La libertad tras las rejas

La Libertad Tras las Rejas – Rap en la carcel

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Mientras inicio este artículo sobre La libertad tras las rejas, recuerdo que han pasado tres años cuando en 2016 escribí especialmente un artículo para LaCarne Magazine sobre La Escuela Departamental de Hip Hop made in Bolivia.

Paralelamente iniciaba el Tallerap en el Recinto Penitenciario de San Pedro, que lo bauticé con el original nombre de La libertad tras las rejas.

A raíz de una inquietud filantrópica y altruista, he caminado con pesares culturales, levedades sociales, emociones de alto voltaje, alegrías depresivas y tristezas explícitas.

En muchos casos incomprendido por la familia o los amigos, desaprobado por las instituciones de poder, y desfragmentado por quien se siente aludido.

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La libertad tras las rejas

Cuando inicié el proyecto de hacer rap de cárcel con La libertad tras las rejas, poemas privados de libertad, rimas presas, canciones imputadas, y Hip Hop en situación de reo, sabía que me esperaba un arduo camino.

Es duro reflejarse con gente que ha decidido por la vida delincuencial, personas que eligieron la existencia criminal, pero sin miedo a nada que perder me metí de lleno en un campo malhechor, en un espacio bandolero, y en un área facinerosa, que tuvo un desenlace optimistamente cósmico.

Los primeros días en prisión

Durante el primer año (2016) en La libertad tras las rejas realizamos metódicamente reuniones de rap los sábados por la mañana, aproximadamente por dos meses, con una asistencia importante de los imputados y gente que quería sacar la palabra del alma para desahogarse, liberarse por medio de ritmos e instrumentales.

Sentados en círculo primeramente en el espacio de “Ekklesia” (nombre de una Iglesia Protestante Cristiana), con un amplio salón con sillas, pantalla LCD y equipo de sonido, iniciamos este viaje por la ruta del aprendizaje lírico, poético y artístico.

Pasamos posteriormente a la capilla del Recinto Penitenciario de San Pedro, para culminar las sesiones de escritura con repasos vocales de los textos redactados.

Categoría R
Categoría R

El primer verso que se marcó y consolidó como piedra fundamental del proyecto decía:

“Juntos con el rap, Hip Hop desde el Penal”, convirtiéndose en una especie de mantra para lo que tardaría en llegar: la grabación de las canciones. La falta de apoyo logístico me dejó en un “status quo” durante 2017 al 2018, al no lograr encontrar la posibilidad para registrar las letras en un computador.

Mágicamente, durante un proyecto radial por internet intitulado “La Noche con Marraketa Blindada” en Radio Cúspide, fue cuando entre septiembre – noviembre del 2018 conocí a un colega que hacía sus prácticas para acabar con la malla curricular de su carrera en la universidad.

Gustavo Roca era estudiante de Ingeniería de Sonido, y luego de grabarme un par de jingles radiales, sería convocado en abril del 2019 para ingresar a registrar el primer disco en la historia del Rap boliviano realizado en una cárcel gracias a La libertad tras las rejas.

D Street y Gus
D Street y Gus

Sembrando palabras de emancipación en medio de la privación

El Recinto Penitenciario de la ciudad de La Paz es motivo de curiosidad para propios y extraños. Un sitio turístico y de fama mundial debido a que es único en su funcionamiento por varios aspectos.

El principal, creo yo, es que los mismos “privados de libertad” son los que controlan, custodian y administran al interior del penal. Tiene su propia seguridad y nadie debe pasarse de la raya.

Se debe tomar en cuenta que hay niños y niñas que conviven con sus papás. La policía solamente se encarga de fiscalizar la entrada y salida de gente.

El hacinamiento de los imputados es fatal, creando un ambiente mucho más hostil, y quitando el oxígeno para poder rehabilitarse o tratar de sobrellevar la condena con dignidad.

Los que tienen plata gozan privilegios que son únicos, contrariamente a los que viven en indigencia o sin una celda, que, para ilustrar un poco al lector, son cuartitos medievales dentro de una especie de ciudadela estancada en el tiempo y espacio.

Evolución Privada
Evolución Privada

“San Pedro” es famoso por su corrupción sistemática, donde, en complicidad con las autoridades, se juega el narcotráfico, la prostitución y la decadencia del ser humano, sin posibilidades alternativas o propositivas: si caes ahí, estarás jodido.

En Bolivia la justicia es pésima y comprada, justificación para andar de mal en peor ahí dentro. Una vez logrado el permiso respectivo y oficial para ingresar a trabajar en el Tallerap, sabíamos claramente que nuestro objetivo era grabar durante las sesiones, sin distracciones, ni confusiones.

Metiéndole fuego a la palabra

Recinto Penitenciario de San Pedro
Recinto Penitenciario de San Pedro

En abril del presente año, durante 3 horas los días lunes y martes, se llevó a cabo la etapa de producción. Pasábamos el control policial entre jetas largas de los policías de turno, y miradas chuecas de la población.

Con uno que otro oficial que replicaba al ver los papeles y reconocer nuestras caras: “ah…están entrando a hacer rap, quiero escuchar eso cuando acaben”, o si no en tono más burlesco: “o sea que están grabando”, y soltando la letra del tema “Gimme tha Power” (Molotov), el guardia se ponía a rimar: “la policía me está extorsionando…”.

Nosotros, entre medias sonrisas y sudor frío, ingresábamos hacia las aulas de la Universidad Mayor de San Andrés, con la que llegó a un acuerdo la Gobernación Penitenciaria para educar a los interesados en ciertas ramas. Se cumplieron 7 jornadas de las 10 programadas, lográndose registrar 11 canciones para su posterior edición, mezcla y masterización.

Fueron tres personas que se animaron sin claudicar desde el inicio del tallerap, y le pusieron su alma al proyecto musical: Rodrigo Arroyo aka D Street, Rodrigo Pérez aka Fónico y Marcelino Poma aka Mc Humo.

Obviamente tuve que restringir la participación si se encontraban en consumo, actué de manera serena y rígida para efectivizar la grabación. Gustavo Roca traía el computador, el interface de audio, y un par de auriculares.

Alfonseka aportaba con el micrófono Beta Shure SM 58, junto a otro headphone. Fónico se prestaba de la capilla el pedestal. Prendíamos los equipos, conectábamos, cableábamos, y luego de la prueba de sonido: a hacer magia en ritmo y rima.

La Unión es la Fuerza

La libertad tras las rejas
La libertad tras las rejas

D Street y Fónico escribieron varios temas juntos. Al ser tocayos decidieron bautizarse con el nombre de “CATEGORÍA R” para presentarse como grupo a la hora de hacer arte. Aportaron a la creatividad con el logotipo “252 Lirikal Records” para difundir su música. Como anécdota, puedo acotar que el número 252 es el código judicial para los imputados por asesinato.

Fónico y Mc Humo encontraron mayor afinidad entre letras & beats, consolidándose como dúo llamado “Evolución Privada”, y realizando actuaciones en diferentes ocasiones y locaciones (al interior y exterior del Penal). Cerraron con broche de oro las sesiones de grabación.

El resultado de la producción se ha masterizado en un disco inédito con el siguiente tracklist: 01 Prejuicio (Categoría R) 02 La Libertad tras las rejas (Alfonseka) 03 Presidio (Categoría R) 04 Privado de Libertad (Alfonseka) 05 Equivocado (Fónico) 06 Máscaras (Categoría R) 07 TheEnd (Categoría R) 08 Villano (Categoría R) 09 Con la frente en alto (Evolución Privada) 10 Contradicciones (Evolución Privada) y el bonus track: Oren Por mi Alma (Fónico).

El cover art lo realizó el camarada DAS (guitarrista de la banda Anarkotizados), quien se mandó la iniciativa artística luego de oír un par de temas promocionales vía whatsapp.

La gente que ha escuchado el material, al saber que es un trabajo auto gestionado, independiente y ad honorem, lo ha podido disfrutar plenamente en libertad.

Sobrevalorando el producto y apreciando el contenido ante todo lírico. Resumiendo, la producción en una sola y bella palabra: sinceridad.

El 24 de septiembre es el día del preso en Bolivia, y este artículo va dedicado como regalo a los talleristas privados de libertad con los que encontramos momentos de luminosidad, compartimos risas y llantos, esperanzas y desesperanzas, penas y alegrías, sueños y pesadillas, anhelos y derroteros.

Formamos un equipo dentro de una “Escuela” que yace en el Ajayu (Espíritu), y fundamentalmente nos escuchamos, conocimos y liberamos (gracias al Hip Hop) entre los muros de la cárcel más singular de la capital boliviana: “SAN PETER”, como se le dice popularmente.

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