Ry Cooder, la historia del maestro del slide

Es posible que el nombre de Ry Cooder no os suene demasiado, pero no por ello deja de ser una figura destacada dentro de la música. A pesar de su escasa fama, Ry Cooder está considerado como uno de los mejores guitarristas, además de ser uno de los mejores en dominar la técnica del slide.

Su estilo en inimitable y único, y tiene una gran predilección por los sonidos precedentes de su tierra natal, el Blues, el Folk, el Country, el Blues o el Tex Mex, pero también ha experimentado con otros sonidos, como por ejemplo la música caribeña.

Ry Cooder es sinónimo de calidad, y son muchos los músicos que han contado con él como músico de estudio para sus trabajos. A lo largo de su carrera musical ha trabajado con grandes artistas, pero también cuenta con una abundante discografía en solitario, y una destacada producción de bandas sonoras para la gran pantalla.

Este fantástico guitarrista puede que haya pasado desapercibido y de puntillas, sin hacer ruido, y es que Ry Cooder es un hombre discreto y ha hecho siempre la música que ha querido y que le ha gustado, sin tener en cuenta las modas, las críticas o los gustos musicales. A pesar de que su fama no es tan grande como la de otros artistas, Cooder cuenta con una fantástica calidad musical, y una sinceridad con la que se ha posicionado en los primeros puestos de los mejores guitarristas.

Os invitamos, tanto si conocéis a Ry Cooder como si no, a dar un pequeño repaso por su trayectoria como músico de estudio, como solista, y su incursión en el cine haciendo bandas sonoras. Además os contaremos los detalles de The Prodigal Son, su último trabajo publicado en 2018.

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Ry Cooder, el gran maestro del Slide

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Desde que era muy pequeño, Ry Cooder ya mostraba cierto interés por la música, y, en lugar de venir con un pan bajo el brazo, Ry llegó con una guitarra. El ambiente familiar también influyó en él, sobre todo teniendo un padre guitarrista y gran coleccionista de vinilos.

Ry se crió escuchando baladas y canciones de temática romántica, y escuchaba frecuentemente música Western y Country en la radio. Su padre fue el que empezó a introducirle en la música, enseñándole los primeros acordes de la guitarra.

Su pasión por las seis cuerdas siguió a medida que el joven Ry iba creciendo, y pronto se convirtió en todo un maestro de la guitarra. Seguía mejorando cada vez más, y estudiaba numerosas técnicas de guitarra, especializándose sobre todo en el slide, ya sabéis, ese sonido que produce la guitarra cuando se pisan los trastes con un dedal o tubo de acero/pvc.

Empezó su trayectoria musical formando parte de algunas bandas como Captain Beefheart’s Magics o Taj Mahal, pero fue un poco más allá buscando e investigando con otros sonidos. Trabajó con artistas de Mali como Ali Farke Toure, pero también con músicos procedentes de otros países y de otras culturas como India, Japón, Hawai, Cuba, empapándose de todo su folklore musical.

Ry Cooder, de músico de estudio a músico en solitario

Tras su paso por diferentes bandas, Ry Cooder decide darse a conocer como músico profesional, y le contratan para algunas actuaciones en un famoso local de Los Ángeles. Durante este periodo, Ry conoció a muchos otros músicos de Soul, de Blues y de Country y de todos ellos apredió siempre algo. Formó algunas bandas, entre ellas un dueto junto a Jackie DeShannon, y fue guitarrista oficial en Rising Sons.

Con esta última formación grabaron un par de singles, pero el resultado obtenido no fue el esperado. Este jarro de agua fría no detuvo a Ry Cooder, ni a él ni a su carrera, pues durante algunos años estuvo trabajando y ganándose la vida como músico de estudio.

¿Os podéis hacer una idea de la de músicos que concoció en esta época? Como decíamos antes, era músico de grabación, y allí estaba preparado con su guitarra para grabar con el que hiciera falta, y así lo hizo con Phil Ochs, con el músico y también arreglista Jack Nitzche entre otros, e incluso con los mismísimos Rolling Stones. Una etapa muy enriquecedora, porque además Ry (que era muy observador y aprendía rápido), gracias a su frecuente paso por el estudio de grabación, aprendió todos los entresijos y técnicas.

Aquí os dejamos el tema de los Rolling Stones en el que Ry Cooder participó, el tema Love In Vain, incluido en el disco Let It Bleed y publicado por sus satánicas majestades en el año 69.

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Así fue como Ry Cooder se ganó la vida a lo largo de los años 60, hasta que en 1970 decide publicar una serie de trabajos en solitario, en los que el maestro del slide exploraba los sonidos y las raíces del Gospel, el Country, el Jazz, el Rythm And Blues o el propio Blues. Y todo ello lo fusionaba con el World Music con el que había experimentado tanto en otras formaciones como con artistas.

Todo ello lo plasmó en un disco que publicó ese mismo año, y que llevaba por título su propio nombre artístico, Ry Cooder. En este primer trabajo, Ry nos muestra su potencial como artista, aunque aún le quedaba mucho que aprender en cuanto a la producción del disco, pues el sonido de este primer trabajo carece aún de algunos detalles.

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Pero eso no era problema para Ry, siguió trabajando en nuevas composiciones, y en el año 72 publica Into The Purple Valley. En este trabajo el guitarrista rescata las melodías de los años 30, una época conocida como la Gran Depresión americana, a las que da su particular toque con algunos arreglos.

Un trabajo en el que Ry hace un homenaje a la tradición más bluesera, con temas clásicos como On A Monday, Vigilante Man o Billy The Kid entre otros muchos.

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Desde que Ry Cooder publicara este trabajo, mostró que, además de ser un excelente músico, podía estar al frente de una banda como frontman. Estaba dispuesto a asumir cualquier reto, compaginando su carrera como solista con su carrera como músico de estudio.

Tenían una sed insaciable de perfeccionar su música, preocupado siempre por los detalles de cada textura sonora, de cada sensación y de cada nota. Ry Cooder es de esos músicos que siempre quiere hacer más y más arreglos, de un perfeccionismo incomprensible que nunca está conforme con el resultado. Pero su discografía nos muestra que Cooder es un auténtico virtuoso, y que su música es simplemente perfecta.

Durante los años 70 siguió con su producción discográfica con discos como Paradise and Lunch, publicado en 1974; Showtime, publicado en el 77; Bop Till You Drop en el año 79, y tantos otros en los que nos encontramos con un Ry Cooper que juega con los sonidos de distintos estilos musicales. Con cada trabajo, Ry Cooder hacía giras de presentación, pero aun así, su fama nunca llegó a ser tan grande como para ser un músico de culto.

Pero a Ry lo de la fama de daba un poco igual, él era músico, y por suerte trabajaba de ello. Entrado ya el año 80, publicó su trabajo Border Line, pero al mimsmo tiempo comenzó a sentir curiosidad por las bandas sonoras, y comenzó a trabajar en algunas partituras para varias películas.

Ry Cooder y su incursión en el cine como compositor de bandas sonoras

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El estilo y el lenguaje musical de Ry Cooder se adaptaba a la perfección al mundo cinematográfico, donde la temática del contenido eran tan diversa que Ry podía desplegar toda su creatividad.

Trabajó en la banda sonora de la película The Long Riders, del director Walter Hill, su primer gran trabajo como compositor de bandas sonoras. La película fue un estrepitoso fracaso, y la verdad es que sólo se salva la música compuesta por Ry. Tras su primera gran incursión en el cine, en el año 82 compuso la banda sonora para la película del director Tony Richardson, La Frontera (que tampoco es que fuera un peliculón).

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Pero no penséis que Ry se dedicaba solo y exclusivamente a componer bandas sonoras, para nada. Ry Cooder es un músico inquieto y muy creativo, y ese mismo año que compuso la banda sonora para La Frontera, publicó su disco The Slide Area.

En este trabajo, el guitarrista incluye algunos temas publicados en anteriores discos, algunas versiones y temas compuestos por el propio Ry. De entre todos destacan dos versiones maravillosas, una de ella es la que hace del tema Blue Suede Shoes, del también estadounidense Carl Perkins; y la otra, es una versión de I Need A Woman del gran Bob Dylan.

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Pero que sacara un álbum nuevo tampoco quería decir que hubiera abandonado el cine, pues compaginaba ambos trabajos y siguió trabajando en bandas sonoras.

De hecho, el sector cinematográfico parece que se le daba bastante bien, y fue en el 85 cuando llegó uno de los mayores éxitos de Ry como compostior, y una de sus obras maestras, la banda sonora de París, Texas del director Wim Wenders, una banda sonora en la que podréis disfrutar de ese fantástico slide de Ry.

Los milenials quizás no, pero seguro que a algunos os suena este tema que formaba parte de la cabecera de un programa llamado Documentos T.V.

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Compaginar su carrera como solista y su trabajo como compositor de BSO no resultaba tan sencillo, y tuvo que dejar temporalmente un poco apartada su carrera en solitario. Siguió trabajando como compositor de bandas sonoras unos años más, dejando su huella sonora en películas como Crossroads, Music from Alamo Bay o Blue City, hasta que en el 87 retoma nuevamente su carrera en solitario publicando un nuevo trabajo.

No sabemos de dónde sacaba el tiempo, pero Get Rhythm, este nuevo trabajo publicado en el 87, a Ry le dio tiempo incluso de reunir a un par de amigos para que colaboraran con él en este disco, amigos que no eran otros que Jim Keltner y Flaco Jiménez. En este trabajo, Cooder incluye, como viene siendo habitual en otros trabajos publicados, algunas versiones (en este caso) de Chuck Berry, Johnny Cash o Elvis Presley.

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The Prodigal Son, el último trabajo de Ry Cooder

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Para Ry Cooder no debió ser fácil compaginar esos dos trabajos ya mencionados, al que además habría que añadir su colaboración con otros artistas y bandas. A pesar de todo, y tras casi 20 años después de su último trabajo en solitario, Ry sorprende con un nuevo disco llamado Chávez Ravine.

Este trabajo formaría parte de una trilogía basada fundamentalmente en la cultura de California, la segunda parte llegó en 2007 bajo el título My Name Is Buddy, y en 2008 lo hizo I, Flathead, este último acompañado de una novela.

A esa trilogía le siguieron nuevas publicaciones, entre las que podemos encontrar Pull Up Some Dust and Sit Down que salió en el año 2011, año en el que Ry Cooder también publicó una serie de cortos. Un año después llegó Election Special, y en el año 2013 ve la luz su segundo trabajo en directo, Live In San Francisco.

El último trabajo de Ry Cooder hasta el momento es The Prodigal Son, publicado en el año 2018. Un disco en el que encontramos mucho Blues, seña de indentidad de Cooder, pero también algunas canciones gospel tradicionales.

Este trabajo es una vuelta a los sonidos de sus primeros trabajos, a sus orígenes, y a esos primeros discos en los que encontrábamos una mezcla maravillosa de Country, Gospel y Blues. Cuenta con todo lo que Ry Cooder es como músico, un apasionado de la música de raíces, de la tradición musical americana, que además tiene la capacidad de darle un toque de actulidad basada en su personal estilo.

Temas rescatados del pasado mezclados por la batidora de Cooder, en la que encontramos maravillosas versiones como Straight Street, un clásico del año 55; Tattler, un canción del año 74; y una de las que más nos gusta, un clásico del mítico Blind Willie Johnston, Nobody’s Fault But Mine.

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Además de versiones, Ry Cooder ha incluido temas originales, concretamente tres canciones: Shrinking Man, Gentrification y Jesus and Woody. Ry también nos da una magistral clase de historia musical rescatando un Gospel que cuenta con más de 90 años, una canción llamada You Must Unload, y que pone los pelos de punta.

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El álbum está compuesto en su mayoría por versiones, aunque en realidad podríamos hablar de nuevos temas gracias a la magia de la guitarra de Ry Cooder, que ha tratado los temas con mucha clase y respeto. Os recordamos que estamos hablando de un señor que cuenta con 74 años, que aún sigue sorprendiéndonos con cada disco.

Para este trabajo, Ry Cooder ha contado con la colaboración de Joachim Cooder, su hijo, que, además de hacer de productor, ha tocado la batería en este disco.

Un álbum cien por cien recomendable que nos transporta a sonidos del siglo pasado, y al mismo tiempo encontramos esas sonoridades de la música más contemporánea, una música que une pasado y presente en la que no importa la época en la que se escuche.

Ry Cooder sigue en forma, y ojalá sea así durante muchos años más. Quién sabe, puede que vuelva a sorprendernos con nuevo material o próximas fechas de conciertos, así que no dudéis en visitar su Website y redes sociales Facebook e Instagram para estar al tanto de todas las novedades.

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