En la anterior entrega (Ver aquí) dejábamos a Miles Davis sumido en un huracán de sonidos derivados del Bebop, que aportaron a la historia de Jazz importantes cambios, y un bagaje de nuevos artistas que irán absorbiendo todas estas enseñanzas.
Pero a Miles Davis toda esta evolución del Jazz moderno, pasados unos años, se le hacía repetitiva, así que como buen genio que era empezó una búsqueda de nuevas direcciones musicales, apartándose poco a poco de la esfera principal, y observando desde su “atalaya trompetil”.
Estudiaba y adaptaba los nuevos sonidos a los que él tenía en la cabeza, escuchaba otras músicas, y estaba muy pendiente de la producción de las nuevas promesas del Jazz…, y ya veréis lo que sale de ahí.
La vertiente eléctrica de Miles Davis
Miles Davis se movía a la vez que los tiempos que vivía, y si esos tiempos traían aires electrificados, pues ahí de cabeza que se metía sin ningún tipo de reparo. Así avanzan los años 60 para nuestro artista, que se ve completamente fascinado con la música electrificada y la manipulación que los ingenieros hacían con el sonido en los estudios.
Ya hemos dicho que este amigo no se estaba quieto, así que a mediados de los 60 empezó a rodearse de jóvenes y prometedores músicos, a los cuales arrastraba a su locura creativa, pero de los que también aprendía mucho.
Dos de ellos serán Wayne Shorter (que sustituyó a John Coltrane) y Herbie Hancock, con quien formó un combo importantísimo para la historia del Jazz, pues juntos emprenderán una nueva dirección musical que ya miraba hacia el Funk y el Rock.
Nos encontramos con grabaciones de canciones ya editadas, como So What o Milestones, pero con un toque diferente. Una prueba de todo esto es el disco Miles Smiles (1967), que ya nos lleva a composiciones donde están muy presentes las personalidades de todos los músicos. Aquí todos influenciaban en todos.
Y así iba componiendo sonidos cada vez más diferentes, incluyendo gran cantidad de músicos (hasta 12), percusiones y pianos eléctricos, que darán una nueva estructura a las melodías de Miles Davis. Había mucha más flexibilidad rítmica. Y aquí es donde señalaremos el nuevo “invento” de Miles Davis: la electrificación del Jazz.
En 1968 grabó Filles de Kilimanjaro, adoptando ya la vertiente eléctrica, pero ¿cómo hizo esto?, pues puso a Herbie Hancock al piano eléctrico, y también electrificó el bajo, algo que ahora nos parece muy simple, pero a nadie se le había ocurrido antes (en el Jazz).
Sin embargo, esta música con tanto trabajo en el estudio era casi imposible de interpretar en directo. Pero ahí es nada, eh, que aquí el amigo se las ingenió para tocar la trompeta amplificada en el estudio, transformándola de un instrumento acústico a uno eléctrico. No me digáis que no es para echarle de comer a parte…
Con todo esto quería abrir el Jazz a un público más amplio, y empezó a experimentar con músicas más populares y a fusionar. Decidió actuar frente a 6000 hippies como telonero de The Grateful Dead, consiguiendo que le llamaran como primera figura de estos festivales de rock.
No os creáis que hacía conciertos con canciones del tipo Milestones. No, no. Éste estaba ya metidísimo en el mundillo del rock y la electrónica, combinaba música callejera con ritmos orientales y africanos, y todo aquel sonido con el que pudiera experimentar.
Incluso tocaba la trompeta amplificada con un wah-wah. Esto del Jazz Fusión es otro de los hitos de Miles Davis. Pensad que hasta ese momento la fusión no se había tocado mucho, pero ahí estaba nuestro hombrecillo con su trompeta para no dejar pasar la oportunidad. Y, claro, todo esto tenía a los críticos de Jazz (y de música en general) completamente desorientados… ¡Bien por ti, Miles!
La época más oscura de Miles Davis
Sin embargo, por mucho que se acercara, no era sobrenatural, y pronto su salud empezó a deteriorarse. Debemos hacer un inciso para explicar que, una vez más, Miles Davis jugó hasta quemarse con las drogas.
A partir de 1949 no puede controlar su adicción a la heroína, y durante 4 años vivirá una especie de doble vida, pues serán años en los que adquiere mucha fama, pero su música se volvió completamente mediocre. Además, moría Bird…
Sin embargo, consiguió reponerse y tirar para adelante. Lo que nos lleva a mediados de los 70, completamente enganchado, esta vez a la cocaína, es operado de una vesícula, tiene un accidente donde se le rompieron dos costillas, y le tienen que extirpar un ganglio en la laringe.
Así, llega la época más oscura (y desconocida) de Miles Davis. Entre 1975 y 1980 se mantuvo recluido en su casa, sin tocar nada e incluso estuvo encarcelado por no pagar la pensión a su exmujer. Todo el mundo pensaba que Miles estaba muerto. Pero no, en 1980 regresa a la escena musical como un volcán en activo.
Sus primeras apariciones fueron un poco decepcionantes. Se notaba que después de esos años de parón había perdido práctica y técnica labial, pero para el estudio que se fue, acompañado de guitarras eléctricas, pianos, sintetizadores, saxos sopranos, bajos, batería, percusiones y voces.
Y así es como se adentrará en una gira que le llevó incluso hasta Tokio.
El nuevo estilo fusión de Miles Davis
Con unas ganas enormes, Miles Davis no solo recuperó su antiguo dominio con la trompeta, sino que se adentra de nuevo a la búsqueda de nuevos estilos musicales una vez más (¿lleváis la cuenta?). Era el momento de explotar la fusión. Así se pone a jugar con diferentes figuras rítmicas, se libera de la sordina y toca la trompeta en abierto, acelerando de manera dramática la velocidad de las notas.
Además combina elementos acústicos y electrónicos con ritmos regulares donde se mezclaban la composición y la improvisación. Ahora sí, consigue llevar el Jazz Fusión al directo sin que le faltase algún elemento.
Y así se va a acercando a nuevos estilos como el Funk, el Rock, el Soul, el Hip-Hop o el Zouk (ritmo caribeño), creando una fusión, para que nos vamos a engañar, complicadilla, con sintetizadores por todos lados y sonidos jazz/fusión que se entremezclan.
Primero se grababan diferentes segmentos de sonidos ya sintetizados en solitario, después se grababan segmentos de caja de ritmos, instrumentos de percusión y teclado; después Miles Davis registraba los solos que uniría a esa primera grabación, y, después, los técnicos lo unían todo, incluyendo a veces sonidos programados.
En mi cabeza suena como si el Jazz y el estilo fusionado hubieran tenido una noche loca estando los dos muy borrachos.
A mí, personalmente, no me gustan mucho estas grabaciones, no creo que tenga capacidad musical para apreciar lo que está haciendo, pero sí entiendo la revolución que esto significa a la musica contemporánea, y, por supuesto, el salto cualitativo que todo esto representa, sobre todo si hablamos de una música (el Jazz) que comenzó repudiada a los clubs de alterne del Sur norteamericano, y siempre al servicio de la sociedad blanca.
Pues Miles Davis llegó y dijo “si yo lo toco, hago con ello lo que me dé la gana”, y vaya si lo hizo (aunque, a veces solo lo entendiese él… Te lo perdonamos, Miles).
En propias palabras del músico: “Me dan pena esos jazzmen de hoy que siguen tocando en el mismo patrón que empleábamos tiempo atrás […] Me encantan los desafíos, con ellos cobro nueva energía. La música siempre me ha ofrecido consuelo espiritual […] Sigo aprendiendo algo nuevo todos los días”.
El ocaso de Miles Davis
El 28 de septiembre de 1991, con 65 años y poco después de realizar una memorable actuación en el Festival de Montreux, su vida se apagó para siempre en un hospital de Santa Mónica, California, debido a una neumonía mal curada y un repentino ataque cardíaco. Dejaba un disco póstumo, Doo-Bop.
Miles Davis nos proporciona, con su trompeta, una herramienta imprescindible para entender la evolución del Jazz a partir de la segunda mitad del pasado siglo XX.
Teniendo muy presente la tradición que arrastraba (en sus propias palabras: “No puedes tocar nada con la trompeta que Louis Armstrong no haya tocado ya antes”), quiso hacer música, primero para disfrute de los músicos (sin pensar tanto en agradar a público y crítica), y, después, para sí mismo.
Nacido del Bebop (y toda su liberación con respecto al entretenimiento blanco), acabará con las dictaduras musicales impuestas en cada época yendo un pasito (u 8) más allá.
No os preocupéis por intentar entender los cambios musicales de Miles Davis, simplemente escuchadlos y dejaos llevar por su sonido, sólo así se puede comprender la magnificencia de este genio.
Larga vida al legado (que os anexo) de The Prince of Darkness.
Discografía: https://rateyourmusic.com/artist/miles-davis
Encontrarás más música y grupos de Jazz AQUÍ y más artículos de investigación AQUÍ.
Raro que este post de Miles Davis no incluya a Easy Mo Bee, que fue quien le ayudo a fusionar jazz con hip-hop si no lo conoces, ha sido productor de muchos artistas de éxito y sus instrumentales son obras de arte.
Un saludo y suerte con la web!
Toda la razón; la carrera de Miles Davis es tan extensa que se me hacía casi imposible nombras todas las referencias, por eso, gracias por tu aportación!
Un saludo