba («El Provinciano»).

La Zulma ha grabado “Nuestro Salaque”, Esther Marisol ha grabado “Kory Kenty”, Horizontes ha grabado diez temas.

Orlando Pozo ha grabado tres o cuatro temas, Bonanza ha grabado “El Soldadito”.

Yo les he dado: “cuando llamaron a los cuarteles, yo voluntario me presenté” ¿no ve? Así que muchos grupos de élite en Bolivia, y algunos grupos del norte de Argentina han grabado mis canciones.

¿Cómo nace la idea o inspiración de mezclar el idioma quechua en las canciones de El Mojeño ?

Mi música tiene que ir especialmente para las provincias, y como en Chuquisaca se habla el quechua, para que haya aceptación en el público. Porque mi música va para todas las capas sociales: para los castellanistas y para los quechuistas.

Y en la empresa donde grababa me decían ¿sabes hablar quechua? Claro que sé hablar.  Algunas cosas en quechua deberías grabar, así se vende el disco.

Porque venía gente del campo y les gustaba “El Chunquito”. Entonces la gente decía: «ah… eso es bonito, y en quechua». El “Salaque”, por ejemplo, una estrofa en castellano y otra en quechua, dice: “qué hermosa chola quisiera enamorarte, pero a vos no todavía porque te puedes contar”.

El Mojeño en la actualidad

¿Qué música escucha El Mojeño en la actualidad?

Ahora escucho de todo, generalmente los domingos desde las 9:00 de la mañana hasta las 12:00 tocan en Radio Loyola música variada: boleros, rancheras, zambas.

Y en la noche escucho en Radio Capital el programa “Melodías del Alma”, música antigua donde dan sus orígenes, sus autores, de cómo ha aparecido esa música, y cuando no hago nada me pongo a tocar la guitarra.

¿Cómo se siente en el presente?

Hace algunos meses me aparecieron unos dolorcitos en los dedos, artritis (me dijeron), pero yo sigo practicando. Ahora he tocado unos 15 minutos la guitarra. Pero el charango lo toco cualquier rato.

¿Su visión artística de nuestra Bolivia?

Nuestra Bolivia es totalmente folclórica, que interpreta música de “tierra adentro”.

Hay muchos bolivianos que desentrañan nuestra música, especialmente nuestra cueca, nuestro bailecito, el taquirari y el kaluyo. La música boliviana es bien requerida en el exterior.

Un mensaje de despedida

Un agradecimiento a toda la gente que gusta de mi música, especialmente a tu esposo (Alfonseka). Dile que lo aprecio. Lo he visto en el video de tu celular. Ojalá le guste lo que me has grabado.

Lo que hago es diferente a lo que él interpreta, pero uno que aprecia la música gusta de cualquier tipo de ritmo: boleros, blues, jazz, rock & roll.

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